México, un país donde rige
la injusticia, señala
Luis Villoro en el foro
realizado en Chiapas
Dignificar la vida de campesinos y obreros, meta del encuentro contra la impunidad
Los grandes empresarios y el gobierno están dispuestos a quitarnos todo, señala una asistente
Integrantes de la junta de buen gobierno durante el discurso inaugural del encuentro contra la impunidadFoto Moysés Zúñiga Santiago
Hermann Bellinghausen
El filósofo Luis Villoro es breve y tajante: “México es un país donde rige la injusticia. Ese es un hecho”. Como uno de los participantes inaugurales del Encuentro Americano contra
Para debatir y buscar estrategias contra este flagelo recurrente en la vida de los pueblos de América se reúnen este fin de semana cerca de 350 participantes de algunas de las naciones más heridas por la desigualdad, la represión y el olvido. Tristemente, México ofrece muchísimos ejemplos.
Al recibir a los participantes, la junta de buen gobierno (JBG) Corazón del arcoiris de la esperanza manifiesta su deseo de que el encuentro eleve “el ánimo de seguir” y que, “por los dolores y miseria que sufre México, propongan cosas bonitas para dignificar la vida de los trabajadores del campo y la ciudad”.
A nombre de
El intelectual y activista peruano Hugo Blanco trae en la punta de la lengua el episodio más reciente de esta cadena de crímenes, ocurrido hace apenas dos semanas en la selva amazónica de su país: el ataque por aire y tierra ordenado por el “gobernante terrorista” Alan García, en Bagua, contra la protesta de los indígenas del área, “los más primitivos desde el punto de vista occidental, pero también los menos contaminados por los males del mundo moderno”.
Estos pueblos, que ocupan una parte importante del territorio peruano, “no fueron conquistados por los incas ni por los conquistadores españoles”, sufrieron y evadieron la esclavitud de los caucheros y madereros, y “son los que están dando ejemplo al Perú y una lección a los demás países”.
La principal lucha en Perú “es la defensa del medio ambiente”, en el sentido más amplio y paradigmático: “No sólo usurpan nuestra riqueza, están destruyendo la naturaleza”. Blanco reseñó brevemente la masacre que ha recorrido el mundo estos días, y que dista de ser una derrota para los pueblos. “La lucha no ha cesado”. Haciendo eco a lo expresado por
Camilo dos Santos, del Movimiento de los Sin Tierra, de Brasil, destaca que la lucha contra la impunidad “se inserta en la lucha mayor de clases”, en una situación donde el Estado es sólo “un comité de la burguesía”.
Para “abrir con broche de oro” la sesión plenaria (como dijo en su presentación la pintora chileno-mexicana Beatriz Aurora), la cantante María Inés Ochoa interpretó, a capella y con su voz extraordinaria, Para ti compañera, inspirada por las mujeres zapatistas.
Carlos Fazio habla sobre la violencia, la memoria y la impunidad en el contexto general de las experiencias latinoamericanas, y es seguido por Martín Almada, profesor y activista paraguayo que jugó un papel importante en la develación de la infausta Operación Cóndor, de criminales consecuencias en su país, y que se extendió a toda el área sur en los años setenta. Almada recordó los orígenes de la represión en Paraguay experimentados en carne propia.
La impunidad atraviesa fronteras, no sólo en la redes establecidas por las dictaduras del sur, sino también por la constante participación del imperio estadunidense. Eso lo deja claro el cubano Humberto Miranda al señalar cómo las acciones terroristas contra su país han sido propiciadas y protegidas por los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
Por parte del Congreso Nacional Indígena, Juan Chávez da lectura a la declaración de Santa María Ostula, emitida hace una semana desde la costa de Michoacán, en evidente sincronía con lo que se discute aquí: “En el contexto de los tratados de libre comercio, las reformas constitucionales y legales promovidas por los malos gobiernos a través de legisladores de todos los partidos, han aprobado la modificación de leyes y de nuestra Constitución de 1917, poniendo en el mercado nuestras tierras, recursos naturales, conocimientos y saberes. Desconocemos, como pueblos indígenas, este conjunto de reformas que ponen en riesgo la integridad de nuestros pueblos y la vida misma de los seres humanos”.
Luis Villoro, al reflexionar sobre las insuficiencias del viejo indigenismo, ofrece una clave para combatir la impunidad y la injusticia: “La aceptación de una realidad, que México es un país plural de pueblos diferentes”. Y de ahí, una “no represión” del Estado.