El Hopital de Los Hipólitos en Querétaro

Hospital Real de San José de Gracia  

La descripción de Querétaro de 1582, nos señala que en ese siglo XVl había en Querétaro un hospital para beneficio de los naturales y españoles pobres, fundado por Conín a instancias de los franciscanos residentes en el incipiente convento-doctrina. 

Este hospital contaba, entre sus propiedades, con una estancia de 900 ovejas, donadas por el propio Conín y con una viña, entregada por otras personas, para el sostenimiento de los enfermos pobres. El hijo de Conín Diego de Tapia, junto con otros caciques de Querétaro, fundó un nuevo hospital en lo que ahora es la esquina de la calle Real y la de Locutorios, Madero y Allende, en nuestros días, en un solar que era de su propiedad, 

Este hospital se abrió en 1586 y su edificio era suficiente en ese entonces para las necesidades y se puso en servicio una vez que se tuvo los bienes necesarias para su sostenimiento. Por cédula real del 22 de mayo de 1622 el rey de España acepta el patronato de este hospital y dispone se empleen los diezmo de Querétaro, en noveno y medio, suficientes para su sostenimiento. 

El hospital se dedicó al la devoción de San José y al aceptar el rey su patronazgo, se le tituló Hospital Real de San José de Gracia. Estuvo administrado al principio por los propios naturales de Querétaro, debiendo rendir cuentas al Arzobispo de México. La atención espiritual estaba a cargo del cura de Querétaro, entonces parte del convento y templo de San Francisco. 

Los naturales consideraban este hospital, desde su fundación hecha por Conín, como obra suya y junto con ellos los franciscanos, se opusieron a que fuera entregado este servicio a los Hermanos Hipólitos. Fue en 1624 cuando es entregado para su administración y servicio,  con grandes dificultades, por la oposición que había para ello, por el Alcalde Mayor de Querétaro y al Provincial de los Hipólitos, Fray Juan Rossón a quien hizo tomar posesión del ya arruinado hospital. 

Los Hipólitos rehabilitaron el edificio y pidieron al rey les concediera en administración,  los bienes que tenía el hospital y  poder pedir “limosnas” para su reconstrucción y mantenimiento. 

Al reconstruirse el edificio nuevamente, esta vez por los Hipólitos, se construyó una sala para indios, otra para indias, una más, para hombres españoles, un gran refectorio, amplios corredores, habitaciones para los hermanos y lugar para oficinas. 

La iglesia se construyó nueva, con un bello retablo principal dedicado a la Inmaculada Concepción y cinco más colaterales dedicados a la Virgen de Guadalupe, a la Virgen de la Soledad, a Santa Catalina,  a Nuestra Señora del Pueblito y contaba con una imagen de un Ecce Hommo, muy venerada en la ciudad. 

En 1652 Querétaro contaba con un gran Hospital y una bien dotada botica, debido a la generosidad del pueblo de Querétaro y el Hospital cambia de nombre por el de Hospital Real de la Inmaculada Concepción, que ahora ocupa la oficina de Telégrafos Nacionales y el templo de San José de Gracia, en el mismo lugar que lo iniciara el hijo de Conín, Diego de Tapia. 

Hacia 1690  los bienes del hospital ascendían a $2,385.00 pesos anuales y los servicios hospitalarios fueron inmejorables para su época. Seguía dirigido por un Hipólito, llamado Hermano Mayor y por médicos-quirúrgicos, también de la orden de los Hipólitos. 

Se han encontrado manuscritos de medicina, pero el libro de medicina escrito por los Hipólitos de Querétaro, basado principalmente en los conocimientos de medicina de los naturales de Querétaro y de la práctica médica, del que hay referencia en la crónica de este hospital, se ha perdido. 

El Hospital fue mejorado en su edificio quedando de dos plantas y un patio principal con arquería en las dos plantas y una fuente al centro, como lo conocemos ahora. 

En 1726 se concluyó la iglesia, debido al celo de Fray Miguel de Valdivieso y Plaza, la enfermería y convento se terminaron  en 1766, estando separados los servicios para los naturales y para los españoles. 

Para fines del siglo XVll los Hipólitos fueron acusados a la Santa Inquisición por malversación de fondos y fueron suplidos durante el juicio por los sacerdotes de la Congregación de Clérigos de Nuestra Señora de Guadalupe, quienes lo administraron en cuanto al dinero y doctrina, dejando el servicio de los enfermos a los Hermanos Juaninos. 

Los Hipólitos ganaron el juicio y al cabo de dos años, en 1693, les fue devuelto el hospital. 

Para 1808, después de dos siglos de uso, su capacidad era insuficiente para el crecimiento de la población y su ubicación se volvía nociva debido a que había quedado en el centro de la ciudad. 

Los Hipólitos y las autoridades planearon un hospital nuevo, fuera de la ciudad, con todos los adelantos de la época y calculado su costo en más de 116 mil pesos, pero no se pudo realizar por su alto costo.  

Para 1820 dictaron la supresión de los Hipólitos, y el hospital quedó abandonado, en 1821, en el México independiente, siguió operando con médicos civiles y para 1863 fue trasladado al Beaterio de Santa Rosa de Viterbo, donde habían sido exclaustradas, por las leyes de reforma, las religiosas y en 1962 el gobierno construyó el llamado Hospital Civil, con 150 camas. 

En los años de 1878 a 1882    el Padre Francisco Figueroa rescató el templo y el convento, del cual hizo una casa para ejercicios y el templo fue reedificado.  

Convento de Santa Teresa de Jesús de Carmelitas Descalzos. El Carmen E

En el año de 1614 se funda en esta ciudad, con la contrariedad de los franciscanos, el convento de los carmelitas descalzos, de la provincia de San Alberto de México, siendo Papa Paulo V y rey de España Felipe lll y su primera construcción de las tres que tuvo, fue a cargo de Francisco de Chavida. 

Su primer prior fue Fray Pedro de la Concepción y el gran arquitecto creador de los planos fue el fraile, Andrés de San Miguel. Para esta fundación donó su casa y el quinto de sus bienes, la Sra. Isabel González, esposa de Francisco de Medina. 

Posteriormente el convento fue ampliado gracias al benefactor, Juan Caballero y Osio quien lo dotó de todo los accesorios necesarios, incluyendo el famoso Cristo, conocido como “El Señor de los Trabajos”. 

El templo y convento del Carmen fue por tercera vez reedificado, debido a ser muy chico y obscuro, al decir de los frailes. Esta vez por los propios carmelitas, terminando el claustro en 1756 y el templo en 1759, con muy bellos colaterales. 

En el año de 1755 el Capitán de la Acordada, José Velásquez de Lorea, fundó una cofradía para el culto al Santo Cristo de los Trabajos o de otra manera llamado “El Señor de Santa Teresa”. 

Se venera en este templo una maravillosa imagen, obra grandiosa de  Mariano Perrusquía, está en el nicho principal del retablo del presbiterio o mayor y es de la advocación de Nuestra Señora del Carmen. 

Durante el sitio de Querétaro, este convento fue usado como cuartel, por parte de los imperialistas, sus campanas fundidas, después fue ocupado por el General Mariano Escobedo. 

 

La Sra. Petronila García, esposa del periodista Hipólito Alberto Vieytes, consiguió del gobierno, que el templo se abriera al culto y fue entregado al fraile Juan José de la Soledad Barrios, capellán de las monjas de Teresitas, que dio principio a su reconstrucción con dinero de su propiedad. 

Cinco años más tarde fue abierto al público y bendecido por el segundo obispo de Querétaro Ramón Camacho, el 25 de julio de 1875. Mientras fue recibido por los carmelitas, estuvo al frente de él el Pbro. Braulio Guerra. 

A este convento perteneció la Hacienda de Chichimequillas, que fue vendida al presidente de México, Mariano Arista, por el provincial de los carmelitas, Ángelo Ma. De San José, en el año de 1851 y en contra del prior del convento, Fray Ángelo Ma. De la Luz, por lo que volvió por corto tiempo a ser propiedad de este convento, posteriormente con las leyes de reforma les fue expropiada. 

Perteneció también a este convento el famoso “Portal de Carmelitas”, ubicado frente al Jardín Zenea, casi llegando a la actual calle de Madero, estando sobre la calle de Juárez, privando a la ciudad de otro de los muchos elementos que perdió en el primer cuadro de la ciudad. 

También eran propietarios los carmelitas de predios urbanos, casas y tiendas, obtenidas en el remate de los bienes del testamento de Alonso de Estrada Altamirano en 1702, por el entonces prior del Carmen  Fray Miguel de San José. 

En 1847 vendieron el Portal de Carmelitas y varias de sus casas a José González de Cosío, padre de Francisco González de Cosío, Gobernador de Querétaro por treinta años, durante la dictadura de Porfirio Díaz y en 1908, este gobernador cerró el portal y destruyó la casa. 

Ahora los altares del presbiterio, crucero y laterales son de estilo neoclásico, la reconstrucción actual, que no es ni sombra de lo que fue este templo y convento del Carmen, se debe al arquitecto Vicente Jiménez. 

En el retablo del altar mayor hay dos lienzos de 1914, ejecutados por Rivas, en las pechinas los lienzos parecen ser del siglo XVlll y contienen a doctores de la Iglesia, pertenecientes a los carmelitas. Son: San Cirilo, San Juan de la Cruz, San Pedro Tomás y Santa Teresa de Jesús.  

En la sacristía existe un lienzo, ya intervenido, con el tema del patrocinio de la Virgen, a la orden carmelitana. 

El Señor de los Trabajos, cuyo culto se encuentra documentado desde 1685, fue trasladado al convento de Teresitas en 1804 y regresado posteriormente al templo del Carmen.