“AQUELLOS TIEMPOS”.
Mario Rodríguez Estrada.
“PREFERID SIEMPRE UNA POBREZA SIN TACHA A LAS RIQUEZAS MAL ADQUIRIDAS; ESTAS NO PUEDEN SERNOS UTILES PUES NOS AMARGAN
A estas alturas del partido ya casi no salgo de mi casa..la casa museo…me la nombró un buen amigo…tal vez por que ya pertenezco al activo fijo de ella…y en limpiarla y acomodar viejos libros y discos LP me lleva la mayor parte del tiempo…y este insensiblemente se nos va…y más cuando nos echamos clavados en ellos y gozamos de sus bien escritas líneas…o la bella música contenidos en sus negras y rayadas caras…despertamos un poco al sentir los aguijonazos del hambre o de una “urgente” necesidad fisiológica…que nos hace correr a la cocina o al baño…solucionados ambos, reanudamos nuestras cotidianas tareas…de pronto nos acordamos que es miércoles y debemos vestirnos, mas o menos decentemente y abandonamos nuestros “andrajos” caseros, humildes, si, pero muy cómodos…nos bañamos los mas bien posible, nos despojamos de nuestra semanal barba y adoptamos nuestra mejor cara, actitud y sonrisa, para que nuestros compañeros y amigos no se den cuenta de nuestros avatares.
Tomamos con firmeza el timón de nuestra desteñida nave azul…(voyaguer 1993)…y recorremos el camino hacia el antiguo Jardín Obregón…(antier y hoy: Zenea)…tratando que nuestros estragados cinco sentidos funcionen mas o menos…para no chocar con los modernos “cuetes” que desaprensivos jóvenes manejan…lo que siempre tienen prisa…y ya muy poco respetan los condenados hilos blancos que, aunque no queramos, “adornan” nuestras cabezas …y nos reunimos con los “Chicos malos”…nombrados así por nuestro semanal anfitrión del café con bisquetes, Don Miguel…quien dice que el que no está malo de algo está malo de otra u otras cosas. (Brujo).
Este viernes seis de noviembre, aparte de recordar con cariño a la mamá de mi gentil hijo Jorge Mario…por el regalote que me obsequió hace 32 años…(mi segundo heredero)…salí de mi museo…¡perdón!…casa…y me dirigí…siguiendo mi camino de costumbre…hacia el estacionamiento de Don Jorge…estimable bello viejo zacatecano que con amable gesto y actitud me resguarda, en su pequeño estacionamiento en la calle Corregidora…mi modesta nave…le saludo y se le encargo como si fuera la niña de sus ojos…azules por cierto…y me dirijo hacia nuestra vieja Plaza de Armas…pletórica de turistas y de jovenazos que la han tomado como su centro de reunión…me refugio del gélido frío nocturno en