Los obispos, violencia
y futurismo político
Bernardo Barranco V.
Esta semana, los obispos reunidos en Cuautitlán analizan la inseguridad y la violencia generalizada en el país que ha llegado a afectar las mismas estructuras religiosas con secuestros, asesinatos, amenazas, extorsiones a sacerdotes y religiosos, y hasta el saqueo de templos. Los obispos mexicanos tienen una magnífica oportunidad de hacerse eco del reclamo popular que raya en el hartazgo y el desaliento.
Estas cuestiones ya han sido abordadas por el obispado en la pasada asamblea. El jesuita Alexander Zatyrka advirtió ahí que la cultura de la violencia expresa la crisis de la cultura y de sus instituciones; así, la misión de
Durante esta asamblea, recordemos, se desató un hecho insólito: el arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, reveló el paradero de El Chapo Guzmán –uno de los jefes del narcotráfico más buscados en México y líder del cártel de Sinaloa–, el cual reside, dijo, cerca de la ciudad de Guanaceví,
En esta 88 asamblea plenaria de
Otra gran cuestión de la 88 asamblea es la renovación de más de 70 cargos en
Analistas aseguran que el nuevo presidente será de tendencia priísta para asegurar un buen acomodo en la probable “contra alternacia” en la que el PRI regresará a Los Pinos. Aún falta mucho para ello; sin embargo, un movimiento futurista y brusco puede resultar contraproducente con el actual gobierno de Felipe Calderón. Siguiendo esta hipótesis, el episcopado tendría tiempo de colocar a un actor que fuera un puente eficaz entre Iglesia y la posible nueva cúpula gobernante. La lógica se inclina por la continuidad de Aguiar Retes no sólo por tradición –generalmente es relegido al concluir el primer trienio–, sino porque ha desarrollado una presidencia con saldo favorable. A pesar de un inicio incierto, pues se le identificó con la democracia cristiana de Manuel Espino, y de haber perdido la discusión ante la clase política en torno a la libertad religiosa y establecer una segunda generación de reformas constitucionales en materia religiosa, supo reponerse en el tema del aborto, pues logró que 16 legislaturas locales, conforme a un eficaz cabildeo con PAN, PRI y sectores de la izquierda provinciana, introdujeron fórmulas en las constituciones locales que impiden y hasta penalizan a mujeres que practican el aborto. La estrategia fue discreta y altamente eficaz, se alejó de las estridencias de Pro Vida y de los chantajes mediáticos del cardenal Norberto Rivera. Por ello creemos muy probable su relección.
La prensa ha destacado la figura de Emilio Berlié, de Mérida, y del cardenal de Monterrey, José Francisco Robles Ortega, como enlaces a la transición priísta. Efectivamente, Berlié pertenece a la generación de los Golden Boys del entonces poderoso nuncio Prigione, y sabemos de su inclinación y fascinación por el viejo sistema. Berlié es heredero de esta corriente; su relación con Ivonne Ortega es muy cercana, al grado de que rehusó comentar el penoso asunto de las camionetas obsequiadas a diputados federales. No obstante, derivado de su paso por Tijuana, pesa sobre él la nebulosa relación con el narco, cuyo epicentro fue el asesinato del cardenal Posadas en 1993, y fue su antecesor en Tijuana.
Si los obispos piensan que Peña Nieto –uno de los pocos invitados a esta asamblea– será el próximo presidente de este país, el candidato idóneo a presidir
Suenan también los nombres de Rogelio Cabrera López y de Víctor Sánchez Espinoza, arzobispos de Tuxtla Gutiérrez y de Puebla, respectivamente; ambos tienen larga trayectoria en instancias de