De castillo a Museo Nacional de Historia
El castillo de Chapultepec es una opción de entretenimiento y aprendizaje para las familias mexicanas.
Foto: El Sol de México
Organización Editorial Mexicana
El Sol de México
Por los jardines del Castillo de Chapultepec se han paseado virreyes españoles, emperadores y presidentes de la República, pero también fue escenario de una de las batallas más heroicas del país, cuando los alumnos del Colegio Militar defendieron ese punto de resistencia de la Ciudad de México de las tropas invasoras de Estados Unidos.
Su construcción fue iniciada por órdenes del virrey Bernardo de Gálvez, cuya popularidad lo llevó a pensar en ser el rey de México e independizar a la Nueva España de la Corona española, pero antes de que se concretará ese sueño murió el 8 de noviembre de 1786 y no pudo ver terminada la obra arquitectónica que inició, la cual, según sus malquerientes, sería su fortaleza.
Los trabajos constructivos avanzaron lentamente, sin que se le pudiera dar un uso al inmueble hasta que en 1806 fue adquirido por el Ayuntamiento de la Ciudad de México, con lo que se salvó que el bosque y el castillo fueran propiedad de un particular, porque la Corona española en un tiempo quiso rematar esos sitios.
Sin embargo, se atravesó la Guerra de Independencia y la obra fue de nuevo suspendida hasta que en 1833, ya en el México independiente, se acordó que fuera sede del Colegio Militar lo cual se concretó en 1844 cuando se terminó de construir su clásico torreón denominado «Caballero Alto».
Posteriormente, en 1864, al castillo llegó otro emperador, éste fue Maximiliano, quien junto con su esposa, Carlota, encargaron a arquitectos europeos embellecer el lugar, mientras que sus piezas se llenaban de objetos europeos, a fin de hacer del Castillo un verdadero palacio que fuera residencia imperial, de lo cual quedan algunas piezas que ocuparon los austriacos.
A la muerte del fallido monarca, se procedió a hacer más adaptaciones al lugar hasta que lo dejaron hecho una belleza y el inmueble fue ocupado por presidentes de la República entre 1882 y 1939, cuando don Lázaro Cárdenas decidió que el lugar fuera convertido en patrimonio nacional y se instalará ahí el Museo Nacional de Historia.