Los pueblos indígenas: de la exclusión al diálogo
Miguel León Portilla
Recuerdos, reflexiones y atisbos acerca del destino de los cerca de 13 millones de mexicanos indígenas se entretejen en las páginas del más reciente libro del maestro nahua Natalio Hernández. De la exclusión al diálogo intercultural con los pueblos indígenas es el título de esta publicación editada por la Universidad Intercultural de Chiapas y la Editorial Plaza y Valdés en este año.
Paso a paso, con conocimiento de causa, Natalio Hernández hurga en la historia para identificar las situaciones, no sólo adversas sino con frecuencia también dramáticas, en que han vivido estos pueblos desde la Conquista hasta el presente. Marginados, sometidos y explotados, perduran ellos gracias a una férrea voluntad que hunde sus raíces en el legado de su cultura y se manifiesta en la variedad de sus lenguas. Así han superado reiterados intentos de globalización cultural desde tiempos en que nadie empleaba dicha expresión.
Como lo hace ver Natalio Hernández, muchos de los gobernantes que ha tenido México, participando en un arraigado centralismo, pensaron que esos pueblos de lenguas y culturas diferentes debían ser absorbidos en el contexto de la mayoría de los habitantes del país. Y no sólo pensaron esto sino que trataron de imponerlo una y otra vez. La resistencia de los mayas, zapotecos, mixtecos, nahuas, yaquis y otros, ha impedido que se consolidara tal propósito. Éste se dirigía, aunque suene inconcebible, a hacer desaparecer sus culturas, con tantos elementos y creaciones valiosas. Y al pretender que no se escucharan más sus lenguas, se estaba buscando suprimir perspectivas que permiten captar de modos diferentes cuanto hay en la naturaleza, y en el universo de los seres humanos.
Natalio Hernández en este libro, precedido de un prólogo del doctor Andrés Fábregas Puig, rector de la Universidad Intercultural de Chiapas, nos recuerda cómo se ha desarrollado el proceso que, gracias sobre todo a intelectuales indígenas y a algunos antropólogos, ha llevado a reconocer la riqueza que significan la multicularidad y la pluralidad lingüística. Ellas, de modo paralelo a la biodiversidad, son valores que confieren a México y a otros países de América Latina un rostro propio, dueño de valores inestimables.
A la luz de esto, Natalio Hernández pone de relieve lo que son los derechos lingüísticos y la necesidad de una educación auténticamente bilingüe. Culmina este libro hablando de las literaturas en lenguas indígenas, tan nacionales como la expresada en español.
Como maestro de la palabra, poeta en náhuatl y castellano, quien ha sido director de la Casa de los Escritores en Lenguas Indígenas, y fundador de la Organización de Profesionistas Nahuas, Natalio Hernández, bien sabe que la creación literaria en el ámbito de la cultura es flor preciosa. Ello queda claro en este libro.
Diré, en suma, que Natalio aporta en él su pensamiento que, de muchas formas, se ha manifestado en acciones siempre dirigidas a acabar con la exclusión a que han estado sometidos los pueblos indígenas. Defensor decidido de ellos, su propósito es abrir el camino al diálogo intercultural. A través de él se reconocerá plenamente que el ser de México será cada vez más rico mientras mejor se valore que, siendo uno, convergen en él la sinfonía de sus lenguas y la variedad de sus creaciones culturales.
Del arte indígena hay testimonios milenarios en múltiples lugares, además de las manifestaciones contemporáneas de él. Este libro aporta ideas y relación de hechos que dan sustento a la esperanza de que el destino de los pueblos originarios no sólo es perdurar sino participar en la vida plena del país y estar en diálogo de respeto y comprensión con el resto de los mexicanos.