Memorias de Felipe Martínez Soriano V1

Memorias de Felipe Martínez Soriano V1

MAYORDOMIA “DULCE NOMBRE DEL NIÑO JESUS- Es en enero de cada año y desde la colonia, dura una semana y comienza con el convite, la calenda, vísperas y maitines; carreras de caballo y el popular caldo de guajolote conocida como la Fiesta del Caldo y termina con bailes en las cofradías y palacio municipal.

Las carreras de caballos y burros eran en “la lomita”, después en “El Arenal”, a los competidores durante la carrera lo premian con un pollo colgado del mecate, que el mismo gana y los premiaban poniéndoles un listón en el pecho además del pollo y en un ambiente con banda de música y la presencia de autoridades y pueblo a quienes se le reparte mezcal, tepache, rosarios de bugambilia, poleo y cigarros faros.

El lunes es el acto religioso conocido como, “El Cambio de Varitas” son los símbolos de mando, en el que participan niños vestidos de la mejor manera y son bendecidos en la misa. Después autoridades y pueblo se encaminan a casa de la vieja Mayordomía a saborear el sabroso caldo y en la noche acuden con el Nueva mayordomía. También concurren vacacionistas y gentes de .pueblos vecinos. Finaliza la fiesta con bailes en ambas cofradías y en el palacio municipal, organizado este último por estudiantes y en los años 50 con mayor relevancia….

La ceremonia de “El Caldo” se acompaña con bandas de música, chirimía, teponaxtle; cohetes, cohetones y ruedas cantarinas. Asisten personas de edad avanzada acompañados de sus familiares, recibiendo buen trato y les colocan en el cuello rosarios de bugambilias y les ofrecen cigarros “faros” y poleo. Fiesta de alto costo economito que se adquiere bajo compromiso y tradición de años. Los integrantes durante un año trabajan la tierra del “NIÑO”

Los cofrades se preparan durante todo un año con aportaciones económicas y en la fiesta guajolotes, pollos, carne de puerco y res. Como eso es caro, ellos gozan de cierta protección que en asamblea general se les otorga. Como el no ocupar puesto publico durante un año y aunque eso sea costoso se participa con gusto por usos y costumbres, que no deja de ser un retroceso para la comunidad. Sin embargo esa fiesta acapara la atención no importando la pobreza en que las gentes se encuentre, incluso, con tiempo se apartan lugares para participar en ella
Este capítulo se cierra con regencia a las principales fiestas religiosas, en mi pueblo y no menciono otras por ser de menor trascendencia como la de Tenexpan, San Isidro, Santa María Peñoles, incluso Juquila.
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Porque regreso según las irregularidades en mis memorias, a explicar y la vuelta a la escuela como ya hice mención también en anteriores líneas, incluso, abundaré un poco más sobre mi adolescencia. Como el decir que, ya no me gustaba la rutina del trabajo en el campo y las actividades en el hogar, o sean, tareas menores; incluso de participar en lo religioso y en las fiestas habidas en el pueblo. Pero lo más importante fue en que no se borraba de mi mente recuerdos de la antigua y muy querida escuelita rural, por eso, decidí volver, aunque seguir repitiendo el 4º año de primaria, pues no había de otra y desde luego con el maestro Daniel Jiménez Bravo, por la confianza y estima que me tenía.

También por el estimulo que me brindaba amiguitas y compañeros, observadas en comedias, posadas y pastorelas como Altagracia Jiménez, Rufina Chávez, Rufina Mendoza, Alicia Trujillo Soriano, Lucía Soriano Teofila y Juana Hernández, Celia Cervantes, Martha y Angélica Garcés; de Austreberto Ángel, Juan Ismael Chávez, Darío Chávez A, Mario Trujillo S, Lucino Antonio López, Rafael Chávez L y Pedro Chávez..
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Porque ellas y nosotros participamos en clases y en fiestas patrias y sobresalía por eso, gané el aprecio y las amistades de muchos. Y cuando el maestro se ausentaba del salón por asesorar a las autoridades municipales, me dejaba encargado del grupo y que aparte de “vigilarlos” en el salón de clases me arriesgaba sacarlos a desfilar en las calles y eso, sentí que no gustaba a los compañeros mencionados, porque ellos, se consideraban mejores que yo y hubo problemas y porque acemas las compañerita platicaban más conmigo y en una ocasión peleamos y porque en las tardes cuando entraba la noche me apedreaban por tenerme envidia, rencor y resentimientos Males que no desaparecieron con el tiempo, al contrario, se tornaron en problemas políticos tanto partidistas como socioculturales.

Sin existir desesperanza y desconsuelo continué en 4º año, y nuestros realizaban esfuerzos ante autoridades educativas en Oaxaca, para lograr que hubiera 5º y 6º año de primaria y con ánimos impulsaban concursos académicos, actos cívicos, bailes infantiles y populares en el palacio municipal en 1940 -l943.

Y en el inicio de l944, el prof. Daniel, siempre activo y exigente, llegó muy temprano a casa y platicar con mi papá, de haber encontrado en Etla a la persona donde podía estar para terminar la primaria. En tanto, no dejaba en seguir motivando a padres de familia, para que sus hijos siguieran estudiando.

Y mientras se resolviera el problema de estancia, seguía laborando en el campo y poco iba a la escuela, igual que otros compañeros. Aunque las inasistencias y la poca ausencia de alumnos contribuían como pretexto mayúsculo para que no se resolviera el problema de la primaria completa.

Entonces, como buen leñero, continué con vender el producto de mi trabajo en poblaciones ya citadas en líneas anteriores, veces acompañado de Pedro y Rafael Chávez. Tanto que, en una ocasión caminando por una de las calles principales de Soledad, oímos decir ¿cuánto vale la leña? y regresamos al lugar a cerciorarnos, pero la dueña de la casa dijo que, no era ella la que preguntaba, sino el perico que tenía en el corredor de su casa. De pronto eso nos molestó, después nos causó mucha risa y siempre lo recordamos.

Tanto y tanto que al regresar de la venta, contentos y montados en nuestros burros gritábamos en “La cola del Ratón” ¡Vivan! Los héroes de la Independencia Nacional ¡Vivan! Los héroes de la Revolución Mexicana! Y volvíamos a la misma tarea, auxiliando en algo a la economía familiar. Como cuando el molino de nixtamal se descomponía, entonces acompañaba a mi abuela Catalina yo a la tía Susana a Nazareno y se moliera el nixtamal y aprovechaba en saborear exquisitas hojaldritos de los grandes y mejores panaderos de Nazareno, los señores Francisca y Héctor.

Época en que mi padre estaba más en la pobreza, lo observaba triste porque mis hermanas de diarreas, desnutrición y dormían en la cocina o en el corredor de la casa y en muy mal estado de salud. Ante eso, quería volver a trabajar en los ingenios azucareros de Veracruz, que no sucedió, porque me aparte de auxiliarlo, empezó a sembrar jitomate y tuvo en principio buenas cosechas, después hubo competencias pero no se desanimó.

Tiempo en ese tiempo, aumentó la emigración de paisanos al DF, y a otros lugares de la República, también por la construcción de la carretera Panamericana, que mencioné en líneas anteriores. Igual la motivación constante del maestro Daniel, a que nuestros padres nos enviaran a la Escuela y lo consiguió con familiares y a esa motivación se agrega la de Antonio Fausto Martínez Huerta, que estaba de vacaciones, impulsándonos a trasladarnos a Etla, para terminar la primaria.

Alternativa que por las noches contentos lo platicábamos en el corredor del tío Rosalino Mendoza, papá de nuestra compañera Rufina, planteamientos entusiastas hacíamos para emigrar, solo faltaba cumplirlos que la mayoría no hizo, argumentando pretextos no convincentes, Sólo yo, me arriesgué en salir del pueblo, aventura en la que salí triunfante.

Y ¡OH SORPRESA! Porque un día muy temprano, llegó a casa el maestro Daniel a informar haber conseguido hospedaje y alimentación para mí, en casa del Dr. J. Trinidad Hernández Corzo, médico famoso en Etla y fue en enero de 1945 y luego salí del pueblo a un medio poco conocido a inscribirme en la Escuela “Basilio E. Zarate” a cargo del prof. Isauro (chauito) muy respetado. Y mis compañeros del 5º año procedían de pueblos cercanos y empecé a tener amistad con Pascual Juárez Santiago, quien más tarde fue mi más fuerte contrincante en lengua nacional y aritmética.

Solo que mi nuevo domicilio me era muy extraño, y me causaba en cierto modo tristeza, no tanto el levantarme a las 5 ò 6 de la mañana a acarrear agua, regar las macetas, barrer patios y calle, recibiendo a cambio mala alimentación: una pieza de pan, dos tortillitas y una taza de atole blanco, la comida y cena igual de miserable, quedándome con hambre más el cansancio, entonces, prefería dormir en el salón que salir al recreo y mis compañeros decían que no salía por ser muy “aplicado”.

El trabajo que desarrollaba se acentuaba los miércoles por ir a acarrear petróleo de la estación del ferrocarril al domicilio del doctor y venderlo, pues su esposa, era hija de grandes comerciantes estaba acostumbrada al comercio y por eso faltaba a la escuela, eso y la mala alimentación absorbía mi tiempo y preferí dejar ese lugar, aprovechando la amistad de Joaquina, procuré cambiarme.

En Semana Santa, solicité permiso al Dr. Corzo, para ausentarme y lo conseguí pero ya no regresé. Entonces hable con los padres de Joaquina Martínez, la posibilidad que me aceptaran. Ella, cursaba el 4º año de primaria y me visitaba desde un principio con su amiguita Martha Ramírez Benítez, con quienes entablé buena amistad Y me contestó que lo platicara con sus papás y ver la posibilidad de aceptación y se logró.

Y un nuevo horizonte se abrió en mi vida y para responder a ese gesto de amabilidad y consentimiento, los fines de semana regresaba al pueblo para ir al monte por leña y llevársela el domingo a la mame de Joaquina, tía. Antonia, que hacia tortillas para vender, le llevaba también un poco de maíz y fríjol para ayudarme en la semana y al señor Apolinar, papá de Joaquina lo ayudaba en los días de plaza miércoles a vender mercería y llevarle la cuenta de su negocio.

Entonces asistía a la escuela bastante animado y sin dormirme en el recreo, asimismo concursar en lengua nacional y aritmética principalmente con Pascual. Pero al salir al recreo, empecé a observando grupitos de alumnos, como que se disputaban el poder y yo tuve que pelearme con el mejor, incluso fuera de la escuela lo tenía que hacer con onda que aprehendí a manejarlas bien en el campo. Después “grandes batallas conformamos el grupo los “X.” y que se nos respetara.

Solo tres meses estuve en 5º año y por salir bien en las competencias en lengua nacional, historia y aritmética, me pasaron a 6º año a cargo del Prof. Manuel Ramírez., en el que me desenvolví bien, participando como orador en actos culturales con: monólogos, declamación y comedias, acompañado veces con Joaquina Martínez, participé también en el desfile del l6 de septiembre con el uniforme que mi padre compró con esfuerzos. Por el buen comportamiento recibí felicitaciones de las autoridades municipales, padres de familia y gentes del mercado.

Mismas personas que me defendieron cuando el agente del Ministerio Público me encarceló por un rato, pensando que era el culpable de haberle tirado una piedra en la cabeza, al pasar por el patio de la escuela, donde jugaba con otros compañeros. Al acto de injusticia, opuse resistencia a la aprehensión ordenada al policía conocido como el “tamal”, y ante el forcejeo observé súplicas de las personas que nos rodeaban y accedí a que me llevara, porque dijeron: ”el que nada debe, nada teme”, obedecí y pronto fuí liberado por la presión que se hizo por dichos familiares, pero, fue la segunda vez que pisé una cárcel ¡Bueno! terminé el 6º año y con felicitaciones por la gente de Etla y de Zautla.

Pero surgió la pregunta y, ¿ahora a donde ir? Ante un espacio vacío por no existir algo concreto. Sin embargo, mi maestro Daniel, había buscado ya la convocatoria para que presentara examen de admisión a la secundaria de Orizaba, Ver., para hijos de trabajadores, que no aprobé, cancelándose esa oportunidad. Entonces el maestro consigue entrevistarse con el Director de Educación Pública Federal en Oaxaca, prof. Salvador Varela R., que sentía cariño por Zautla y me recomendó con el director de la Escuela Normal Rural de Tenería, ahí continué mis estudios. Fue así como llegué:

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