Memorias de Felipe Martínez Soriano Vll

Memorias de Felipe Martínez Soriano Vll

DE CAMPESINO A NORMALISTA.

Antes de continuar esta parte de mi vida, debo decir, que al reprobar el examen mencionado, sentí tristeza y no salía a la calle por vergüenza y pensé en el seminario, porque mi abuelo insistía que fuera sacerdote, aunque yo nunca estuve convencido en tener esa vocación. Y para no ausentarme de la familia, me compró zapatos, ropa de casimir y un sombrero de “fieltro” que usan los catrines, que yo no acostumbraba, pues usaba huaraches y ropa de campo

. Pero llegó el momento de trasladarme a la Normal Rural de Tenería, sólo tenía que esperar a una señora amiga del prof. Varela, del internado indígena de Ayutla, Mixes trayendo a un niño. Y empecé a sentir tristeza por dejar a la familia y al medio que tanto se quiere a pesar de sus carencias. Y como a las 10 de la noche del 3l de enero de 1945, cuando mi padre y yo lloramos en lo frío del invierno, que dormíamos por ratos a orillas de una banqueta del zócalo, en espera de la salida del autobús “Fletes y Pasajes” a la ciudad de México. Tiempo en que llegara la citada señora y los jóvenes Froylàn Pacheco y su primo Januario, que también reprobaron el examen para la Secundaria de Orizaba, eran de Cuilapan de Guerrero.

El viaje a la ciudad de México duró más de l2 horas y el pasaje costó l2 pesos para ir muy apretados, sin observar lugares y llegamos al DF, por la colonia Linda Vista, domicilio de la señora acompañante, que nos dio hospedaje y alimentación. Al día siguiente conocimos lugares cercanos, tranvías amarillos por lugares despoblados y rumbo a la Basílica de Guadalupe. Después rumbo a la calle Venustiano Carranza, en el centro de la ciudad de los palacios. Pero no podía caminar con zapatos y preferí quitármelos para ir como en mi pueblo.

Un sábado por la tarde tomamos el autobús a la ciudad de Toluca y a Tenancingo, al primer lugar llegamos por la tarde y al segundo sitio por la noche y dormimos en el corredor de una casa frente al jardín central, comimos algo y cuando tocaron las campanas de la iglesia, vimos que la gente se arrodillaba religiosamente. Al otro día, por la mañana hacia Tenería, pasamos un cuartel y un campo de fútbol. Llegando a la escuela nos dirigimos con el director Arturo Santiago Moret y le entregué la carta que el prof. Varela, me dio y dijo, está bien. De inmediato preguntó, ¿Sabes arrear mulas y caballos? y ¿También del campo? Porque vas a acompañar a otras personas para llevar los animales a Tenancingo.

Luego sentí el ambiente bueno y obedecí indicaciones que salieron bien y por la tarde de ese domingo me llevaron a comer y al cine y en la noche regresamos a la Normal, hospedándome en casa del director. El día lunes por la mañana me inscribí sin problemas y me enviaron al almacén por ropa de cama, que no estaba acostumbrado, es decir, no sabía tenderla. Igual tomar leche y avena; comer lentejas, chìcharos con papas y habas. Después me acostumbré, mejorando mi estado corporal, que en vacaciones al llegar al pueblo, causé admiración de ¡cuánto había crecido!

Pero en casa encontré sorpresas, mi padre ya no cultivaba jitomate y empezaba a vender café en polvo, jabón para animales y para lavar, incluso, infusión de aguardiente con cáscaras de naranja y limón conocido como “amargos” y sentía que le iba bien y en la fachada de la casa puso el anuncio “Mi Ultima Lucha” y ¡Hoy no Presto! “porque al cobrar me hacen mal gesto! .¡Por eso, no fío ni doy ni presto”. Después la volvió Miscelánea y progresó. Pero el pueblo al nombrarlo presidente municipal y comisariato de bienes comunales, la tiendita empezó a decrecer hasta desaparecer.

El edificio de la Normal y los terrenos para la agricultura me parecieron confortables. Jamás pensé estar bien en hospedaje y alimentación. Pues antes de ser Normal, fue hacienda y la expropió el Presidente Lázaro Cárdenas, para Misiones Culturales y luego Práctica de Agricultura y Normal Rural. Pero malos funcionarios hicieron mal uso de los terrenos, porque en visitas posteriores que llegué a realizar, encontré grandes mansiones y la zona agrícola eran propiedades privadas.

En la Normal existía una disciplina militarizada, un sargento y un cabo se encargaban de ello. El levante era a las 6 de la mañana con toque de corneta, igual el cambio de clases y el silencio a las l0 de la noche. Sólo podían deambular por los pasillos a horas de la noche comisionados en panadería, incluso, cocina y en tareas consideradas como necesarias. Faltar a ello, era objeto de castigo. Igual con las tareas agrícolas y de mantenimiento..

Tan pronto, al oír el toque de silencio, teníamos que estar en el dormitorio. Y yo acostumbraba rezar y persignarme según mi costumbre y devoción, pero compañeros cerca de mi cama y que venían de escuelas prácticas de agricultura, se dieron cuenta y me gritaron ¡cállate mocho hijo de tal por cual! Yo, reclamé esa actitud y se atacaron de risa. Y para defenderme avisé al maestro de español y me dijo: no te sientas mal, ya con el tiempo olvidarás tus mocharías.

Lo de “mocho” lo supieron los de panadería y cocina que, en una noche con sus manos tiznadas me la embarraron en la cara y ordenaron quitarme la ropa de cama y persignarme ante ellos, que no hice, y me quejé con los militares que no hicieron caso. Pero las clases de español, historia y civismo fueron benéficas porque hicieron que olvidara costumbres, asimismo, la burla que compañeros me hacían en el salón de clases, que se iniciaban a las 6 de la mañana, después el desayuno y clases hasta las l4 horas, en seguida la comida y otra vez clases hasta las l0 de la noche. Rutina a la que debíamos de ajustarnos, igual con tareas agrícolas y otras.. En ese l945 contaba con l8 años de edad y correspondió realizar el servicio militar

En lo académico me desenvolví bien en lengua nacional, civismo e historia, igual en otras tareas y conquisté el aprecio y la confianza de los maestros, más del ingeniero en agricultura y lengua nacional, Serafín Contreras Manzo, promotor y encargado de actividades socio-culturales, además de ocuparme en el arreglo del jardín de su casa y auxiliarlo en las guardias en el plantel.

Los lunes se rendía homenaje a la bandera con importantes discursos de contenido social por maestros, que nos hicieron comprender y sentir la historia patria, igual en civismo y ciencias naturales Fue un avance educativo en el gobierno del General Lázaro Cárdenas y en este renglón, menciono la importancia del Derecho de Asilo, otorgado a exiliados políticos y recibir bien a niños españoles del Instituto Luis Vives, que huyeron de la dictadura de Francisco Franco.

Sien embargo, en ese ambiente bueno, no olvidé a antiguos compañeros de la primaria ni a profesores, porque en l945 mi antigua y querida escuelita, se convirtió en primaria completa. Por eso, siempre procuré comunicarme con ellos. Y en vacaciones me involucré en actividades deportivas y culturales con ellos y participar en la realización de bailes populares en el palacio municipal. Incluso, llegue a visitar domicilios de anteriores compañeras y solicitar de sus padres permiso para que asistieran al evento. Trabajo que continué en años posteriores.

En ese tiempo Otilio, era ya egresado de la Normal Rural de San Antonio de la Cal, su hermana Altagracia, estudiaba en Tamazulapan y Epigmenio López B. en la Normal Rural de Comitancillo, Oax. Al primero lo veía con sus contemporáneas en su domicilio, pero sin motivarnos y yo asistía a veces por invitación de su hermana. Sin embargo, se avanzó y otros compañeros continuaran después estudiando.

En l946, terminan la primaria, Froylàn Mendoza, Pedro y Rafael Chávez y, Sadot Mendoza Y los invité a estudiar a Tenería, también a Epigmenio a que se trasladara donde yo estaba. Con ese grupo de zautecos, se dio un avance en la educación en el pueblo y en la región Eteca.
Por otro lado, en l946-l947, mi padre fue comisionado por el pueblo para los festejos del reloj publicó que se instaló en la fachada principal de la iglesia Y el señor Severino Arenas y yo le ayudamos hacer su informe y discurso que, por primera vez habló en público y bien y de ahí es nombrado en asambleas generales y por unanimidad para llegar a ocupar otros cargos de mayor importancia.

En el tercer año, la comunidad normalista me nombra Secretario de Organización del Comité de la Sociedad de Alumnos de la Escuela, adherida a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FCSUM), a la Confederación de Jóvenes Mexicanos (CJM) y a la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), Tiempo en que los dirigentes viajaban a Rusia, por gestiones del Partido Comunista Mexicano (PCM). También fui comisionado para en la primera huelga estudiantil por mejoras al internado y en lo alto de la escuela coloqué la bandera de protesta.

En ese año, participé en actividades socio-culturales en la escuela y en comunidades aledañas, incluso, en la actividad propagandística para reina de la primavera, conociendo Villa Guerrero, Ixtapan de la Sal, Tonatico…, Y como el maestro Serafín, era el promotor de actividades socio-culturales. Pero pronto se haría cargo de la dirección de la Esuela. Normal Urbana de Morelia, Mich., porque de estudiante realizó una marcha- caravana de esa Normal y ciudad al DF, y en reconocimiento a su lucha la comunidad normalista lo nombra director y me fui a Morelia, Mich con el citado maestro.

En vacaciones de l947 me quedé en el DF, por auxiliar a Rafael Chávez, en buscar trabajo, ya que se fugó de su casa y no recibía ayuda económica. Entonces, por unos días nos hospedamos en casa del señor Liborio Velásquez, familiar de los Velásquez de Zautla en la Colonia Guerrero y ahí también lo hacían alfareros de Atzompa, que nos proporcionaron loza para venderlas en el Mercado, pero no nos iba bien. Entonces, al pasar por la calle Mosqueta, observamos un anuncia en una peletería, que decía: se solicita vendedores. De inmediato nos presentamos con el dueño y resultó ser paisano, el señor Néstor Sánchez Hernández, que sin mayores pretextos nos aceptó.

El dueño, nos citó a las 6 de la mañana, para enseñarnos como cargar lo carritos de paletas y salir a venderlas en plazas de Santo Domingo y Alameda Central. En un principio, nos costó trabajo transitar por calles de la gran ciudad, veces lo hicimos en sentido contrario y agentes de tránsito nos enseñaron como circular para no tener problemas. Los carritos tenían tarjeta de circulación y vestíamos filipina blanca y gorro con logotipo de orange cruge y nos fue bien, hasta recibíamos visitas de algunos paisanas que trabajaban en el DF.

En el día llegamos a ganar hasta 30 pesos, mucho más del sueldo mínimo de ese tiempo. Sin embargo, queríamos tener otro trabajo diferente y fuimos al periódico Excelsior para voceadores, teniendo que presentarnos a las 4 de la mañana para recoger la cantidad asignada y ofrecerla al público, pero tuvimos dificultades tanto con vendedores como el lugar donde nos hospedábamos y mejor desistimos y volvimos con gusto a vender paletas.

Resolver el problema del hospedaje fue difícil y lo hicimos con otras personas, familiares también del Sr. Liborio Velásquez, por la misma colonia pero no fue buena, porque observamos en esa familia mucho desorden y preferimos seguir molestando al señor Liborio, por la ayuda prestada no solo a nosotros, también a otros paisanos antes como: a Melchor Hernández, que le buscó trabajo en un restaurante por la Alameda Central y a Octaviano Hernández, en el Sindicato Nacional de Actores. Y por su actitud de comprensión siempre se le buscaba.

Y para no andar de un lado a otro, hablamos con el Sr. Néstor que nos permitiera quedarnos en la paletearía y con gusto aceptó. Incluso, nos enseñó fabricar dulce de pirulí, informaba de las noticias del periódico y hablaba bien del Lic. Vicente Lombardo Toledano y del Partido Popular Socialista el (PPS). Fue en realidad una escuela política que tuvo con nosotros y aprendimos bastante y le debemos parte de nuestra formación como profesionales. Y por eso, mucho tiempo trabajamos en su negocio y viviendo en ese domicilio, incluso, otros paisanos campesinos, obreros y estudiantes con las mismas necesidades que la nuestra, lo hicieron y les dio ayuda y aprecio. Por eso le vivimos agradecidos.

Y continuando con lo del cambio de escuela, Luis Cristino Flores y yo, en uno de los viajes que hacíamos, llegamos en la madrugada a Toluca y los camiones a Tenancingo salían tarde y en esa espera, transitamos por la ciudad y la policía nos vio como sospechosos y nos envió a la Delegación. Luego nos dejaron en libertad. Pero como normalista urbano, me comportaba poco social con mis compañeras. Por venir de un internado para varones, donde era necesario la coeducación, que en congresos estudiantiles ya se exigía.

La coeducación, empezó a tratarse con formalidad, en congresos de la FCSUM en Tenería, y nosotros, atentos esperábamos ver y platicar con las estudiantes sobre ese tema de importancia y convivir un rato con ellas, incluso, asegurar ese tema, asimismo, comunicación posterior y avanzar, también vislumbrar un futuro noviazgo? Pero ellas, las dirigentes, eran cooptadas y absorbidas, por los dirigentes varones y por alumnos de grupos superiores, quedando nosotros a la deriva, sin la oportunidad de platicar y bailar con alguna de ellas, en la clausura del congreso.

Por eso y desde en el tercer año en Tenería y al ocupar el cargo de dirigente estudiantil, organicé una excursión a normales rurales de mujeres: Huamantla, Tlaxcala y Xochiapulco, Puebla y nos trasladamos en camión de redilas sin importar peligros y convivir con compañeras, quienes nos recibieron con entusiasmo. Conocimos también Los Fuertes de Loreto y Guadalupe recordando la Batalla del 5 de mayo, la Normal Urbana, el Museo de la Ciudad y algunas iglesias de Cholula.

También escribí poesías entre ellas una dedicada a mi pueblo San Andrés Zautla, misma que se publicará en folleto aparte, así como otras de carácter estudiantil y popular.

Pero en la Normal Urbana de Morelia, fui cambiando en lo social, dejé atrás el uniforme y las botas de tipo militar. Ahí tenía comedor y cuarto para dormir, camas bien tendidas, pues las compañeras en ocasiones me visitaban y tenía que recibirlas en forma adecuada Pronto fui nombrado jefe de grupo, asistiendo a cafés literarios y a convivíos con normalistas y universitarios. Fui parte de la estudiantina por un corto tiempo y organicé una excursión a Zinàpecuaro, donde casi me ahogo por no sé nadar y unos compañeros me empujaron a lo hondo de la alberca, de eso quedé con un trauma psicológico.

En lo académico y en lo sociocultural avance, por la magnífica planta docente que la Institución tenia en: lógica, ética, pedagogía, psicología y literatura universal, Logré la amistad del tribuno y poeta, Tomás Rico Cano, de literatura, Raúl Arreola Cortes, además de escritor y poeta y con el de técnica de la enseñanza que nos llevó a realizar prácticas pedagógicas en las escuelas primarias de Morelia. También conocí a grandes directores de orquestas como a Luis Alcaraz, Agustín Lara y al cantante afrocubano Quique Mnedive, en Aniversarios de la Normal y la Universidad. Año. en que obtuve mención honorífica y el diploma le fue entregado a mi padre en la ceremonia de fin de año.

En l949, cursaba el 5º año de normal y fui nombrado coordinador normal-universidad para participar en el Movimiento Estudiantil, en protesta política-social contra el gobierno represivo de Mendoza Pardo, que quería construir un teatro al aire libre para gente rica, en lugar de atender al Hospital Civil-Universitario, que carecía de lo más elemental, movimiento justo de los pasantes de medicina y de la comunidad michoacana.

La represión al Movimiento fue injusta al ser asesinados por el ejército mexicano a dos preparatorianos, por eso, rebasó el ámbito local y se convirtió en nacional. Entonces, conocí a dirigentes estudiantiles del IPN, UNAM y otras Instituciones de educación Superior, que acudieron en solidaridad al Movimiento y esos compañeros me invitaron a trasladarme a la Escuela Nacional de Maestros a terminar mis estudios y a participar con ellos, las protestas estudiantiles que en ese año se daban en el DF.

El cambio de escuela no me produjo problemas de desadaptaciòn. Y la Escuela Nacional de Maestros, lleva el nombre del maestro “Lauro Aguirre” con la consigna de ¡Lux, Pax, Vix!, que significa: ¡luz en la inteligencia, paz en el espíritu y fuerza en la voluntad!. En ella, continué recibiendo influencias educativas, sociales y filosóficas de profesores exiliados españoles quienes abordaban problema de la represión política sufrida y causada por la dictadura franquista, asimismo, violaciones a los derechos humanos. Y las prácticas pedagógicas las realicé en la Primaria Anexa a la Nacional y escribí un “cuento” sobre teatro infantil, que lo dirigió el prof. Sotelo Inclàn,

En ese año participé en movimientos estudiantiles de la Nacional de Maestros, del IPN Y UNAM. Con peticiones diversas. Al principio y porque todavía no pagaban la beca, tenía que comer en comedores de Veterinaria, el Mercado “Abelardo Rodríguez”, y el “Mariano Escobedo” pero este último, asistían por lo general, personas “menesterosas” y en malas condiciones de higiene. Y lo que pagaba a la SSA era una tarjeta semanal de ocho pesos; también iba al comedor del Internado del IPN y a los que asistíamos, nos decían “gaviotas”, Para trasladarme a comedores distantes, lo hacía de “mosca” en los tranvías amarillos

Terminé la preparación de prof. Normalista para escuelas primarias en l950, la ceremonia de graduación fue en el Palacio de las Bellas Artes y participé en la obra de teatro “La Redención del Indio” dirigida por Sotelo Inclàn. Y recibí mi carta pasante de manos del Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bidet, escrito y poeta. Finalmente el baile de graduación, que se realizó en el: “Country Club,. Y volví a ver a cantantes y a los directores de orquesta: Ismael Rodríguez, Luis Alcaraz y agustín Lara.

SERVICIO SOCIAL- Lo realicé en el Estado de Colima, en la Costa del Pacífico, en la comunidad indígena de Tecomán, una escuelita rural incompleta y heterogénea en edad y grupos, como era la de mi pueblo. La primera vez que colectivamente salíamos a tareas pedagógicas al medio rural. Y para irnos abordamos entusiasmados el ferrocarril en la Estación de Tlatelolco y familiares de compañeros y compañeras fueron a despedirnos con música y canciones románticas.

Y alegres nos situamos en los estribos de los vagones del ferrocarril y con las manos decirles adiós a los que nos despedían, después pasamos al interior de los vagones y los que llevaban guitarras y aparatos de percusión, se situaron cómodamente y empezaron a cantar canciones de ese tiempo y así iniciamos la partida hasta irnos perdiendo con el tren y ausentarnos de amigos y seres queridos, para confundirnos entre el bullicio de la gente y admirando las verdes campiñas, estaciones pequeñas y grandes, igual pueblos y ciudades que, en cada uno de ellos, subían gentes a vender comida, antojitos y frutas para nuestro paladar hambriento

En ese ambiente llegamos a Ocotlàn, Jalisco, donde subieron simpáticas muchachas a vender antojitos y empezamos a echarles piropos y ellas, acostumbradas a a ellos, como que se hacían las disimuladas y como que se entretenían en dar el cambio y esperando el silbido del tren y continuar su recorrido, ellas, se bajaban, sin devolver el cambio. Entonces, nosotros apresurados exclamábamos,¡señoritas!, el cambio por favor y contestaban, ¿ Y que, las flores no tienen precio? Y se perdieron en los andenes de la estación. Después de esa ocurrencia y con mucha risa, por ser ¡Inolvidable!

Y llegamos a Guadalajara, admirando su belleza desde la Estación del ferrocarril, luego nos dirigimos a nuestro objetivo, la ciudad de Colima, ahí nos hospedamos en una Escuela Primaria, porque al día siguiente, seríamos distribuidos a distintas comunidades rurales, a la propia ciudad de Colima, Puerto de Manzanillo y Cuyutlán Pero la curiosidad nos llevó a observar edificios históricos, mercados, avenidas, jardines, también a las muchachas caminaban por esos lugares y las invitamos a tomar refrescos, pero ellas, nos sorprendieron, pidieron cervezas. Y nos llevamos gran chasco.

Yo, estuve en Tecomán, situado cerca de una hermosa playa, cerca el Puente de Armería, rumbo a Manzanillo, población costeña en límites con Michoacán y entre el ruido de las olas del mar, el canto de los pájaros, el cielo azul, noches claras y con luna o sin ella con cielo estrellado nos desenvolvíamos el grupo de pasantes y se nos antojaban declamar poemas de Amado Nervo, y alegrar más nuestros espíritus de estudiante Pero sólo dos meses estuvimos en la comunidad y en el Estado y nos pareció muy poco tiempo para saborear el ambiente tropical.

Practiqué con el grupo del 3er año de primaria, conformado por niños y adolescentes, heterogéneo cronológicamente, por estar niños de 9, l2 años hasta de más edades, de hablar costeño y con dichos jocosos y atrevidos, que nos parecían groseros, por no conocer sus costumbres y cultura, que no nos entendíamos, pero hubo siempre respeto mutuo e informándonos de las actividades comunitarias. En ese ámbito aprendimos, lo de escuela y comunidad

Las prácticas pedagógicas fueron coordinadas por los profs. Sotelo Inclàn y el de técnica de la enseñanza y se hospedaban en el Puerto de Manzanillo, y exigieron presentarnos para informar actividades correspondientes. Pero tuvimos la oportunidad de admirar la belleza del mar regresarnos caminando, en las primeras horas de la noche, pasando por el Puente Armería, orillas de la playa, entre el canto de los pájaros y la hermosa luz de la luna y de las estrellas.

Cuando las actividades finalizaron, los alumnos nos invitaron a la playa y con gusto me subí a una palmera y bajar cocos, pero estando en lo alto, observé que en el suelo donde caían los cocos, estaban gruesas culebras. De pronto sentí pánico y dijo uno de mis alumnos, no se espante maestro, esos animales nos hacen nada, solo observan. Finalmente, regresamos al pueblo, cargando cocos, me los llevé al tren, incluso, hasta mi pueblo, como si en Oaxaca no los hubiera.

Ya pasantes en educación primaria, acudíamos a la SEP, para obtener y firmar nombramientos para nuestras plazas correspondientes a maestros y observamos que altos funcionarios de educación, en alianza con dirigentes del SNTE, nos echaban a pelear contra los de las escuelas Normales Rurales y del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, incluso, con los de las Normales Privadas, que ya abundaban en ese año y eran aceptados sin mayores pretextos. Evidencia de la privatización de la enseñanza. Y por eso, se dieron confrontaciones y con grupos de choque y porros.

Después de unas semanas de confrontaciones en patios de la SEP. En marzo de 1951, firmé mi nombramiento como profesor y de acuerdo al escalafón obtenido en la normal, me correspondió trabajar con el 6º año de primaria en la Esc. “Cenobia García Nava”, rumbo a San Ángel y Desierto de los Leones. Y paralelamente a esa actividad matutina,, me inscribí en la Escuela Nacional Preparatoria, (UNAM), turno vespertino-nocturno para estudiar derecho y ciencias sociales.

No continué por falta de tiempo y economía. Abandoné los discursos sobre marxismo-leninismo que mi maestro el Lic. Vicente Lombardo Toledano, decía y motivaba tanto, que me inscribí al Partido Popular Socialista, (PPS), incluso, apoyarlo para presidente de la República y por ello, participé en un mitin en la ciudad de Oaxaca, que la policía dispersó por considerarnos “agitadores”.

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