El sarcófago de Toniná es Tolteca

El INAH confirma la información sobre ese hallazgo, el cual adelantó La Jornada 

Clave tolteca, nuevo avance con el sarcófago de piedra de Toniná  

Las osamentas podrían corresponder a una mujer de alta jerarquía o a un menor: Juan Yadeun Angulo 

Permitiría conocer quiénes causaron el ocaso de los mayas, sostiene el arqueólogo  

Elio Henríquez 

Corresponsal 

Periódico La Jornada  

Jueves 28 de enero de 2010, p. 4  

Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron en la zona arqueológica de Toniná, municipio de Ocosingo, un sarcófago de más de mil años de antigüedad, en el que se hallaron una olla y un cráneo con huellas de deformación y fracturado en varias partes, así como huesos largos colocados en forma de cruz. 

El arqueólogo Juan Yadeun Angulo, responsable de la investigación y conservación de Toniná (casa de piedra en tzeltal), afirmó que por sus características el sepulcro de piedra es comparado con el de la Reina Roja, de Palenque, descubierto en 1994. 

Dijo que el hallazgo ocurrido el pasado 20 de diciembre, y mostrado hoy a la prensa –información que fue adelantada por La Jornada en su edición del martes–, “podría contribuir a explicar la caída de la antigua cultura maya, dada la correspondencia con ese periodo (años 840-900 dC). “Es una tumba muy importante, porque es una etapa clave en la historia de las transformaciones del mundo maya y se identifica como tolteca”, expresó. 

Durante un recorrido por el área del hallazgo, comentó que las osamentas encontradas en el ataúd prehispánico, que mide dos metros de largo por 70 centímetros de ancho, podrían corresponder a alguien de origen maya, a un personaje de alta jerarquía, probablemente una mujer o un menor, ya que los lóbulos oculares son reducidos. 

Yadeun Angulo sostuvo que el sarcófago encontrado en Toniná, “una acrópolis gigantesca, de las más grandes del mundo”, es “único en el México antiguo” y el tercero más grande después de los dos hallados en Palenque. 

Precisó que dentro de la cripta se encontró también una olla globular con tapa del llamado estilo chib, con huesos que fueron hervidos y fragmentados, cuya temporalidad no se corresponde con la del ataúd. 

Manifestó que según diversos elementos del hallazgo, la tumba permaneció inalterada durante más de 500 años a partir del 900 dC, aproximadamente, hasta 1490, “cuando se estableció un cacicazgo tzeltal en Toniná, que comenzó a reocupar los edificios y abrió las tumbas para extraer los objetos de origen maya, al tiempo que colocaba nuevas ofrendas”. 

El investigador del INAH mostró también el palacio donde gobernó Chaak Bak Nal, del año 688 al 708, quien “hizo de Toniná el imperio militar más grande de la historia maya hasta antes de la llegada de los aztecas”. 

Precisó que el palacio, encontrado hace cuatro años –pero que no se ha abierto al público– forma parte “esencial de un gran complejo que tiene 320 metros de base y 63 de alto, que la hace una de las estructuras piramidales más grandes de México y también del mundo”.

Dentro del lugar, precisó, se encontró un mural que da testimonio de la historia del edificio y que ha sido restaurado junto con el palacio; ahí estaba su estado mayor, donde atendía a sus invitados, y como era gobernante que tomó el poder después del secuestro de su antecesor, tenía una serie de medidas de seguridad para hablar con él”. 

Caída de dinastías 

Respecto de la tumba, Juan Yadeun Angulo indicó que “presenta alteraciones, porque fue abierta en una parte, alrededor de los años 1490-1495 por gente de origen tzeltal que apartó algunos componentes originales, sobre todo la cerámica, que fueron repartidos por alrededor del sarcófago”. 

Los huesos que quedaron, abundó, “los empujaron hacia una sección del sarcófago y colocaron la olla con tapa que contenía los huesos hervidos”. El ataúd tiene un fondo de 60 centímetros y en cada una de sus esquinas hay soportes en forma de botón. 

Aseveró que la antigüedad de la tumba de piedra, que todavía no se especifica si fue elaborada con roca volcánica o caliza, corresponde al lapso que va de 840-900 dC, por lo que representa un periodo que llenaría “un vacío en la línea del tiempo, entre la última inscripción maya registrada en Toniná, en el año 840 dC, y las posteriores de influencias tolteca”. 

En opinión del arqueólogo, el hallazgo permitirá “contar con nuevos elementos sobre el derrumbe de la antigua civilización maya, saber con precisión quiénes causaron el declive, si fue gente local influenciada por grupos del Altiplano, venida directamente de esta parte de Mesoamérica o de lo que hoy es Tabasco”. 

Una de las teorías sobre la caída de los reinos mayas, subrayó Yadeun Angulo, “apunta al arribo de pueblos toltecas del Altiplano Central a la región, que eran grupos de carácter corporativo, ejércitos grandes, que quizá procedían del área de Puebla-Tlaxcala, la costa del Golfo y Oaxaca, ligados lo mismo a Tula”. 

El arqueólogo del INAH recordó que en el año 840 dC, “hubo una transformación muy importante en las urbes mayas, dejó de haber representaciones escultóricas e inscripciones, lo que se ha interpretado como un abandono masivo de los asentamientos”, lo cual significa que “para esos tiempos, en el México antiguo se estaba suscitando una revolución, al caer las dinastías y asumir el poder grupos de guerreros”.

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