“Continúa estando vivo y sigue siendo capaz de enriquecer la cultura”
Unas 200.000 personas se acercaron a la Basílica de San Antonio de Padua del 15 al 20 de febrero para la ostensión excepcional del Cuerpo del santo.
“Lo sorprendente es que todas esas personas -era una procesión interminable- tenían la percepción clara, no de encontrarse ante un muerto, un esqueleto o unos huesos, sino ante una persona que está y que está viva”, explicó a Radio Vaticano el vicario general de la diócesis de Padua, monseñor Paolo Doni.
Las ochenta horas de exposición de los restos mortales de san Antonio han provocado “un movimiento espontáneo por parte de muchísimas personas, y no sólo de la ciudad y de la diócesis, sino de muchos otros lugares de Italia y también del extranjero”, continuó.
Para monseñor Doni, la respuesta a la ostensión excepcional muestra que “las personas tienen una gran necesidad de tener un punto de referencia espiritual, de una persona”.
Y se debe a “la presencia de una persona -en este caso Antonio- que no es del pasado, sino del presente”, según “la gran verdad que es la comunión de los santos”, que “supera el tiempo y el espacio”.
Según el vicario general de Padua, san Antonio de Padua ha representado, en su tiempo y todavía representa hoy, el amor a los pobres, a la justicia y a la ley.
“Esta presencia de Antonio, con los valores que ha propuesto y que continúa proponiendo, ha sido en estos días como renovada”, afirmó.
Porque, continuó, el santo de Padua “es una persona que continúa estando viva y sigue siendo capaz de enriquecer y animar la cultura de esta tierra”.
Los restos mortales de san Antonio fueron expuestos en la Capilla de las Reliquias de la Basílica Pontifica del santo en Padua.
El Cuerpo de san Antonio estuvo visible en una urna de vidrio, después de 29 años de su último reconocimiento canónico y médico-científico, que tuvo lugar en enero de 1981, 750 años después de la muerte del santo.
A ello siguió una ostensión que se prolongó hasta el 1 de marzo de 1981, y que vio afluir a la Basílica cerca de 650.000 peregrinos.
La ostensión de la semana pasada coincidió con la fiesta litúrgica de la Traslación de san Antonio (llamada también Fiesta de la Lengua), que se celebra cada año en la Basílica el 15 de febrero.
La fiesta recuerda la primera traslación del Cuerpo del santo, que tuvo lugar el 8 de abril de 1263 por obra de san Buenaventura (que encontró en aquella ocasión la lengua incorrupta), y la del 15 de febrero de 1350, cuando la tumba del santo ocupó su lugar definitivo en la actual Capilla del Arca.