Monsiváis y El Fisgón revisan de manera crítica y gráfica la Independencia y la Revolución

LA JORNADA

Monsiváis y El Fisgón revisan de manera crítica y gráfica la Independencia y la Revolución

México a través de las causas, a contrapelo de la historia oficial

La exposición, curada por el caricaturista, integra 800 piezas, entre ellas algunos objetos provenientes de la colección del escritor

Se inaugura mañana en el Museo del Estanquillo

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Las piezas de la muestra destacan por su originalidad, su autoría y su rareza. Arriba, Rafael Barajas durante la entrevistaFoto Roberto García Ortiz

Arturo García Hernández

Periódico La Jornada
Domingo 7 de marzo de 2010, p. 2

De todas las actividades oficiales o independientes organizadas para conmemorar el centenario de la Revolución y el bicentenario de la Independencia, la más original por su contenido, por su enfoque y por sus aportes historiográficos será sin duda México a través de las causas, que mañana se inaugura en el Museo del Estanquillo.

Carlos Monsiváis y el caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón, son los autores intelectuales de la muestra integrada por un conjunto, en su mayoría poco conocido, de fotografías, grabados, dibujos, pinturas y documentos varios y otros objetos provenientes de la legendaria colección del escritor, ordenados en un discurso históriográfico por El Fisgón, quien fungió como curador.

Es –remarca Rafael Barajas– una revisión crítica de las causas de la Independencia y la Revolución, a contrapelo de la historiografía oficial.

Un recorrido por la exposición permite comprobar que, en efecto, ese periodo de la historia de México puede ser dividido en causas: la justicia social, la soberanía, la democracia, la educación, el reparto de la tierra, la libertad, la tolerancia, etcétera, todas –según se percibe– penosamente incumplidas y por lo mismo vigentes.

De Posada al EZLN

La muestra abre con una línea del tiempo ilustrada por todas las portadas originales –enmarcadas– que hizo José Guadalupe Posada para los tomos de la Biblioteca del Niño Mexicano, elaborada por Heriberto Frías, destinada a difundir la historia entre los niños, desde la época prehispánica hasta la intervención. Es una pieza notable.

A continuación se despliega la sección de la soberanía, empezando por la guerra de Independencia, seguida por las distintas intervenciones militares que sufrió el país a lo largo del siglo XIX, mismas que dificultaron inmensamente la consolidación del estado nacional.

En montajes iconográficos se van sucediendo las piezas que ilustran cada época, algunas –señala el caricaturista de La Jornada– de mayor calidad que otras, pero que adquieren fuerza y sentido en el conjunto. Es el caso de la iconografía de Hidalgo en dibujos, grabados y litografías que registran distintos momentos de su lucha, desde el grito de Dolores hasta su aprehensión y muerte.

Otra pieza notable es la litografía que recrea la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, con Iturbide a la cabeza; hay un retrato de éste de época, junto a su sello, que representaba un águila real; en otro nicho está un retrato de Guadalupe Victoria y su sello del águila republicana.

Lo grupos iconográficos se complementan con dibujos y grabados que reflejan con fidelidad cómo se vestían los soldados de uno y otro bando.

De la guerra de intervención de Estados Unidos, en 1847, hay tres grabados, originales de época: uno ofrece la versión de los invasores, con la bandera estadunidense ondeando en Palacio Nacional y la gente aplaudiéndoles; otra, es la versión mexicana, donde se ve gente del pueblo apedreando las carretas de los invasores que entran al Zócalo y los francotiradores del Ejército mexicano vendiendo cara la derrota. Una tercera versión sintetiza ambos puntos de vista. Son piezas excepcionales que Rafael Barajas adquirió en Estados Unidos. En otra pieza se observa el Zócalo tomado ahora por los franceses.

En una vitrina se pueden ver las fotos de los generales gringos que participaron en la batallas; en otra, fotos originales de época de los liberales mexicanos que enfrentaron la invasión francesa y el imperio de Maximiliano: Benito Juárez, Lafragua, Ezequiel Montes, Porfirio Díaz.

Conmovedora Suave Patria

No se puede dejar de lado el conjunto que ilustra el poema de Ramón López Velarde, Suave Patria, cuya pertinencia en el discurso iconográfico es conmovedora.

Imposible siquiera enumerar aquí las más de 800 piezas incluidas en la exposición. Cual más valiosa por su rareza, su belleza o su valor documental.

Destacan los conjuntos iconográficos dedicados a Emiliano Zapata, Francisco Villa, Franciso I. Madero, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, de quienes se muestran fotografías originales de época hasta ahora poco o nada conocidas. Los muestran en distintos momentos de su vida, hasta la muerte. Dos de las de Zapata se pueden apreciar con sus correspondientes negativos.

Por otro lado, el proceso maderista está ilustrado con hojas volante de la época.

En el recorrido-entrevista, Rafael Barajas hace notar que igual que al inicio de la guerra de Independencia, en los primeros años del siglo XX una de las causas más urgentes sigue siendo la justicia social, tanto, que da lugar a la Revolución.

A lo largo de la exposición también se observan maquetas encargadas por Monsiváis a artesanos, que recrean diversos episodios del periodo histórico revisado. Entre otras, hay una de la casa de los hermanos Serdan en Puebla, en el momento del asalto del ejército porfirista.

Una de las rarezas de la muestra, es un acta original en la que se aprecia la firma de Aquiles Serdán, dando por recibida su credencial como miembro del movimiento electoral antirreleccionista.

Admite Rafael Barajas que fue un lujo disponer de tanto material proveniente de la colección de Carlos Monsiváis, además del que prestó el propio caricaturista. Asegura que dejó fuera la mitad del que tuvo a su disposición.

La expropiación petrolera (perteneciente a la causa de la sobernía) es otro de los temas contemplados en la muestra. Además de las fotos de Lázaro Cárdenas en el momento de la expropiación, el público podrá oír el audio del discurso, cómo hablaba el entonces presidente de la República. La iconografía al respecto se complementa con ejemplos de la abundante producción plástica que hubo alrededor de tema. Sobresale un grabado de Leopoldo Méndez junto a la placa con que se imprimió.

Como hace 200 y hace 100 años

A los nombres de Leopoldo Méndez y Guadalupe Posada, cuyas obras testimonian distintos momentos, habrá que agregar los de Diego Rivera, Orozco (caricaturas, sobre todo), Miguel Cobarrubias, Julio Ruelas, Juan O’ Gorman, José María Velasco. Si se evalúa por los artistas incluidos y por las rarezas que de ellos se exhiben, México a través de las causas también debe tener incalculable valor económico.

Así, la exposición llega hasta el movimiento estudiantil y la matanza de 1968. Al respecto hay un antialtar a Gustavo Díaz Ordaz, con su retrato oficial, rodeado por las caricaturas que distintos artistas hicieron de él, varias en el momento de mayor represión.

No se puede dejar de lado la historieta de Rius contando el 68, dispuesta en vitrinas sobre las que se observan fotos de los distintos pasajes recreados por el caricaturista.

El siguiente periodo abordado es el de la guerra sucia de los años 70, que ofrece como aporte historiográfico fotografías del cadáver de Genaro Vázquez y de sus funerales, así como de los guerrilleros detenidos por la policía.

La revisión culmina con referencias al levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Otra vez la causa de la justicia social: Igual que hace 200 y que hace 100 años.

La exposición, que admite toda suerte de lecturas (histórica, política, social) es una lección de historia crítica; sacude con su crudeza y conmueve con su aliento épico.

 

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