El sur del Querétaro prehispánico

 

El sur del Querétaro prehispánico 

Daniel Valencia 

El sur del estado de Querétaro se compone fisiográficamente por el valle de San Juan del Río, el valle de Querétaro y las planicies de Huimilpan y Amealco.  

Este territorio comenzó a poblarse con sociedades agrícolas desde el año 500 antes de Cristo.  

Para sus asentamientos escogieron terrenos con tierras fértiles y acceso al agua de ríos y arroyos.

La concentración de población dedicada a la producción de granos y vegetales como maíz, frijol, calabaza y chile, así como el establecimiento de redes de circulación de materias primas y de objetos ya manufacturados, permitió establecer una jerarquización social.  

Es muy posible que desde entonces se haya establecido el tributo, pago de una especie de impuesto por un sector de la población, tanto en mano de obra como en especie, iniciando una forma de acumulación de riqueza y poder.  

Es de esta forma, que se comienzan a construir los primeros lugares de culto o centros ceremoniales en donde se construyen plazas y pequeños basamentos.

Los más antiguos asentamientos en el sur de Querétaro presentan una estrecha relación con la llamada cultura Chupícuaro, cuyo principal centro de población se encontraba en las márgenes del río Lerma, muy cerca del actual Acámbaro, en Guanajuato.  

Si bien esta presencia de Chupícuaro alcanza los dos valles queretanos, es más notoria y temprana en el de San Juan del Río, dejando en segundo término al de Querétaro.  

La cultura Chupícuaro se caracteriza por una arquitectura sencilla de plataformas bajas, de ritos funerarios muy elaborados y particularmente por una cerámica muy elaborada en su decoración.

Esta cultura se verá enriquecida posteriormente con la llegada de grupos de la cuenca de México, quienes imponen rasgos de la cultura material de Cuicuilco, Ticomán y Cuautitlán.  

Entre estos se encuentran las figurillas femeninas de barro relacionadas con la fertilidad, así como objetos en cerámica con formas y estilos propios de su lugar de origen.

Alrededor del año 200 d.C. Chupícuaro cede su papel rector en el sur de Querétaro al naciente estado teotihuacano.  

Al igual que las influencias culturales anteriores Teotihuacan permite el surgimiento de centros políticos y religiosos importantes en el valle de San Juan del río, como lo son El Rosario y El Cerro de la Cruz.  

Entre las características que la cultura teotihuacana deja presentes en estos sitios se encuentra la pintura mural en el primero y el uso de talud-tablero en el Cerro de la Cruz.

En tanto, el valle de Querétaro parece tener un desarrollo propio más sólido, pues la influencia teotihuacana será en algunos casos particular como en La Negreta y en otros más tardía, como en El Cerrito.  

La arquitectura no muestra influencia alguna, sin embargo si se observa una abundante cantidad de materias primas y mercancías controladas por Teotihuacan.  

Desde nuestro punto de vista se debe a que el valle de Querétaro mostró una mayor relación con las culturas de occidente y norte de Mesoamérica, en este y los siguientes períodos de poblamiento.

Hacia fines del periodo Clásico en el valle de San Juan del Río la cultura teotihuacana reduce su presencia dando paso a la consolidación cultural de grupos locales.  

Estos serán influenciados por los fenómenos migratorios ocurridos años después de la caída de Teotihuacan.  

Durante este período llamado Epiclásico, se realizarán acomodos poblacionales, dando lugar al surgimiento de nuevos e importantes centros rectores de la vida religiosa y política.  

En el valle de Querétaro El Cerrito se convertirá en eje de un patrón de asentamiento semidisperso del cual participan sitios como Santa Bárbara, La Negreta y Balvanera.

La etapa de ocupación siguiente en este valle fue la tolteca, en el período Posclásico Temprano entre los años 900 y 1,200 d.C. de tal forma El Cerrito se convierte en uno de los sitios más importantes del mundo tolteca, esto es, una Tollan o sitio a donde se recurría a legitimar y refrendar los vínculos de poder de los grandes señores de la región identificados con la cosmogonía tolteca.  

La arquitectura se vuelve monumental e integra en su decoración a la escultura en piedra.  

Refrendando de esta manera las nuevas identidades mesoamericanas, entre estas el reconocimiento al lugar de origen, el carácter sagrado de la guerra, la importancia de las deidades procedentes del norte y particularmente la cosmovisión alrededor de Quetzalcoatl.  

Este simbolismo fue también trasladado a sellos, malacates, figurillas y vasijas de barro identificadas como toltecas

La caída de la cultura tolteca en el valle ocurre de manera abrupta hacia el año 1,200 d.C., dando paso a una ocupación multiétnica con su respectiva cultura material. Es muy probable que la población también se haya reducido en número, sin embargo los primeros documentos históricos registran la presencia de grupos otomíes, tarascos y chichimecas.  

Estos grupos permanecieron ocupando y manteniendo en uso importantes asentamientos como El Cerrito y Apapátaro, además de participar en la fundación de Querétaro.

El presente trabajo pretende dar una visión panorámica de la historia prehispánica de los valles de Querétaro y San Juan del Río, del actual estado de Querétaro.  

Para ello se recurre al trabajo de investigación arqueológica realizado por especialistas durante los últimos veinte años. De tal forma se seleccionaron algunos sitios representativos de las distintas regiones culturales antes descritas.

La información existente sobre cada uno de ellos ha dependido del tipo de investigación realizado, variando desde el registro de colecciones, rescates arqueológicos hasta proyectos integrales de conservación.  

Solamente dos de los sitios descritos más adelante se encuentran abiertos al público, los demás son resguardados por la comunidad en donde se encuentran y otros más no pueden ser vistos desde superficie por el gran volumen de tierra que los tapa.

La dinámica de las investigaciones arqueológicas realizadas en Querétaro ha modificado recientemente muchas ideas sobre su pasado prehispánico.  

Esperamos compartir estos datos y participar de la construcción de una identidad regional y local, fundamentada en la historia más antigua de nuestro estado.