Los ferrocarriles militarizados en las batallas del Bajío en 1915
Diario de Querétaro
Dr. Francisco Javier Meyer
El 7 de abril de 1915 se llevó a cabo la primera batalla en las inmediaciones de Celaya entre los contingentes de Francisco Villa y Álvaro Obregón. El principio de esta batalla lo perdió Obregón y lo perdió en el ferrocarril. Tenía ya la vanguardia destruida, y entonces Obregón habilita un tren y revierte la situación. Fue una batalla envolvente y la estrategia de Obregón fue resistir. Una vez derrotado, convierte la derrota en una retirada organizada y entonces resiste hasta que Villa agota sus elementos, ya que Obregón cree que el enemigo está agotado, pasa a la ofensiva con dos divisiones de caballería, y los villistas primero se retiran y después huyen, eran cuatro divisiones del ejército villista, pues aunque se denominaban división del Norte en realidad eran todo un ejército con varias divisiones.
La segunda batalla de Celaya, la del 16 de abril de 1915, fue catastrófica para la División del Norte de Francisco Villa. Las bajas fueron del orden de 4 mil muertos, 5 mil heridos, 6 mil dispersos, algo así como 15 mil bajas en total del ejército villista. En cambio las bajas en el ejército obregonista fueron de 138 muertos y 276 heridos. Este fue el golpe duro que se llevó el villismo, la derrota fue muy grande.
La estrategia militar por parte de los obregonistas consistió en un movimiento envolvente de la caballería en el Norte, en el Sur de la infantería y ya que estaban retirándose, buena parte de ellos en el ferrocarril, ahí los agarraron, estando los villistas arriba del ferrocarril, por eso son unas bajas tan terribles. Esta fue una victoria muy sonada del ejército Constitucionalista, entre cuyos contingentes se encontraba el obregonista.
En las inmediaciones de León, en la hacienda Santa Ana del Conde fue donde Obregón perdió el brazo en batalla: estaba observando a su enemigo, y lo observó desde que colocaron la pieza de artillería y aunque trato de huir, no alcanzó a correr lo suficiente. Y aunque se le dice el manco de Celaya, en donde perdió el brazo fue en la batalla de León, está en la gotera de León en un lugar que se llama de Trinidad. Aquí lo importante es que el Estado Mayor de Obregón se moviliza hasta la estación del ferrocarril de Trinidad, ahí es donde fue bien atendido Obregón en un vagón del ferrocarril habilitado para servicios sanitarios.
La batalla por León, que le llamamos de Trinidad, representó una derrota grande para el ejército del Norte: 5 mil muertos, heridos, prisioneros, pero sobre todo dispersos porque Villa se está desprestigiando y la gente está abandonando su ejército rápidamente. El ejército obregonista sólo tuvo 700 bajas entre muertos y heridos.
Sin embargo, es en la batalla que sigue, en la de Aguascalientes, donde tengo más oportunidad de calibrar el papel del ferrocarril, porque de León a Aguascalientes la mayoría del desplace de las cuatro divisiones obregonistas es por tierra, no tienen los trenes suficientes para llegar a Aguascalientes. Obregón dice, sí estuvo muy bien que haya yo ganado en las llamadas batallas de Celaya, pero la plaza más importante era Aguascalientes por sus instalaciones ferroviarias, pues de Aguascalientes puede derivarse a varios puntos del Norte.
Estas fueron batallas bien raras: en la segunda batalla de Celaya, está publicado en los periódicos: Villa le dice al periodista, dígale a Obregón que se cuide porque lo voy a atacar otra vez en Celaya y llevo treinta y tantos cañones. Le dice toda su estrategia, y además lo cumple; no me explicó porqué hizo eso. Entonces Obregón señala en su informe que Villa es muy capaz de cumplir sus amenazas y entonces se prepara y le gana contundentemente. Obregón ya no podía montar a caballo y se fue de León a Aguascalientes en tren, pero la mayoría de su ejército se desplazó por tierra.
En cambio la batalla de Aguascalientes fue mucho más pensada por parte de Villa, pues tanto éste como Obregón sabían que aquí se estaban jugando muchísimo. Ya estando sitiado Aguascalientes por los obregonistas, se les escapa una columna villista, la comandada por Rodolfo Fierro que era una bestia, pero tenía toda la confianza de Villa. Fierro evita el contingente obregonista y captura una estación de ferrocarril que se llama Pedrito y obliga al telegrafista a mandar mensajes a León, a Silao, a Irapuato, a Celaya y a Querétaro, ordenando que no presenten resistencia los villistas. Todo ejército tiene un sistema cifrado en su comunicación para identificar si la información efectivamente proviene de su contingente o del enemigo, al parecer aquí no la tenían. Y se le escapa Fierro a los obregonistas por la línea del ferrocarril y la va destruyendo hacia el Sur. La última misión importante que tuvo la División del Norte, y en este caso con Rodolfo Fierro fue en Querétaro, hasta acá llegó; iban buscando reforzarse con los zapatistas.
El ataque a Aguascalientes estuvo así: Villa había recurrido a algo que se utilizaba mucho en el campo de batalla europeo: artilló la entrada a Aguascalientes con trincheras, alambre de puas y bombas, lo convencieron de esta estrategia los militares de carrera que tenía a su servicio, aquellos antiguos oficiales de Porfirio Díaz. Pero Obregón se entera porque tenía un buen servicio de espionaje, y lo ataca por la retaguardia. Por eso también evita el uso del ferrocarril, porque Villa esperaba que Obregón llegara por ferrocarril a Aguascalientes. Esta también fue una victoria muy grande por parte de Obregón, pero habría que aclarar que para este momento lo mejor de la División del Norte había marchado al Sur con Fierro y no estuvieron en Aguascalientes en batalla. Además Obregón manda a un piquete de caballería a capturar a los trenes villistas con dos millones de cartuchos. Obregón termina su informe diciendo que afortunadamente el enemigo estaba dirigido por Villa, porque el ejército del Norte tenía estrategas militares muy capaces.
En los informes sobre estas batallas he encontrado que el ferrocarril se usaba como transporte de la tropa, tanto de la propia como la de prisioneros, y a los desmovilizados, es decir, cuando contingentes grandes se le rendían al enemigo, se les daba un boletito de tren y un dinero, y los mandaban de regreso a sus lugares de origen. El ferrocarril también servía para el transporte de soldaderas y de un montón de servicios logísticos muy variados: se utilizaban carros de ferrocarril especiales para transportar los pertrechos, el ganado en pie que por lo regular constaba de caballos, pero a veces ganado para consumo; también lo usaban para transportar armamento, municiones y servicios sanitarios. Tenían carros enteros para servicios sanitarios, como el que se encontraba en la estación de Trinidad en el que atendieron a Obregón cuando perdió el brazo. También había carros para reparación, en el que contaban con todos los elementos necesarios; llegaron a pasar puentes de madera que se estaban quemando, entonces se bajaba rápido el ferrocarrilero que traía Obregón, y él decía si pasaba el tren o no, y cuando pasaban, se bajaba el último contingente a apagar el incendio. Entonces los trenes militarizados tenían infraestructura para construcción, para sabotaje de vías férreas, para destrucción de ellas, para repararlas, para darles mantenimiento.
Las batallas de 1915 que aquí hemos visto, las de Celaya y Aguascalientes, son un parteaguas en la revolución; ahí se cancela la posibilidad de un gobierno popular y queda la clase media mezclada con la clase rica de Carranza dirigiendo al país. Y en estas batallas del Bajío jugó un papel importante el ferrocarril.