La Revolución en Querétaro Parte 2

México: Un Bicentenario y Un Centenario
Querétaro: Un Bicentenario y Un Centenario

Las asonadas revueltas y guerras presentes en Querétaro desde 1810 se traducen en un deseo de los queretanos a no vincularse con ninguna facción en lucha en ese despertar de México de 1910.

Recordemos el diario oficial del estado que para 1889 dice: Las revoluciones han sido enemigas de la prosperidad de Querétaro. Han sido saqueadas las casas de comercio, quemados los archivos públicos, el pueblo perseguido y diezmada la población.

Los préstamos, el robo de semilla y de animales para sostener los combates de la revolución en la sierra agotaron casi por completo las riquezas tanto públicas como privadas.

Y es bien sabido que para 1867 en el famoso sitio de Querétaro se acabó de herir de muerte el progreso de la ciudad, se destruyeron sus fincas, se extorsionó por hambre y por robo a sus habitantes y Querétaro sucumbió y se rindió a su destino.

Es importante recordar las palabras de Francisco I. Madero, dirigidas a los queretanos desde la Alameda:
“Os convoco para que toméis las armas y derroquéis al gobierno del General Díaz, no es solamente por el atentado que cometió durante las últimas elecciones, sino para salvar a la patria de un porvenir sombrío que le espera”

En esta nuestra ciudad, hay que tener presente que en el antiguo templo de la Compañía de Jesús, ya para 1865, además de ser la Parroquia de Santiago y Catedral, fue recibido solemnemente Maximiliano a su llegada a esta ciudad.

En Querétaro siempre se concentran las personas y los acontecimientos, todos vienen de fuera, en un territorio donde la guerra violenta ha destruido la economía, las minas se han abandonado, el comercio exterior casi no existe y la agricultura languidece.

Cercana ya la llamada revolución mexicana, estallan en territorio queretano una serie de insurrecciones llamadas socialistas, en la Sierra Gorda, motivada por los despojos de tierras que sufren los campesinos y las comunidades indígenas.

La encabeza también un cura: Mauricio Zavala, el llamado gobernador indígena Juan Santiago, y Miguel Negrete, quien proclama el plan socialista de la Sierra Gorda, y donde su primer postulado señala que Dios creó la tierra para todos los hombres, y por lo mismo todos deben ser dueños del suelo, que los conquistadores españoles no tuvieron derecho alguno para apropiarse por medio de la violencia de lo que ahora es el territorio nacional, y que es sabido que ya encontraron poblada y repartida toda la patria y por lo tanto la conquista no fue mas que una usurpación.

“Todos son hidalgos finos,
de conocidos solares…
¡Como si no se supiera
que allá radiaban de hambre!

Viene de España por el Mar Salobre
a nuestro mexicano domicilio
un hombre tosco, sin algún auxilio,
de salud falto y de dinero pobre”

José Félix Zavala
Tres de Cuarenta

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