México: Un Bicentenario y Un Centenario
Querétaro: Un Bicentenario y Un Centenario
Es bien sabido por todos que Francisco I. Madero se refugió en Octubre de 1910 en la ciudad de San Antonio, Texas, con un grupo de antirreeleccionistas con los que preparó las bases financieras, militares e ideológicas para la revolución que debiera estallar el 20 de Noviembre de ese mismo año.
Este grupo radicado en San Antonio, envió copias del plan, cartas, dinero y pertrechos de guerra, así como a agentes para que conferenciaran con los presuntos jefes del movimiento que se estaba gestando y otros tantos fueron llamados a San Antonio para recibir instrucciones.
Porfirio Díaz se dio cuenta del plan maderista, por lo que intentó hacer fracasar dicho plan, sacrificando en Puebla a Aquiles Serdán, sin embargo, antes de que concluyera el año de 1910, tanto en el norte como en el oeste del país hubieron brotes armados maderistas y, el famoso Plan de San Luis despertó entre los pobladores de Morelos la demanda de sus derechos sobre tierras y aguas, los cuales les habían sido retirados durante el porfiriato.
En lo que concierne a Querétaro, en la parte de los Valles Centrales, se había devuelto durante el porfirismo las antiguas “glorias” a lo que corresponde a San Juan Del Rio y la ciudad de Querétaro, donde los hacendados habían conservado las viejas prácticas productivas, así como el arrendamiento de las tierras, el peonaje acasillado y la famosa mediería.
Pareciera que el temor a las revueltas y asonadas, tradujo en los queretanos pudientes el no vincularse con las fuerzas en lucha.
Fue en la Sierra Gorda, donde en Querétaro se sintieron los problemas de la revolución maderista, ya que en esta región del estado, a principios del siglo XX las haciendas no alcanzan a desarrollarse económicamente, pero sí eran demandantes de grandes extensiones de tierra, por lo que proliferó entre los rancheros una reclama de espacios políticos que tendrá un inicio con el levantamiento armado que encabeza Miguel Acosta en Lagunillas el 29 de Abril de 1911.
A nivel nacional, el ejército organizado por Porfirio Díaz llegaba apenas a 14 mil integrantes, la mayoría de ellos por consignación y leva que combatían forzada y resentidamente, quienes continuamente fueron víctimas de emboscadas y acechanzas, y jamás dieron alcance a las tropas revolucionarias, a lo que se puede aunar una gran deficiencia en los servicios de espionaje, información, aprovisionamiento y desconocimiento de los territorios.
José Félix Zavala
Nueve de Cuarenta