«Milagros por la música»

Conservatorio José G. Velásquez milagros por la música

Conservatorio José G. Velásquez.

Diario de Querétaro

Margarita Ladrón de Guevara

Querétaro, Querétaro.- «Si en verdad quisieran apoyar a la formación musical, en vez de dar dinero a proyectos que son temporales el gobierno debería ver a los que trabajamos desde abajo, con seriedad, de manera sostenida y desde hace mucho tiempo», es lo que opina el director del Conservatorio Libre de Música José Guadalupe Velásquez, Benjamín Vega Robles. «Esta es una institución que da la cara por Querétaro desde hace más de cien años, deberíamos tener más apoyo» reclama «hay muchos proyectos y espectáculos que no nos llevan a nada y se gastan un dineral en ellos, y a nosotros nos dejan a la buena de Dios».

«A pesar de sus limitaciones económicas, el Conservatorio hace mucho» se lamenta Vega, pues tampoco puede ofrecerle a los muchachos instrumentos, cuentan con varios pianos pero están deteriorados y no tienen recursos para repararlos «es una tristeza no poder ofrecer algo más digno a los estudiantes», por eso dice que ahí se hacen milagros a favor de la música.

El presbítero José Guadalupe Velásquez nació en Querétaro 1856 y murió en 1920. Cuando regresó de estudiar música de Alemania fundó, en 1892, la escuela de música sacra. Cuando la escuela tenía 50 años, la ciudad de Querétaro había cambiado; el director era Cirilo Conejo Roldán y él notó que por ser escuela de música sacra, sólo recibían hombres como alumnos así que decidió ampliar la matrícula creando el Conservatorio Libre. También aumentó las materias y clases de instrumentos, para poder no sólo dar órgano y canto gregoriano, si no todos los instrumentos que se requirieran a hombres y mujeres; en el centenario de la fundación, se le dio el nombre del fundador, José Guadalupe Velásquez, en 1992. La escuela nació en el templo de Teresitas, en Reforma; después se cambió a Ocampo #2, pero el ex convento donó una parte para que, compartiendo con la curia y la asociación de asistencia Caritas, ocupe el edificio del ex convento de Teresitas en la calle de Vergara. Ahí, el Conservatorio tiene 89 alumnos en el Bachillerato Musical y 49 en la Licenciatura en Música. En este ciclo escolar hay 33 maestros, todos mexicanos a excepción de la maestra cubana, Eloisa Machado que imparte piano.

Con la llegada en 1992 de músicos de la Filarmónica, el nivel musical de Querétaro cambió para bien. Al ver que el Conservatorio se estaba «quedando chiquito», el padre Benjamín decidió obtener de la SEP la validez oficial en estudios musicales; a partir de este año 2010, los estudiantes pueden tener un certificado de la SEP en bachillerato musical y la licenciatura en música. Es así que el bachillerato ofrece un plan de estudios de tres años en los cuales pueden estudiar violín, piano, canto, viola, contrabajo, chelo, guitarra, flauta transversa, saxofón, trompeta o clarinete; además, los tres años aprenden sobre dirección de conjuntos corales e historia de la música; en licenciatura, también se estudia italiano y alemán, junto con dichos instrumentos. «Antes, el Conservatorio se avalaba a sí mismo, pero hay que darle a los muchachos herramientas para poder trabajar, desde dar clases a seguir estudiando». Si bien los alumnos deben realizar paralelamente sus estudios musicales del Conservatorio, con la educación escolarizada de la SEP, pueden estudiar en alguna otra institución que tenga música en cualquier parte del mundo. «Los mismos alumnos nos empezaron a exigir tener la validez oficial, y eso nos ha ayudado a elevar el nivel pues la SEP es muy rigurosa». Reconoce que les ha costado trabajo subir la exigencia «antes los estudios eran muy de casa, la llevábamos tranquila, pero decidimos meternos a los programas de la SEP, nos encarrilamos a lo establecido y aunque es tardado, nos ayuda para ponernos a la altura y aumentar nuestro prestigio». Afortunadamente, dice, la SEP e instituciones encargadas han tenido paciencia. El diseño del programa fue con base en ejemplos del Conservatorio de Celaya o la propia SEP.

Egresados del Conservatorio son el violinista y director de orquesta Cuathemoc Juárez y el violinista Daniel Solis, actuales músicos de la Filarmónica de Querétaro; Francisco Álvarez es otro alumno destacado que continuó sus estudios en Alemania. Vladimir Curiel, ahora concertista, también empezó en el Conservatorio desde niño. Respecto a la deserción, es alta; los muchachos creen que es fácil y cuando se dan cuenta de la gran disciplina que hay que tener, se salen. Por eso es importante que estudien paralelamente preparatoria porque cuando desertan del Conservatorio, no tienen más opciones.

Vega afirma que la esperanza son los niños, por eso es que desde hace 20 años ofrecen los talleres de iniciación musical, para niños de 5 a 12 años; así, si hay talento, se fomenta desde la niñez, «los muchachos que entran al bachillerato sin saber nada les cuesta más trabajo aprender música, pero los que están aquí desde niños profundizan en el instrumento, ya no toman algunas materias» abunda el padre Benjamín quien asumió la dirección del Conservatorio cuando Eduardo Loarca, su anterior director, falleció. «La opción laboral es dar clases en escuelas pero aquellos que quieran ser concertistas, deben continuar profundizando en su instrumento aún después de que salen de la licenciatura».

El Conservatorio se mantiene sólo de las colegiaturas de los alumnos y la única institución gubernamental que los apoya es el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, que les da mensualmente 20 mil pesos «antes eran 15 mil», asegura Vega, «pero Laura Corvera vino y vio que necesitábamos más y nos aumentó el apoyo; yo se que si por ella fuera, nos daría más apoyos porque ella es testigo del gran trabajo que hacemos aquí». No pagan renta ni predial pues el edificio pertenece a la curia, que no les cobra.

El coro del Conservatorio ha sido invitado varias veces por la Orquesta Filarmónica de Querétaro para participar en conciertos especiales, como Carmina Burana de Orff, 9ª Sinfonía de Beethoven, Réquiem de Verdi y Mozart, etc. «los muchachos se pelean por participar» admite Vega «esas invitaciones son una gran motivación pues les hacen sentir que vale la pena estudiar tanto». Al respecto, abunda, la relación con las demás instituciones artísticas es poca «el Conservatorio va creciendo y mejorando su nivel, eso nos dará la seguridad y confianza de relacionarnos con otras instituciones a nivel nacional, porque a veces hasta nos sentimos chiquitos», pero «si estamos mucho mejor, sólo es un proceso lento pero cuando alcancemos un mejor nivel por la exigencia que nos estamos imponiendo, podremos formar una orquesta».

Dentro de los próximos proyectos, Vega tiene el realizar un arreglo de la musicalización que Eduardo Loarca hizo del poema Suave patria, de Ramón López Velarde, para presentarlo en julio en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia.