El primer obispo y obispado
en territorio mexicano
En 1517, al tener noticia del descubrimiento realizado en marzo del mismo año por Francisco Hernández de Córdoba (ca.1475-1517), el Rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio (1500-1558), solicitó al Papa León X (1475-1521) la erección de un Obispado en las costas de Yucatán, a lo que el Sumo Pontífice accedió mediante la Bula “Sacri Apostolatus Ministerio”, del 24 de enero de 1518.
En esta Bula, que algunos investigadores fechan en 1519, el Papa, al tiempo de declarar que se interesa mucho por el Nuevo Mundo, recuerda el celo de los Reyes Católicos y erige, a petición del Rey Carlos, una iglesia en esa tierra.
Por Obispo fue designado en 1519 fray Julián Garcés (1452-1547), dominico, predicador del Monarca español, quien recibió la consagración episcopal en 1526. Sin embargo, la erección del Obispado “Carolense” quedó sin efecto, ya que en realidad los españoles no habían fundado pueblo alguno en aquella región.
Posteriormente, tras la conquista, que permitió un conocimiento más preciso del territorio de la Nueva España, se obtuvo de Su Santidad Clemente VII (1478-1534) la Bula “Devotionis tuae probata sinceritas”, del 13 de octubre de 1525, con la que se erigía la Diócesis de Tlaxcala, como sufragánea de la Arquidiócesis de Sevilla (España).
En dicha Bula, el Romano Pontífice declara que los límites de esta Diócesis “serán los que señale Carlos, Rey de Castilla”.
Así, Carlos I de España y V del Sacro Imperio expidió en Granada una cédula fechada el 19 de septiembre de 1526, en la que establece que el nuevo Obispado se extienda por Tlaxcala, Veracruz, Tabasco y parte de Chiapas.
La sede fue fijada en Tlaxcala, como recompensa a la lealtad que los tlaxcaltecas habían mostrado a los conquistadores.
Fray Julián Garcés llegó a la Nueva España en 1527 para tomar posesión de su Diócesis en la iglesia de los franciscanos de Tlaxcala, a la que erigió como Catedral con el título de “Santa María de la Purísima Concepción”.
Bajo su episcopado, y con territorio de la Diócesis de Tlaxcala, se erigió la Diócesis de México en septiembre de 1530, misma que pasó a reemplazar a Sevilla como sede metropolitana el 11 de febrero de 1546 por disposición del Papa Paulo III (1468-1549), mediante la Bula “Super Universas Orbis Ecclesias”.
Mientras tanto, para responder a la necesidad de una ruta comercial más corta entre la Ciudad de México y Veracruz, y ofrecer una ciudad dedicada al descanso y comercio de españoles que quisieran desarrollarse sin explotar a los indígenas, fray Toribio de Benavente (1482-1569) y los guardianes de los conventos de Cholula, Huejotzingo, Tepeaca y Tlaxcala, se dieron a la tarea de buscar el lugar apropiado, con el consentimiento del Obispo Garcés y el apoyo de Don Juan de Salmerón, miembro de la Segunda Audiencia.
Así, en la zona delimitada por el cauce del Río San Francisco y el Cerro de San Cristóbal (actualmente cerros de “Loreto” y “Guadalupe”), el 16 de abril de 1531 fue fundada la “Puebla de los Ángeles”, con una Misa celebrada por fray Toribio de Benavente, quien, junto a otros frailes franciscanos, construyó la primera de las capillas de la “Puebla” y acompañó a sus primeros habitantes.
Sin embargo, las lluvias torrenciales y el desigual crecimiento del Río San Francisco y sus afluentes, hicieron que la naciente Ciudad fuera reubicada al oeste del Río San Francisco en 1532.
Ese mismo año, mediante Real Cédula del 20 de marzo, el Rey Carlos I concedió al nuevo asentamiento el título de “Ciudad de Puebla los Ángeles”. Su primer párroco fue el padre Alonso Ruíz de Arévalo.
El desarrollo de la Puebla los Ángeles fue tan rápido, que los señores canónigos del Cabildo de la Catedral de Tlaxcala insistieron al Obispo Garcés que promoviera el traslado definitivo de la sede episcopal a la Angelópolis, lo que finalmente sucedió mediante Cédula Real del 6 de junio de 1543 firmada por el Regente (interino) Don Felipe (1527-1598) (luego, Rey Felipe II de España y I de Portugal).
La Arquidiócesis de Puebla es la más antigua de las iglesias particulares establecidas en México.
Algunos historiadores la consideran heredera del Obispado de Santa María de los Remedios, llamado “Carolense”, que habría de establecerse en Yucatán, y que nunca llegó a erigirse.
Se comenzó a construir a iniciativa de fray Julián Garcés, obispo de Tlaxcala, entre 1536 y 1539.
Posteriormente las autoridades virreinales ordenaron la construcción de un templo más grande y vistoso, proyecto que fue encomendado en 1575 al arquitecto Francisco Becerra.
No obstante, la falta de dinero y los cambios administrativos hicieron que las obras se detuvieran en 1626.
En 1634 el maestro mayor de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, Juan Gómez de Trasmonte, hizo una adecuación del proyecto, dándole un aspecto más clásico y una planta basilical.
En 1640 una cédula real encomendaba al obispo Juan de Palafox y Mendoza concluir el edificio, lo que sucedió ocho años y ocho meses después, siendo dedicado el templo a la Inmaculada Concepción y consagrado el 18 de abril de 1649.