Una carta
Cuánta razón has tenido desde entonces o ¿desde siempre?, cuando dijiste, “están muertos”. Era una mañana fría, esto antes de que te ausentarás en el trabajo por cuestiones de salud, no recuerdo bien el día, la hora, ni tú cara; recuerdo el monólogo de una mujer frente a nosotros que exponía sobre los museos, olvidé muchos detalles porque tus palabras retumbaron estridente y dolorosamente en mis oídos mientras que la voz al fondo los dormía.
¿A caso esta sensación-reacción fue indicación de que estaba viva, o sólo fue una reacción posmortem? En ese momento era eso, una reacción posmortem, me dirás quizá, “¿pero qué tonterías me dices?”. Sí Elsa, yo también estaba muerta. Renací cuando cometí un error, éste me dio la posibilidad de comprender que estaba a tiempo de recomponer lo que tenía descompuesto, mi vida.
El gobierno cada vez está encontrando los pretextos para aterrorizar a la población, ¿a qué están jugando?, se están burlando de nosotros. Dicen unos que nada sucede, y de los que si ven, se preguntan, qué hacer. ¿Es sabiduría negarse a ver que se puede hacer algo?, ¿vamos hacia un suicidio…colectivo?, o, ¿sólo “intentan” acabar con la poquísima disidencia creando el ambiente idóneo para encontrar una posible reacción? Cuando escuché la noticia sobre la iniciativa que presentó el Secretario de la Defensa en la que propuso la prohibición de los movimientos sociales, primero me asustó porque me hizo pensar en la posibilidad de una reacción armada, después me dio risa porque en este país es prácticamente inexistente la posibilidad de un movimiento social y menos que pueda tener incidencia.
Cuando hablo con amigos sobre los distintos problemas que enfrentamos: los bajos salarios, el desempleo, las pocas alternativas, la falta de recursos para el financiamiento de proyectos, el aumento de precio de la gasolina y como resultado el aumento de los precios de la canasta básica, ante éstos y más problemas me preguntan y qué hacemos cuando tenemos que cumplir doble jornada, pagar nuestras deudas o buscar empleo. Quién tiene la respuesta. Unos esperan que las autoridades resuelvan, pero por qué la ciudadanía no ejerce presión para que éstas respondan a sus obligaciones.
La sociedad mexicana está paralizada; por eso me preguntaba, para qué anunciar la iniciativa, por qué en las calles se está haciendo cotidiano ver camiones de militares y marines en la ciudad de México, por qué el cacareo de las detenciones de los narcos que transportan mariguana. Están reforzando la maquinaria de terror para controlar a la población o sólo es la inyección del miedo mezclado con el pesimismo, la apatía, la ignorancia, la intolerancia, la competencia rapaz, la envidia. En pocas palabras es la inyección de la parálisis.
Tenemos muchos problemas que toman su mayor expresión, a través del ejercicio de la violencia armada o que se está armando, pero no para la revolución o en beneficio de esta sociedad. Como tal estamos siendo secuestrados por lo que vale nuestras casas o coches, o lo poco valioso que tenemos. ¿Se necesita el ejército en las calles?, muchos han gritado que sí. Es un error, cuando éste carece de ética, cuando desconoce los derechos humanos, cuando viola y forma parte del sistema de corrupción.
Creo que nosotros tenemos que buscar la respuesta, asumir nuestro compromiso, tomar una postura y trabajar juntos. Pero tienes razón, “estamos muertos”, ya no sentimos el dolor ni el castigo, estamos tan acostumbrados que no hay reacción a pesar de que en las calles se manifiesta la presión por los bajos salarios, por el aumento de la violencia y demás problemas que todos padecemos de una u otra forma, coincidimos.
Elsa, tus palabras singuen retumbando en mis oídos, el trabajo que ya se está haciendo es apenas una mínima parte, la poca o nula incidencia que puedan tener los pequeños grupos es apenas una reacción posmortem.
Es lo que veo desde hace tanto tiempo.
Saludos fraternales.
Norma Páez