Jaime Martínez Veloz
Anteayer se cumplieron 27 años de que se fundó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (17 de noviembre de 1983), cuya irrupción en el escenario nacional y chiapaneco modificó sustancialmente la geografía política estatal y la del país.
En los días posteriores al levantamiento armado el EZLN dio a conocer un documento elaborado por el subcomandante Marcos que describía las condiciones de miseria y abandono que vivía la entidad hasta esas fechas: “Chiapas: el sureste en dos vientos, una tormenta y una profecía”
. Comparto con los lectores algunas partes, pues creo que su contenido no sólo refleja la realidad chiapaneca de ese tiempo sino también es un ejercicio de investigación realizado con rigor académico pero narrado de forma que puede ser entendido por cualquiera. Un link donde se le puede encontrar es: http://ujs-pr.tripod.com/herramientas/textos/Chiapas.htm.
“Suponga que habita usted en el norte, centro y occidente del país. Suponga que hace usted caso de la antigua frase de Sectur de ‘Conozca México primero’. Suponga que decide conocer el sureste de su país y suponga que del sureste elige usted al estado de Chiapas. Suponga que toma usted por carretera (llegar por aire a Chiapas no sólo es caro sino improbable y de fantasía: sólo hay dos aeropuertos ‘civiles’ y uno militar). Si usted entró por una de las tres carreteras que hay para llegar al estado: por el norte del estado, por la costa del Pacífico y por esta carretera que usted supone haber tomado, se llega a este rincón del sureste desde el resto del país. Y la riqueza sale de estas tierras no sólo por estas tres carreteras. Por miles de caminos se desangra Chiapas: por oleoductos y gasoductos, por tendido eléctricos, por vagones de ferrocarril, por cuentas bancarias, por camiones y camionetas, por barcos y aviones, por veredas clandestinas, caminos de terracería, brechas y picadas; esta tierra sigue pagando su tributo a los imperios: petróleo, energía eléctrica, ganado, dinero, café, plátano, miel, maíz, cacao, tabaco, azúcar, soya, sorgo, melón, mamey, mango, tamarindo y aguacate, y sangre chiapaneca fluye por los mil y un colmillos del saqueo clavados en la garganta del sureste mexicano.
“En las tierras chiapanecas hay 86 colmillos de Pemex clavados en los municipios de Estación Juárez, Reforma, Ostuacán, Pichucalco y Ocosingo. Cada día succionan 92 mil barriles de petróleo y 516.7 mil millones de pies cúbicos de gas. Se llevan el gas y el petróleo y dejan, a cambio, el sello capitalista: destrucción ecológica, despojo agrario, hiperinflación, alcoholismo, prostitución y pobreza. El 55 por ciento de la energía nacional de tipo hidroeléctrico proviene de este estado, y aquí se produce el 20 por ciento de la energía eléctrica total de México. Sin embargo, sólo un tercio de viviendas chiapanecas tienen luz eléctrica. ¿A dónde van los 12 mil 907 gigavatios que producen anualmente las hidroeléctricas de Chiapas? A pesar de la moda ecológica, el saqueo maderero sigue en los bosques chiapanecos. De 1981 a 1989 salieron 2 millones 444 mil 700 metros cúbicos de maderas preciosas, coníferas y corrientes tropicales con destino al Distrito Federal, Puebla, Veracruz y Quintana Roo.
“La mitad de los chiapanecos no tienen agua potable y dos tercios no tienen drenaje. El 90 por ciento de la población en el campo tiene ingresos mínimos o nulos. La comunicación es una grotesca caricatura para un estado que produce petróleo, energía eléctrica, café, madera y ganado. Sólo las dos terceras partes de las cabeceras municipales tienen acceso pavimentado, 12 mil comunidades no tienen más comunicación que los centenarios caminos reales. La línea del ferrocarril no sigue las necesidades del pueblo chiapaneco sino las del saqueo capitalista desde los tiempos del porfirismo. El único puerto chiapaneco, Puerto Madero, es sólo una puerta más de salida para que la bestia saque lo que roba. ¿Educación? La peor del país. En primaria, de cada 100 niños 72 no terminan el primer grado. Más de la mitad de las escuelas no ofrecen más que al tercer grado y la mitad sólo tiene un maestro para todos los cursos que imparten (…) ¿Industria? Vea usted: el 40 por ciento de la ‘industria’ chiapaneca es de molinos de nixtamal, de tortillas y de muebles de madera. La salud de los chiapanecos es un claro ejemplo de la huella capitalista: un millón y medio de personas no disponen de servicio médico alguno. Hay 0.2 consultorios por cada mil habitantes, cinco veces menos que el promedio nacional; hay 0.3 camas de hospital por cada mil chiapanecos, tres veces menos que en el resto de México; hay un quirófano por cada 100 mil habitantes, dos veces menos que en el país; hay 0.5 médicos y 0.4 enfermeras por cada mil personas, dos veces menos que el promedio nacional…”
De esta manera la comandancia zapatista daba a conocer a la nación la realidad que vivía el sureste antes de 1994, una realidad que despertó la conciencia de la sociedad mexicana y obligó al gobierno a sentarse a dialogar con los insurgentes, dada la justeza de sus demandas. Los hechos han demostrado que el Estado no tenía la mínima intención de construir un nuevo pacto con los pueblos indígenas. Los diálogos de San Andrés Larráinzar concluyeron con el desconocimiento de lo pactado.
A 27 años de su fundación es innegable la contribución del EZLN a un conjunto de transformaciones sociales y políticas, aunque en forma paradójica quienes impulsaron esos cambios, viven en sus comunidades con una modestia espartana, producto de su actitud de resistencia que han mantenido desde el incumplimiento de los acuerdos de San Andrés.
En 16 años que llevo recorriendo la geografía chiapaneca he aprendido a querer, respetar y aprender de los zapatistas; comparto sus causas, su lucha y el compromiso de ver un día concretado lo acordado en San Andrés. Les mando un saludo fraternal en este 27 aniversario de su fundación como organización política digna y respetable. Con todo mi cariño les digo que a pesar de que no aparezcan en los medios y mucha gente se haga preguntas sobre ustedes y su silencio, sin temor a equivocarme, les digo que ustedes los hombres y la mujeres zapatistas que arriesgaron todo a cambio de nada material, son quienes han hecho posible muchos de los cambios en Chiapas y en el país. Nunca pidieron nada a cambio y esa es la gran diferencia entre el EZLN y quienes han convertido a la política en un mercado. Un abrazo para todas y todos.