¡Pobre árbol de pirul!

El Arbol de pirul
Diario de Querétaro

 

Es un árbol originario de Perú fue sagrado de ese país. Parece ser que se introdujo en México en la época del Virrey Antonio de Mendoza, hacia el siglo XVI. Es poco delicado y resistente a la contaminación. Puede llegar a medir hasta 15 metros y ser centenario; su tronco es rugoso y muy ramificado. Puede crecer y vivir en terrenos muy áridos y convertirlos en fértiles por el manto de humus que produce su exfoliación y los frutos que caen.

Una característica muy particular del pirul es que tanto las hojas como la corteza contienen una sustancia que lo hacen muy aromático.

También es muy resistente, ya que crece en lugares y tierras donde otros tipos de árboles no pueden vivir, pues se mantiene con poco agua y resiste los sitios fríos y los de calores extremos.

Tiene semillas en forma de pequeñas pelotitas, envueltas con una cubierta rojiza y muy delgada, que parece papel de china. Estas semillas representan un verdadero manjar para los pájaros que rondan por su follaje.

Sus flores son diminutas y originan ramilletes de frutos globosos. Tiene muchas ramas con multitud de hojas angostas y siempre verdes, que tiene mucho olor y resultan pegajosas al frotarlas. Crece de manera silvestre a orillas de caminos y está asociada a matorral xerófilo, pastizal, bosque mesófilo de montaña, de encino y mixto de pino. Como muchos árboles de nuestro país, el pirul tiene diversas propiedades medicinales. Las hojas sirven para remediar enfermedades respiratorias y junto con la corteza, se emplea para la hinchazón y el dolor causado por algunas enfermedades de transmisión sexual. La resina se utiliza para tratar afecciones bucales. La emulsión de la goma alivia algunos padecimientos de los ojos.

También se le emplea en la preparación de alimentos. Con los frutos, por ejemplo, se prepara un sustituto de la pimienta, así como distintos tipos de bebidas. El pirul es un árbol muy utilizado para uso ornamental, y es común verlo convivir con otros árboles como el sauce llorón, las acacias y el eucalipto.

Este árbol funciona muy bien como cortina rompevientos y para reforzar zonas pedregosas. Su madera no sirve como leña ?afortunadamente?de lo contrario este tipo de ejemplares estarían en riesgo de desaparecer como ya sucede con otros, de hecho existe una canción que hace alusión a esta especie: «Pobre leña de pirul, que no sirve ni pa’arder, nomás para hacer llorar». Es común su uso también en rituales y baños de temazcal.

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