«El desconocimiento del indígena» y la falta de identidad del mexicano

“Los mexicanos sufren debilidad identitaria”, sostiene Jan de Vos       

En el libro, Rabchinskey y Tattersfield abordan la cotidianidad de los tzeltales de Tenejapa, en Chiapas, mediante un diálogo cercano.

El historiador presentó Yo ’ tan k’op. Corazón de la palabra.    Ilán Rabchinskey descubrió la visión errónea y cerrada que se tiene del otro, en este caso, del indígena, al quedarse sólo en lo folclórico

Ángel Vargas.

La Jornada 

 

De acuerdo con el historiador Jan de Vos, “los mexicanos sufren de debilidad identitaria”. Ello, sostuvo, “a pesar de vivir en un país donde la academia ha estudiado a fondo a mayas, aztecas y españoles”.

  Durante la presentación del libro Yo’ tan k’op. Corazón de la palabra, efectuada la noche del jueves en el Museo Nacional de Antropología, el especialista en culturas indígenas recordó cómo Octavio Paz ya había aludido a ese hecho cuando “pintó al mexicano dando vueltas y vueltas en el laberinto de la soledad”.

  En su opinión, la indígena es una identidad que socialmente se ha mantenido socavada y menospreciada desde la época de la Conquista hasta nuestros días, sin la menor posibilidad de diálogo con la otra parte, el mundo mestizo.

  “Los portadores de la civilización mesoamericana, que hubieran podido servir como interlocutores válidos (tras el violento choque con los españoles), habían sido aniquilados en el momento del contacto y, sus herederos, después congregados y reducidos casi como ganado menor (…) Se pusieron entonces las bases de una marginación y degradación que persisten hasta la fecha.”

Sin embargo, De Vos destacó que una primera generación de jóvenes indígenas urbanizados y estudiados se ocupan hoy día en entablar “un diálogo muy creativo entre tradición y modernidad, recobrando en el camino lo mejor de lo que ellos llaman la herencia perdida de los abuelos”.

  

Este es un proceso en que esa generación se encuentra acompañada también por otra minoría joven pero campesina, dijo, decidida a defender el derecho a la idiosincracia en la arena política y, en un caso reciente muy sonado, hasta con las armas en la mano.

 

 

Reto impostergable

Opinó que la coincidencia de esos dos reclamos, el político y el sociocultural, constituyen para la mayoría mestiza del país un desafío que ya no puede desaprovechar: “Se le presenta la oportunidad de entablar por fin un diálogo civilizatorio con su propio ser; es decir, redescubrir y revalorizar la tercera raíz que ella (la mayoría mestiza) tiende a renegar”.

 

Tras sostener que “cinco siglos de alienación colonial y neoloconial parecen haber imposibilitado a la elite mexicana para la introspección y la mirada compasiva hacia los de abajo”, Jan de Vos hizo una invitación pública a la mayoría mestiza del país para “entrar en diálogo civilizatorio con el indígena fuera y dentro de ustedes”.

Fue entonces cuando el estudioso de origen belga destacó la valía del libro Yo’ tan k’op. Corazón de la palabra, en el que sus autores, Ilán Rabchinskey y Regina Tattersfield, abren una ventana para internarse a la vida cotidiana de un pueblo indígena de Chiapas, los tzeltales de Tenejapa, y facilitan establecer un diálogo cercano con sus habitantes.

 

En cada página y palabra de ese volumen, “los tzeltales de Tenejapa declaran que están dispuestos a dialogar. Pero no son los únicos; en el país existe infinidad de comunidades indígenas que esperan hacerlo”.

 

Sin embargo, Jan de Vos llamó a no contentarse “sólo con leer los libros de los llamados indigenistas, porque muchas veces hablan con una voz prestada y a veces equivocada. Hablemos con ellos mismos. Este es un mundo extraño en tierra propia”.

Coeditado por los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de las Lenguas Indígenas (INALI), así como por editorial Trilce, el volumen está integrado por fotografías y textos con los que los autores buscaron ilustrar el significado y el valor que tienen en la cosmovisión de esa cultura 72 términos en lengua tseltal.

 

“Nuestra pretensión no fue científica. Es decir, no buscamos hacer un material de antropología, lingüística ni sociología, sino ofrecer una mirada artística sobre la realidad hoy día en un pueblo indígena”, explicó Ilán Rabchinskey.

  “Descubrí la visión que tenemos del otro, en este caso del otro indígena; es muy cerrada, errónea, al quedarse sólo en lo folclórico”.

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