«El Aroma de café y Don Benjamín Núñez Zúñiga» por Mario Rodríguez

“AQUELLOS TIEMPOS”.

Mario Rodríguez Estrada.- (Mario RE).-

“AL AMIGO ANTES QUE LO HAYAS MENESTER, PRUEBALO”.- J.C. Amat.-

Aromas de café escanciado con gotas de camaradería.-

Mi señor padre, tal vez por su estresante trabajo, telegrafista ferrocarrilero, era un gran consumidor de tazas y tazas de café, calentado cercano al punto de ebullición, con muy poca azúcar y nada de leche…su ejemplo me hizo aficionarme a la tan aromática bebida, acompañada, eso sí, con leche o crema y azúcar o piloncillo en abundancia, lo que me permitía largas jornadas de lectura; para no interrumpirla, dada su frecuente reposición, opté por adquirir recipientes cada vez más grandes, y según la profundidad e interés del libro, no me importaba mucho su temperatura y si su cantidad y buen sabor; sin casi sentirlo me convertí en cafeinómano, con gran alarma de amigos y parientes que me aconsejaban bajarle en su consumo, por corto tiempo trataba de hacerles caso, y a los pocos días volvía a mi antigua práctica de consumo.

Como asiduo visitante a mi cercana Plaza comercial, allá por la calle de Insurgentes Queretanos, debía de pasar por un aromático expendio, llenándose mis pulmones de tan codiciado efluvio, un buen día me atreví a entrar y la buena suerte me hizo conocer a una persona extraordinaria, que con extrema diligencia, atingencia y bonhomía, atendía con pulcritud y elegancia a sus innúmeros clientes, a muchos los llamaba por su nombre, antecediendo un respetuoso Don…Don Juan, Don Pedro, o señor o señora, según el caso…aparte del buen trato, Don BENJAMIN NUÑEZ ZUÑIGA, habla inglés, francés, italiano, latín, latón y hasta acanalado, y no dudo que hasta abarca el esperanto, producto de sus continuos viajes por todos los puntos cardinales del globo terráqueo, lo que le ha dado una gran y amplia cultura, además es musiquero como el que esto escribe, con grandes conocimientos de todos los tipos de ritmos musicales, con los cuales encanta, como moderno flautista de Hamelin a sus parroquianos y amigos…Doña AURORA, su gentil esposa, lo suple a veces para que tome cortos descansos, o lo envía en busca de las deliciosas galletas de tipo alemán, a la cercana San Juan del Río, que liberalmente expenden…Don Benjamín, no solo atiende placenteramente, sino que hace réplica de cualquier plática, ofreciendo, a los que no desean hablar, los periódicos diarios de Queretarín y de mexicalpan de las tunas, lo que personalmente aprovecho antes de pasar revista a mi diaria “Jornada”. A veces coincidimos con su hijo Marco Antonio, experto en música y un verdadero Mago para conectar aparatos, un buen día me lo rapté suplicándole me diese la mano para revisar mis viejos sistemas de sonido, lo que hizo con sabiduría tal que ahora ya ni quiero salir de casa, modernizó y colocó mis artilugios de tal manera, que ahora poseo un sonido celestial, que me transporta a otros mundos.

Dicho lugar se ha convertido en punto de reunión de amigos y conocidos, algunos que no veíamos desde hace largos años; aparte del excelente café degustamos, con discreción y mucho respeto, el paso de algunas de las más connotadas bellezas queretanas, algunas ya de tanto vernos por ahí, nos regalan caritativas y bellas sonrisas, lo que agradecemos desde lo más hondo de nuestros 73 años, a lo que nos da derecho, por pertenecer al Club de admiradores de la quinta edad…Los lunes y jueves nos reunimos con un joven-viejo poeta, ex alumno en la preparatoria de la UAQ, ahora ya jubilado de la misma, y aficionado como el que más, al café de Don Benjamín y sus galletas, José Luis Sierra Salcedo, me soporta la plática y hablamos de España, que conoce como pocos, de literatura, de política, de economía, de las familias de ambos, de nuestros amigos mutuos, de los personajes de Querétaro, de México y a veces hasta de algunos de los mundiales…el café corre liberalmente y la cuenta la pagamos en forma alternada, a veces le hacemos “chapuza” a nuestro “hostess” y me armo con amplia bolsa de bolillos de la cercana tiendota, y así pasan las horas, tratando de componer el mundo…cuando la silla nos empieza a escocer en salva sea la parte, consultamos el reloj y nos despedimos, prometiendo vernos a la “próxima” …en que les platicaré a ustedes cómo llegó el café a nuestro país…por lo pronto se despide su cafetero amigo de “Aquellos tiempos”…Mario RE