Por Jerónimo Sánchez
Duelen los ajenos dolores, los del otro
Duelen por cercanos
Duelen los dolores, los agravios
Duelen porque están en ellos y en nosotros
Queman las lágrimas ajenas
Cuando son la impotencia de los muchos
queman por falta de esperanza
Y porque anuda en garganta de nosotros
Es la muerte que nos mira
Hueca, de frente, sin miedo e insensible
Concentrada en la intención y complacida
Por las tantas muertes que se adueñan de la vida
Duele la mentira que difama
El odio sin sentido que arremete
Duele la vida encarcelada
De los muchos inocentes que perecen
Duelen los delitos fabricados
Duelen los artífices de impunidad
Duelen doblemente porque ellos y nosotros
Morimos arrollados en su “legalidad”
No duele la muerte que es de todos
La que llega y de tajo se retira
Duele la impuesta, que aunque empieza
Nos toma horas, días, meses, años …no termina
Duele la saña, el gozo de allá arriba
Duele la indolencia, la soberbia el desparpajo
Duele el miedo que se imparte con su leyes
Duele la rabia que se crece desde abajo
Duele la muerte que se extiende en los cercanos
La que llega irremediable hasta la casa
Duele el exilio que allí viven
Los tuyos y su muerte fragmentada
Simulada camina la muerte en los pasillos
Entre anaqueles, entre archivos y expedientes
Simulada camina entre los jueces
Entre leyes, ministerios y pudientes
Descarnada camina en el palacio
Donde atiende a intereses mezquinos e influyentes
Allí se entretejen y proyectan los destinos
De un abajo dolorido, desgarrado de su gente
Duele el dolor de los agravios, la soberbia
Duele la saña, la impotencia y la mentira
Duele el odio que nos cubre y avergüenza
Duele la muerte que se impone desde arriba
Duele lo que a todos la injusticia
Duele lo que a todos su “legalidad”
Conmueve a todos su imprudencia
Es dolor de muerte su perversidad