Himno al amanecer

Himno del Amanecer

(Es una traducción libre, pero muy libre de Aurelio Prudencio y no por desconocimiento de la lengua latina, sino con toda la intención de que soy capaz)

Estos versos de Aurelio Prudencio, escritos originalmente en latín y a los que intento una no muy ortodoxa traducción, para no quedarme atrás en la venta de libros que nos hace en sus “rodantes” nuestro compañero Figueroa. Su título correcto es:

“Hymnus Matutinus”

El sol cuando se levanta resplandeciente
Infunde vergüenza, pudor, arrepentimiento
Nadie puede pecar con audacia
Teniendo la luz como testigo

Es la hora de la austeridad
Donde se busca un tinte de gravedad
Para las vanas preocupaciones

Hora útil para todos,
Para el militar, el magistrado, el marino
También para el obrero, el mecánico y el gañán

A la milicia le arrastra el triste anuncio de la guerra,
Al mercader, el perseguir con avaricia sus ganancias
A nosotros en cambio, desconocedores del lucro
Y del arte de la guerra, sólo nos queda negociar
Con el arte de vivir
Oficio que comienza cuando brilla el sol al amanecer

El sol es el testigo, el árbitro, el escudriñador
De cuanto el hombre hace o medita
Nadie puede engañarlo. Éste es el juez

Señores seres humanos, que saben leer y escribir sin comillas, sepan que los filósofos de antaño no se sentaban a la mesa sin haber rendido homenaje a los Dioses.

Siempre recordaron que el aire, la tierra y los mares, son sus obsequios y abastecen nuestra mesa, la mesa que no se llena de cruentas viandas, sino de los frutos de los pomares y de la miel de la abeja virgen que son un alimento fuerte.

Himno para Cuando Canta un Gallo

Dejen los lechos, ustedes los soñolientos y perezosos
Y vigilen rectos y sobrios

El sol resplandeciente nunca se adelanta,
La voz del gallo despierta a las aves
Es figura de nuestro juez

El sueño por el contrario es imagen de la muerte
Dicen que los demonios se atemorizan con el canto del gallo y huyen por todas partes

La pujanza del día retira las tinieblas de la noche
Basta ya de crímenes, languidezcan para siempre
La soldadesca destructora de nuestras vírgenes

Vigilemos

Todos los miembros de este cuerpo
Sepamos que en la vigilia está la verdad
Sólo así detendremos a la milicia que nos persigue
Para arrebatarnos al sol de la mañana
Que comienza su día después del canto del gallo

José Félix Zavala

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