Querétaro en la historia de Mesoamérica por José Félix Zavala

Querétaro en la historia de Mesoamérica

José Félix Zavala

En lo que corresponde actualmente al territorio del estado de Querétaro, ya se puede dar como un hecho que sus habitantes han jugado un papel muy importante en toda las historia de México, comenzando con la parte que corresponde al período mesoamericano.

El hombre más antiguo encontrado hasta la fecha tiene una edad de aproximadamente 8 mil años el hallazgo fue por las cercanías de Tequisquiapan. Ya por el año 500 a.C., se encuentran vestigios arqueológicos de la existencia de culturas avanzadas que continúan, hasta muy entrada la invasión española y se puede afirmar que llegan hasta nuestros días, de acuerdo a la teoría de Guillermo Bonfil Batalla, entre otros científicos de importancia, en el campo de las humanidades. Esta cultura sigue siendo rectora de los aconteceres más importantes en este territorio queretano.

Además se da por cierto que en el primer milenio de nuestra era, se desarrollaron pueblos con manifestaciones particulares de la región, en todo lo que es hoy el estado de Querétaro, hicieron productiva esta zona y explotaron sus recursos agrícolas, mineros, su fauna y su flora, dando por resultado toda una sociedad compleja y formando parte al mismo tiempo de la civilización madre, la mesoamericana.
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Los estudios se extienden desde las orillas del río Huimilpan hasta a la región de Jalpan, en la zona del semidesierto y por las diferentes regiones del estado y en todas se encuentran vestigios de esta gran civilización autónoma y solitaria ante los demás continentes, crecida en América central y de la que Querétaro forma también parte importante.

Cuando los imperios, mexica y tarasco, alteran la conformación política de este territorio del Bajío queretano y de la Sierra Gorda, queda el ahora estado de Querétaro como amortiguador, entre las zonas en conflicto y un grupo de gran cultura nómada, en el semidesierto queretano, decide sobre su desarrollo.

Es necesario un mayor acercamiento a la historia de los pueblos mesoamericanos, antes de la invasión española, en el actual territorio queretano, conocer con mayor profundidad su pasado, es la única forma de conocer integralmente ña historia del ahora territorio de Querétaro. Propiamente hasta 1974 es cuando la arqueología formal entra en nuestra entidad, con Margarita Velasco en La Sierra Gorda y el Semidesierto y Enrique Nalda en Los Valles de Querétaro y San Juan Del Río.

Al actual territorio de Querétaro se le tenía como una zona donde habitaron gente “salvaje”, pero los resultados de los primeros arqueólogos científicos, llamaron la atención de la arqueología histórica en México y en el mundo, señalando la importancia de la cultura regional, desde los tiempos milenarios.

Empiezan a sobre salir primeramente las investigaciones sobre la zona arqueológica del Cerrito, en El Pueblito, la zona del Cerro de la Cruz, en San Juan del Río, la zona de Ranas y Toluquilla en San Joaquín y Cadereyta, las de Jalpan, entre mil quinientas más hasta ahora catalogadas.

Encontramos en nuestro territorio, desde pinturas rupestres, campamentos, cuevas-habitación, hasta zonas de alta cultura, como los centros ceremoniales del Cerrito, de Toluquilla, del Tepozán, del Cerro de La Cruz, más de cuarenta juegos de pelota en pie.

Las fuentes de estos hallazgos tienen su origen documental más primario, en las narraciones de los invasores españoles, de los cronistas que los acompañaron, de viajeros, eruditos e investigadores, que durante la época de ocupación europea de nuestro territorio dejaron testimonio de ello.

Otro grupo de informantes lo podemos tener entre los investigadores no profesionales de la antropología en el siglo XlX.

Estos tipos de narraciones aparte de amenas nos dejan testimonio, de los “salvajes” que ellos encontraron, de los caminos, itinerarios y rutas de comunicación que tuvieron, de las zonas arqueológicas que encontraron, dando paso a la profesionalización de la actual arqueología y reconocimiento de la historia de Querétaro, desde el 500 antes de Cristo, hasta nuestros días, siendo siempre parte importante nuestro territorio, en la historia de nuestro país.

Es ya bien sabido que La Sierra Gorda tenía una identidad propia, que la distingue de las demás en mesoamérica, interactuando con la huasteca, el altiplano central y el sureste mexicano.

En lo que llamamos la región Huasteca, encontramos una influencia decisiva, principalmente en las zonas de Landa, Tancoyol y Tilaco, venida de la Huasteca o del llamado Señorío de Oxtipa.

Es importante para la historia regional, tener presente que la Sierra Gorda participa activamente en la historia de mesoamericana, como una entidad cultural con características propias, manteniendo una subárea en los límites de San Luis Potosí actualmente, relacionada con la cultura del Tajín

Una de las muestras de alta civilización de los grupos radicados en la Sierra Gorda Queretana y el semidesierto, lo podemos encontrar en la construcción de ciudades y campamentos, en la habilidad para la explotación de la zona minera.

Sobre este aspecto nos dice Alberto Herrera Muñoz en sus estudios de campo que la explotación de las minas data de mas de dos mil años de antigüedad, confirmándolo las excavaciones realizadas por los mesoamericanos, el tipo de herramientas utilizadas, su desarrollo minero y la comercialización que realizaron en toda mesoamérica, de tal suerte que esto nos habla de una gran tradición minera de la Sierra Gorda.

Son también evidentes los asentimientos que se localizan en las riberas o cercanías al río San Juan, Al Extoraz y al Tula.

La gran iniciadora de la arqueología contemporánea en Querétaro, Margarita Velasco, deja estudios que invitan a la investigación cada vez mas necesaria de las particularidades de la historiografía de la Sierra Gorda, nos habla de las escaleras semicirculares en las estructuras encontradas en Ranas, como elemento propio de la región.

Nos hablan también de Petroglifos, petrograbados, minas de obsidiana, cavernas con pinturas rupestres, sótanos con campamentos con vestigios arqueológicos, lo mismo que en Landa, Tilaco, Tancoyol, en las llamadas Misiones de la Sierra Gorda, argumentando lo encontrado, una vida activa y de alta civilización por más de dos milenios de civilización en lo que corresponde a este territorio.

En los actuales límites de los estados de Guanajuato, Michoacán y Querétaro, se encuentra la Sierra de Amealco, en donde el cerro del Cimatario separa a esta de los Valles de Querétaro y San Juan del Río.

Por las riberas del río Huimilpan que nace de los ojos de agua en la conjunción de la sierra del Rincón y de Capula, se localizan dos zonas arqueológicas y una gran cantidad de petroglifos que revisten una gran importancia, una se le denomina la zona Huimilpan y la otra la zona Tepozán, cada uno de ellos son cuantitativamente y cualitativamente diferentes.

En El Valle de San Juan se encuentra otro asentamiento mesoamericano de gran importancia para la historiografía regional, lo conocemos como El Cerro de la Cruz, al sur de la actual ciudad, con una ocupación desde el 500 a. C.

Con una altura del basamento piramidal principal de 15 metros, a partir del valle, existen restos de una plaza y de otros edificios, con elementos que indican que hubo nivelación del terreno cuando se iniciaron las etapas de diferentes reconstrucciones que allí se diferencian, como son las de la época de Chupícuaro, la de teotihuacán, la de Tula y la Chichimeca.

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