La encrucijada de Murray
El británico ya perdió el año pasado contra Nadal en la penúltima ronda del torneo y hace un mes en la de Roland Garros
J. J. M.
– Wimbledon
Un repeinado Manuel Santana, el campeón de 1966, observa desde el banquillo cómo Feliciano López se inclina en la pista central de Wimbledon ante el británico Andy Murray por 3-6, 4-6 y 4-6.
El público chilla. Su idolo se protege del sol con una gorra mientras va dando bocados al partido. Es el final del sueño del toledano, que casi inmediatamente se marcha a jugar el doble mixto con la alemana Andrea Petkovic, la tenista bailarina.
La victoria de Murray es además el preámbulo de un cruce tremendo.
Una rivalidad que ya se ha visto en todos los torneos grandes y que por tres veces se ha dado en Wimbledon:
Rafael Nadal contra el escocés, el número cuatro del mundo, al que derrotó en las semifinales de esta competición en 2010 y en las de Roland Garros hace un mes.
«Me gustaría jugar contra él en pista rápida y bajo techo. Sería lo mejor», se rió luego Murray, que se dolió de una cadera durante el partido y es el único semifinalista que no se ha dejado set alguno por el camino.
«En cuanto al juego, me siento bien, a gusto…, aunque no espero sentirme cómodo en el próximo envite. Sé que habrá momentos en los que lo pase mal, en los que Rafa pegue tiros increíbles y en los que tenga que luchar para volver en el marcador», añadió este tenista tan supersticioso que no se afeita por si eso le da mala suerte.
Ningún británico ha llegado a tantas semifinales grandes (siete) como Murray en la era abierta (desde 1968).
Ningún británico, tampoco, ha sufrido tanta presión para reemplazar a Fred Perry, el último en ganar un título del Grand Slam, en 1936, como el escocés, un jugador multipista y de carácter que comparte partidas de Play Station con Nadal por todos los torneos.
Ningún británico salvo Murray sabe tan bien quién es el número uno mundial, al que vio por primera vez en Barcelona cuando ambos eran todavía unos niños.
«Me siento listo. Mentalmente, fresco. Sé cuál es el objetivo y lo difícil que será lograrlo. Estoy preparado», dijo Murray, la estrella para unas gradas en las que ayer estuvo el también británico Lewis Hamilton, piloto de fórmula 1 de la escudería McLaren. «Creo que Feliciano estaba un poco cansado a causa de un largo partido anterior», apuntó Murray.
Ahora le espera Nadal, también «fatigado» y con problemas físicos. Para Murray, es la puerta que le abriría la final de su gran torneo.
Para Nadal, el pase previo para el encuentro en el que defender su corona en la hierba de Wimbledon.