Fr. Raúl Vera, O.P. a la Diócesis de Matamoros y a la Parroquia de San Roberto Belarmino, con motivo de la muerte del Padre Marco Antonio Duran
Ante la muy lamentable pérdida del Padre Marco Antonio Durán, querido amigo, y por la imposibilidad de trasladarme a esa ciudad para acompañar a la comunidad diocesana de Matamoros y a la comunidad parroquial de San Roberto Belarmino, quiero expresar mi dolor sincero y mi indignación por su muerte.
Dolor porque perdimos a una persona valiosa, que en su ministerio sacerdotal estaba haciendo mucho bien, sus aptitudes para valerse de los medios de comunicación en el trabajo pastoral, lo convirtieron en un evangelizador de amplio impacto en la sociedad. Esto es una muestra de su celo y preocupación pastoral, para que el Señor Jesús fuera conocido, amado y aceptado como rector de la comunidad humana.
Indignación porque, al igual que la de muchos mexicanos en este momento, la vida del Padre Marco fue cegada prematuramente a causa de la terquedad e irracionalidad del jefe del Ejecutivo Federal, que se empeña en mantener una guerra absurda, no solamente contra el crimen organizado, sino contra los ciudadanos de este país, pues en su afán de resolver la violencia de las mafias por medio de la violencia de las fuerzas armadas, se dispara lo mismo contra criminales que contra ciudadanos de la calle, contra familias y contra jóvenes, contra niños, contra padres y madres de familia, y en esta ocasión se fueron contra un sacerdote.
Por este medio quiero solidarizarme de todo corazón con ustedes hermanos y hermanas de la Diócesis de Matamoros, de la Parroquia de San Roberto y con la familia del Padre Marco. Lamento muchísimo su muerte, pero también me uno al testimonio de esperanza cristiana de todas y todos ustedes; junto con ustedes también alabo y bendigo a Dios por la vida del Padre Marco, en la que se ha manifestado de un modo muy especial la infinita misericordia Dios. Me alegro junto con ustedes al ver hoy en el cielo a nuestro hermano, a quien sin duda el Señor ha recibido como el siervo, que por haber sido fiel en lo poco, recibe ahora el encargo de lo mucho, para interceder por nosotros ante la Majestad Divina.
Les abrazo y les bendigo con mucho cariño, para expresarles mis sentidas condolencias. Descanse en Paz el Padre Marco, y Viva eternamente junto a Dios y al lado de María Santísima, a quien tanto quiso él desde esta tierra.
Saltillo, Coah., 4 de julio de 2011
Fr. Raúl Vera Lóopez, O.P.
Obispo de Saltillo