Pendiente recambio de arzobispos en México
Apenas ayer, 5 de julio, el arzobispo mexicano de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes, cumplió 75 años. Como lo ordena el Código de Derecho Canónico, la ley fundamental de la Iglesia católica, presentó su renuncia al nuncio apostólico Christophe Pierre, en su calidad de representante del Papa. Morales está en “tiempo de descuento”, como otros dos arzobispos mexicanos que esperan ser sustituidos en los próximos meses.
El más importante de este trío es, sin duda, el cardenal de Guadalajara Juan Sandoval Iñiguez. Su sucesión se retrasó ya más de tres años. El purpurado alcanzó la edad del retiro el 28 de marzo de 2008 pero, por su calidad de “príncipe de la Iglesia”, el pontífice decidió extenderle el mandato.
Luego se cruzó una demanda en su contra interpuesta por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, que obligó a enfriar su cambio para evitar que el nombramiento de un sucesor fuese considerado como una señal de debilidad de parte de la autoridad eclesiástica. Ahora que el problema parece superado, ya se trabaja en una terna de candidatos para someter a juicio de Joseph Ratzinger.
El fin de la era Sandoval ya se siente, tanto en Roma como en Guadalajara, una de las arquidiócesis más importantes de América Latina. El nombramiento de un sucesor se anunciará después del verano europeo, pasado el mes de septiembre y antes que concluya el año.
También la arquidiócesis de León (Guanajuato) espera recambio. Ya pasaron nueve meses desde que su titular, José Guadalupe Martín Rábago, presentó su dimisión allá por el 12 de octubre de 2010 cuando cumplió los 75 años.
Serafines susurran.- Que no pasaron desapercibidas las palabras que usó el prefecto de la Congregación para los Institutos Religiosos y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano, Joao Braz de Aviz, para referirse a los Legionarios de Cristo.
En una larga entrevista publicada por el semanario “30 Giorni” el ex arzobispo de Brasilia calificó a la obra fundada por Marcial Maciel como estructura “autoritaria” que pretende “controlar todo” mediante la disciplina y no confía en la libertad de las personas.
Braz fue bastante crítico también con las nuevas realidades eclesiales: en algunas de esas instituciones, dijo, existen “verdaderos desequilibrios”. Conceptos interesantes del responsable de coordinar a muchos de estos grupos desde El Vaticano. Aquí los extractos de la entrevista:
“Es un dolor cuando se ve expandirse una realidad que se presenta como carismática y después se descubre la indignidad de su iniciador. Cómo eso sea posible, queda como un misterio. El de los Legionarios no es el único caso. En Brasil tuvimos el caso de la Toca de Asís. Una comunidad que vestía un hábito tipo franciscano que llamaba la atención que se había puesto en el filón de Cancao Nova (comunidad-red nacida en Brasil y ligada al movimiento carismático)”.
“Daban de sí una imagen fuerte, con frailes que decían dar gloria a Dios cantando y bailando. Habían involucrado cerca de 600 jóvenes. Hasta que se descubrió que el fundador tenía también él comportamientos moralmente indignos con sus secuaces”.
“En cuanto a los Legionarios, en su estructura no me convenció ya desde antes la falta de confianza en la libertad de las personas que veía en su interior. Un autoritarismo que buscaba dominar todo con la disciplina. Había ya quitado los seminaristas de Brasilia de sus seminarios, porque veía que así las cosas no podían seguir adelante”.
“En las nuevas comunidades y en los nuevos movimientos no todo es bello y justo a priori. En algunas realidades se ve que existen aspectos verdaderamente desequilibrados”.
“Cierto, no se puede negar que en muchas de estas realidades se han visto cosas grandiosas. En muchos lugares han llevado frescura, alegría, novedad, juventud. Creo que el tiempo actual no sea ya el tiempo en el cual cada uno trabaja para sí, en el cual todos están separados hasta entrar en conflicto los unos con los otros y son unidos sólo en la referencia común del Papa”.
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