«Yo si se porque canto» F. Cabral

Cuando Facundo Cabral llegó a México

Roberto Ponce

(apro)

.- Nacido en el pueblito argentino de Tandil, aunque universal por curiosidad viajera y amplia cultura literaria, a mediados de los años setentas Facundo Cabral impactó al público capitalino en el Polyfórum Cultural Siqueiros cuando sólo con su guitarra comenzó su primera gira mexicana que conquistaría 66 ciudades de la república, cantando:

No soy de aquí ni soy de allá.

No tengo edad ni porvenir

y ser feliz es mi color de identidad.

Cabral fue entonces entrevistado por el reportero Roberto Ponce, quien reproduce ahora para nuestros lectores aquella conversación de 1975 con el cantautor, cuya vida le fue arrebatada a balazos esta madrugada del sábado 9 de julio, en Guatemala.

Yupanqui motivó su canto

Frente una cerveza Bohemia, el barbudo Facundo Cabral principió, diciendo:

“¿Sabes una cosa? Cuando canto me siento un buen tipo. Cuando ironizo no, porque no me gusta fastidiar a nadie. Pero hay que cantarle a todo, los hay quienes cantan sólo por cantar, pero yo soy de los que tienen conciencia y sé porqué lo hago.”

–¿Cómo defines tu estilo?

–No sé si soy predicador, juglar o bufón. Sé que en el escenario canto lo que amo, nada más. Trato de ser Facundo Cabral, y si después de eso soy hijo de Dios o del diablo, moralista o divertidor, no lo sé. Lo sabe quien me escucha.

–¿Y la canción folclórica?

–El folclore es una fidelidad muy linda, pero ser fiel es un pecado en un mundo en movimiento. Hay que amar en movimiento y el folclore debe de estar en el tiempo y no en el espacio. El tiempo camina las culturas, trasciende al hombre, lo crece, lo renueva y lo termina. Es el único maestro con el que trabaja un creador.

–¿Qué piensas del folclore argentino?

–Hace mucho que no vivo en mi país, no tengo mucho derecho de hablar. Pero es muy importante, un movimiento grandioso con el que no tengo nada que ver, pues mi formación es totalmente universal. Claro, tengo una raíz folclórica, un corazón que canta milonga, nada más.

–¿En qué sentido sería universal tu folclore?

–Mira, folclore es aquello que sirve en Nueva York, por decir un lugar; en mi pueblo y en mí. Después de eso, todo intento de folclore es jorobado. La mejor canción popular está en Francia, Georges Brassens es la más inteligente. O tal vez en Brasil…

“Pero no en los vendedores de discos, sino la bossanova: Elis Regina, Vinicius de Moraes, etcétera. La de más futuro está en Estados Unidos, donde hay músicos estupendos: Bob Dylan entrega una música que sirve todo el tiempo, folclore de generaciones. Conmigo es curioso…

“Canto folclore de forma, no de fondo y tengo que ver más con CSN&Y que con Dylan, Donovan, John Lennon, o mis compatriotas. Por otra parte, si bien tampoco tengo nada que ver con él intelectualmente, fue Atahualpa Yupanqui quien me motivó. Sin él no hay Facundo Cabral, lo cual no quiere decir que me tenga que quedar con él. Mi formación es de un centenar de países, yo no puedo ser nacionalista.”

–¿Qué diferencia existe entre el folclore tradicional y la nueva canción sudamericana?

–No sé de la nueva canción sudamericana porque nunca la ha habido. Si quieres te leo algo que pensarás pertenece al año 3 mil: Lao Tsé, del 600 antes de Cristo.

“No hay cosas modernas; hay gente atrasada, que es distinto. Todo ha sido dicho y hay canciones que sirven y otras que no, pueden tener diferentes acordes musicales que a su vez han sido usados en otros movimientos musicales, o sea, yo no veo una ‘nueva canción’…

“Tampoco un hombre nuevo, y los mejores que conozco son los más viejos. Me gustan los responsables ante la vida y ante la conciencia de cada uno, no ante una sociedad o ante una posición política.”

–Entonces, ¿son tus canciones políticas o no?

–Sí, todo es política. Muchos lo toman así, pero existiendo la filosofía, la política es un paso torpe y mediocre. Yo no creo en sectarismos: la vida es todo. Me parece que es sabio quien sabe vivir todas circunstancias. La política es el arte dividir; la filosofía, el de armonizar. Hay una gran diferencia. Si hay gente que divide, perfecto, pero no me interesa.

“La mayoría de mis amigos hace ese tipo de canciones, los respeto, pero no me sirve para mí. Yo creo en la canción que propone, no me interesa el que mide o discute, ese arte es de mercaderes y además, de gente que sigue viviendo en un sistema del que no se puede apartar.”

Milonga espiritual

–¿Has escuchado al cantautor chileno Víctor Jara?

–No, de los chilenos sólo conozco bien a Violeta Parra. Ella y Atahualpa son los monstruos del folclore, pero te repito: nada tengo que ver con ellos.

–Aparte de la milonga, ¿qué otras formas musicales del folclore musical te agradan?

–La baguala, única forma indígena del folclore argentino que no tuvo influencia española. Y después, el blues: la milonga universal por excelencia, la gran musica universal que me gusta tanto como la milonga, pero no es para mí.

–¿Estamos en 1975. ¿Qué sucederá dentro de diez años con la canción folclórica?

–Será totalmente política, la gente seguirá discutiendo la mitad de la galleta…

“El problema del mundo no es económico, es moral. Por el momento hay ricos y pobres, inteligentes y torpes, burgueses y proletarios; no hay posibilidad de armonía. Creo que sí habrá un apocalipsis, de índole moral y no física; lo considero necesario, esto debe terminar de pudrirse para rehacerlo otra vez. Lo mismo que el Ave Fénix: llegar hasta el fondo para salir después. Veremos caer el mundo o caeremos con él. Veremos levantarse una sociedad con gente nueva, más interesante, como las comunidades norteamericanas, suecas o noruegas, que comparta todo y se entienda bien.

“No hay hombre más esclavo que quien tiene dinero. El hombre no debe poseer nada y gozar todo sin sentido de propiedad. Cuando comparta lo que tiene será feliz, sin limosnas ni divisiones. Absolutamente todo en esta sociedad tiene un precio: el automóvil, la mujer… La persona inteligente no compra ni vende.”

(Así rezaba una lírica suya:

Yo no vendo, yo no compro,

y por eso soy feliz.)

“El dinero es torpe y fácil de ganar. Ser millonario es tarea de mediocres habiendo tanto tonto a quien vender; ser sabio es muy difícil.”

–¿Qué influencias poético musicales reconoces?

–Soy poco propenso a la influencia musical, la influencia me llega de los viejos folcloristas pero incluso en este sentido soy muy ortodoxo.

“Pienso que sí soy muy progresista a nivel intelectual, en los textos. Influencias grandes son las orientales, Lao Tsé me influyó notablemente, después Hermes (Trismegistus) y La Biblia. En Oriente encontré mucho más influencia que en América.

“América es una hembra joven y hermosa a la que amo. Europa es una mujer inteligente a la que respeto. Y el Oriente es el maestro, la suprema sabiduría. Con la fusión de la música sudamericana y el arte de vivir, la alta sapiencia de Oriente y la inteligencia de Europa, se puede lograr una canción que espero fundir universalmente.

“Ser, sin ánimo de competencia, un folclorista como Bob Dylan: en el tiempo, nunca en un sólo sitio. Me parece que no será muy difícil pues ya trabajo desde el extremo Oriente hasta el sur de América, quiero crear en mi templo una canción universal e ilimitada.”

–En tus canciones mencionas a Lao Tsé, Pablo Neruda, Walt Whitman, ¿qué poetas le gustan?

–El mejor, Rainer María Rilke. T. S. Eliott, Los cantos y signos de Orfeo, El cantar de los cantares que ni falta hace mencionarlo. El arte es provocar la creación, crear positivismo; proponer, antes que nada, estética.

“Walt Whtman fue el patriarca de la estética y la voluntad, toda su vida contagió una pasión inteligente y no la de la tribuna del futbol. Ese era Neruda, a otro nivel. Nadie enfrentó un problema político social con tanta categoría como Pablo; para él, los mayores reconocimientos, merece todo respeto quien hace política a la altura de Neruda.”

–De México, ¿conoces a Carlos Pellicer?

–No. He leído a Octavio Paz, el hombre más lleno de luminosidad en América Hispana, junto con Jorge Luis Borges.

“He leído mucho a Carlos Fuentes, pero si me das a escoger ahí está Paz, extranjero de las tinieblas. Y Juan Rulfo, lleno de representatividad. Fundamentalmente es la claridad, inteligencia y lucidez de Octavio Paz, quien posee los mismos elementos que Jorge Luis Borges: contagiar la luz, el compromiso del buen escritor.”

–Tus canciones abundan místicamente…

–Se sepa o no, la canción es un acto religioso. Consciente o inconscientemente se sube al escenarario para predicar pues uno cree en algo que proponer o compartir.

“Se tiene conciencia de que lo amado puede ser útil y esto ajusta más la religión con el arte, el arte es hijo de la religión. Sólo quien cree fervorosamente en algo que tiene puede subir a un escenario y eso es religión, aunque alguien lo entienda mal. La religión mueve los pueblos. Cuando alguien cree en algo superior tiene conducta, se organiza, respeta lo que le rodea sea un árbol, un ministro o un obrero.

“Ese hombre es justo cuando tiene respeto para algo superior. Cuando no, ya ves lo que pasa con esta sociedad llena de basura que va al desastre. Miguel de Unamuno dijo: ‘Religioso es el hombre que busca la verdad para vivirla’, el mejor concepto que tengo de religión.”

–¿Qué piensas de la religión católica?

–No hay religión católica: hay religión. Este es otro pecado, el mundo se ha dividido en países y también en sectas religiosas que se matan entre sí. El hombre no tiene talento para vivir.

“El religioso acepta todo movimiento espiritual más su propia versión; hay budistas, mahometanos, harekrishnas… Son ritos diferentes que trabajan para una sola idea: la religión; distintas maneras de cantar y venerar una misma cuestión. Si un hombre me divide católicos de protestantes no es religioso, es político.

–Pareciera que haces del escenario un santuario donde intentas comulgar con el público…

–Busco en mis conciertos que ese lugar sea un templo, mas no soy hombre de rituales ni de ir a misa o aceptar mandamientos. El templo es el mundo entero y el sacerdote, la vida. Se debe transmitir lo que se siente, de lo contrario la canción no es más que un pasatiempo y el juglar, un bufón.

“Mi mayor satisfacción es hacer lo que amo: repetir ante mi público un canto legendario; la satisfacción la da la conciencia, no la gente. Tengo una relación bonita con gente hermosa y le debo mucho, pero más le debo a mi conciencia. Y por ello, creo, mañana seré un hombre entero pues la conciencia no es Cabral, en última instancia, sino la sucursal del Creador en uno mismo. Puedo engañar a mi intelecto o a mi corazón, pero a mi conciencia no, porque no me pertenece. La escucho y por eso soy feliz así.”

–¿Cuándo te diste cuenta?

–Tendría unos 21 años, cuando vivía en las islas de Pátzcuaro y durante ocho meses me pregunté la verdad de la vida, ahí está el principio de mi canción. Empecé la tarea más digna del ser humano, trabajar para ser uno mismo; cada día me acerco más a lo que quiero ser, cuando uno llega está salvado, de ahí en más puede ser una persona útil.

“A la sociedad la salvará una minoría brillante, no la mayoría que no le interesa nada y se estafa a sí misma trabajando en oficios que no ama y sin ninguna curiosidad moral o estética.”

El hombre mediocre

–¿Es correcta la frase “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen” tan usual hoy día?

–Sí. No me interesa ningún dictador, presidente o movimiento político pues dependo de Cabral. Si la gente viviera de ella misma podría elegir; si no lo hace, no tiene categoría de hombre. Para ello hay que ser libre y para serlo, poseer un montón de elementos culturales y una curiosidad mayor.

“Hoy conocemos derechistas, capitalistas, comunistas, pero al ser humano no se le ve por ningún lado. Asombra cuando aparece un Bob Dylan, los demás son tipos masificados y vulgares.”

–En tu opinión, ¿qué sucede con la humanidad?

–Lo que pasa es que el ser humano es mediocre, ni siquiera malo, y contra un mediocre uno nunca sabe a qué juega.

“El problema es que no se conoce el mal intensamente; si así fuera, se conocería la otra punta que es el bien. Con la mediocridad no se conoce nada, uno está siempre en medio.”

–¿Crees conocer al hombre?

–Sí. No son muchos, pero sí minorías notables: beduinos geniales con los que viví un año y ahora estoy por convivir con escenios de los que se dice fueron los iniciadores de Cristo y aún hablan su lengua, el arameo.

“Tengo el privilegio de que Borges me regala poemas para que yo haga lo que quiera con ellos y la amistad de Juan Rulfo, a quien respeto muchísimo. Pero son minorías, uno en un millón.”

–Probablemente los jóvenes admiran más tu obra, ¿ofreces recitales en las universidades?

–Hay todo tipo de público… Y no creo que haya jóvenes y viejos: hay gente de 20 o 70 años muy tonta, pero si vos me das a escoger me quedo con el adulto que tuvo más tiempo de madurar.

“La juventud no es un privilegio, el joven debe aprender de aquellos que vinieron antes que él. Musicalmente la fusión estaría entre un Dylan que representa al joven, y un Yupanqui que es la experiencia. No solos, pues un hombre solo es una estupidez, y un joven lo es sino está basado en lo que fue. Se ha entendido mal: los programas son de música joven, la ropa para gente joven, ¡y qué sé yo…! En esta sociedad una persona de más de 30 años está acabada, hay que tirarla a la basura y no es así.

“Cuando encontremos un joven más inteligente que T.S. Eliott, perfecto, entonces se discutirá; mientras, no hay experiencia vital. No se puede hablar de lo que no se conoce. Un hombre a los 20 años no ha tenido tiempo de conocerse y no puedo respetarlo más que a un Gabriel García Márquez en la literatura, quien sí lo ha hecho. El tiempo es justo, a todos nos ha crecido; pero no hay viejo ni joven, en cualquier edad hay gente honorable y depreciable.

“Antes iba mucho a las universidades, pero me di cuenta que no debe hacerse: todo debe costar. No tengo por qué ir a la cocina de tu casa, ven al teatro, que te cueste tus 20 pesos, y camina. ¿Porqué ir a las universidades si los estudiantes pueden venir al teatro? Además, es muy poca la gente objetiva, todo mundo porque ha leído un libro quizá muy vulgar se siente con derecho a juzgar lo que hace uno y no está bien.

“Por eso, en mi templo no hay diálogo. Y si lo hay es silencioso, de parte de la gente con la que estoy diciendo. Cuando quiero saber lo que piensa voy a ella, pero arriba del escenario acepto la crítica sólo de quien tenga el derecho a hacerla.”

–¿Qué es el amor para Facundo Cabral?

–Es todo. El sol por la mañana; tu relación voluptuosa con una palmera, no nada más con otro ser humano, sino con la totalidad. No es con una sola mujer ni con un solo hombre, es con todo cuanto existe en la creación y ésta aparece a través de luz y sonido, los padres fundamentales del amor. No tiene límites, y sin entrega no puede existir.

“El latino conoce normalmente la posesión, mas no el amor. El sexo es un acto cuando lo hace gente inteligente; cuando no, es una carnicerpia o pertenece a la gula gastronómica, excluyéndose de donde viene la creación. Es un acto majestuoso. ¿Hay algo más amoroso, o una pasión más ferviente que una tormenta? El amor no es un invento humano; el ser humano es un invento de Dios, que es distinto.”

–¿Algo más para concluir nuestra entrevista?

–Sólo que no me interesan el llanto del mediocre. Yo creo en la fuerza natural, no en los esfuerzos. Como vive una hoja…

“Cuando el hombre deje de pensar en su ego y vislumbre la forma de vida que tienen los elementos a su alrededor, será una forma animal sabia e inteligente. Cuando el egoísmo nos absorbe, podemos levantar la mirada y buscar más allá de nosotros mismos y así ser, aunque sea mínimamente, hombres plenos de universalidad.”

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