Por tradición los líderes religiosos no se juzgan, se respetan.
¿Será un tabú?
Para los católicos los sacerdotes son depositarios de bienes celestiales, tienen el poder de impartir los sacramentos y, como tales, son portadores de un ministerio especial. Este respeto debería surgir del testimonio que, como hombres de Dios, ofrecen al mundo. Por desgracia no en todos los casos es así.
Abundan en la Iglesia ejemplos de buenos y malos curas, excelentes y pésimos obispos, Papas más y menos santos. De todo hay en la viña del señor. Algunos son verdaderos místicos en vida, otros manchan irreparablemente su vocación con acciones inconfesables.
Empero, todos ellos, tienen una cosa en común: son pastores del pueblo fiel.
Ese mismo pueblo que, de sus líderes religiosos, exige congruencia. Por eso en Alemania bien pensó una asociación independiente en lanzar un “barómetro” para medir a sacerdotes, obispos y cardenales, pero no sólo. También los pastores protestantes están sujetos a evaluación.
Se trata de la primera plataforma en internet (http://hirtenbarometer.de) que permite considerar aspectos como actuación en las funciones eclesiásticas, proyectos para jóvenes o ancianos y hasta la credibilidad. Hasta ahora sus creadores han cargado unas 25 mil parroquias y ocho mil líderes religiosos.
Tras las primeras calificaciones encabeza la lista el Papa Benedicto XVI, seguido por la pastora luterana Margot Kabmann, quien en febrero de 2010 debió presentar su renuncia al puesto de líder de la Iglesia Evangélica de Alemania tras chocar su coche mientras estaba ebria. Completan el “barómetro” los cardenales teutónicos Joachim Meisner y Karl Lehman, el Papa Juan Pablo II (que ocupa el quinto puesto pese a haber fallecido en 2005) y el obispo de Ratisbona, Gerhard Ludwig Müller.
¿Cuánto bien podría traer una iniciativa similar a los obispos de México y otros países de América Latina? Un “clerigómetro” que ofrezca información seria, transparente y propositiva. Porque, a veces, los hombres de sotana dejan mucho que desear.
Serafines susurran.- Que la inminente salida de su puesto del arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, ha causado confusión entre los fieles de aquella porción del territorio mexicano. Por eso el arzobispado debió salir a aclarar algunos aspectos con un comunicado.
Para evitar equívocos aquí algunas precisiones: El Vaticano todavía no aceptó la renuncia del cardenal. Benedicto XVI deberá elegir, en las próximas semanas, el nombre de su sustituto que será anunciado por un boletín de la sala de prensa de la Sede Apostólica. No existe una fecha establecida para dicho anuncio. De todas maneras la nota informará que la renuncia del purpurado es aceptada y, al mismo tiempo, dará a conocer al nuevo arzobispo.
Es cierto que, en este espacio, hemosreportado diversos nombres de posibles sustitutos pero sólo se trata de prelados que, por su curriculum y experiencia, podrían aspirar al puesto. Nada más. Asimismo se debe aclarar que el nuevo arzobispo no se convertirá automáticamente en cardenal.
Los cardenales son elegidos directamente por el Papa y reciben el birrete púrpura durante una ceremonia pública llamada Consistorio. Aunque es evidente que por ser Guadalajara una “sede cardenalicia” el futuro arzobispo podría ser llamado (y quizás tarde o temprano lo será) a formar parte del Sacro Colegio de Cardenales, pero esto –en todo caso- no ocurrirá sino hasta que el pontífice lo decida y anuncie.
De la misma manera, al dejar la guía de la arquidiócesis Sandoval Iñiguez no dejará de ser purpurado. A partir de su pensión se le llamará “arzobispo emérito”, pero el birrete púrpura lo mantendrá hasta el final de sus días.
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