Cuanto diéramos en México porque todos nuestros obispos fueran rebeldes al estilo de Don Raúl Vera

El Obispo rebelde y el Vaticano

El Vaticano pidió al obispo mexicano Raúl Vera López que aclare su posición y su trabajo con colectivos homosexuales pero no sólo, también su apoyo a la despenalización del aborto y a la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo. A inicios de septiembre el prelado de la diócesis de Saltillo estuvo en Roma convocado por la Congregación para la Doctrina de la Fe. La recomendación fue clara: debe definir su postura en respeto a la doctrina de la Iglesia católica, una petición que el interesado pareció ignorar parcialmente.

En la Curia Romana Vera sostuvo encuentros con Marc Oullet, prefecto de la Congregación para los Obispos y con William Levada, prefecto de la Fe. Además, el 6 de septiembre, tuvo una larga conversación con el sacerdote jesuita español Luis Ladaria Ferrer, secretario del ex Santo Oficio.

Se trató de reuniones cordiales y sin ánimo de amonestar, pero con una recomendación precisa: el clérigo debería establecer con claridad su adhesión a los valores de la Iglesia a la cual pertenece, la católica, apostólica y romana. En estos casos y para mayor certeza se sugiere que el interesado realice el descargo a través de un texto escrito, tal vez un artículo.

No es claro, aún, si efectivamente las autoridades vaticanas exigieron a Vera redactar tal escrito; empero tampoco escucharon sus explicaciones y le dieron una palmadita en la espalda, como si su trabajo no tuviera inconvenientes.

Si lo convocaron fue por las serias dudas sobre la compatibilidad de sus declaraciones y sus acciones con esos valores “no negociables” que defiende el catolicismo en el mundo de hoy: tanto la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural como la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer.

El viaje del pastor de Saltillo a Roma no fue un paseo turístico, se le llamó a comparecer. Y así lo hizo, explicando –entre otras cosas- que según él parte de sus males reside en la agencia católica de noticias ACI Prensa cuyo director, Alejandro Bermúdez, fue acusado de conducir una campaña en su contra publicando infundios y calumnias. El argumento no cuajó, aunque él lo repitió una y otra vez a sus interlocutores.

De todas maneras las recomendaciones vaticanas parecieron surtir poco efecto o un efecto parcial porque, a su regreso a México, Raúl Vera sostuvo su postura y anticipó que su trabajo pastoral con la comunidad gay continuará, porque sus integrantes también son cristianos.

En declaraciones a la prensa reconoció que la Sede Apostólica sigue con atención la pastoral social de su diócesis y que le hizo una serie de observaciones, pero sólo de “tipo administrativo”. Nada más.

“No es ninguna novedad que la Iglesia respalde la diversidad sexual porque en Estados Unidos hay cuando menos 50 diócesis que atienden comunidades homosexuales, lo único es que los obispos estadounidenses sí hicieron una instrucción para llevar la pastoral y eso no lo tenemos en Latinoamérica”, dijo.

Adelantó que también seguirá respaldando a las mujeres porque “no se vale” que, cuando abortan por razones ajenas a su voluntad, como ha ocurrido con indígenas, sólo ellas vayan a dar a la cárcel y no se sancione a médicos y clínicas donde les practican los legrados.

“La diócesis no tiene nada que ocultar, todo lo hemos hecho público; de ninguna manera nosotros promovemos la deshonestidad, la promiscuidad y la maldad”, al tiempo de reconocer que durante el diálogo con Ladaria sí se le marcaron “algunas cosas que debería hacer” pero insistió que, con el secretario, “estuvieron de acuerdo” en la necesidad de atender espiritualmente a los homosexuales.

Cargó una vez más contra ACI Prensa por publicar noticias sobre su apoyo a los colectivos gay con una supuesta “intención sumamente desagradable”. “De la misma manera que los fariseos interrogaban a Jesús para hacerlo caer, también con ese espíritu han presentado las cosas como han querido”, disparó.

Y remató sus afirmaciones hablando sobre los infantes adoptados por “matrimonios homosexuales” y apuntó: “Yo no voy a abandonar a esos niños, en el momento en que una ley aprueba, y por supuesto que la iglesia parte del derecho de los niños, no podemos abandonarlos. No podemos abandonar a las personas de quienes dependen, como yo tampoco voy a desamparar a unos niños que en un momento dado están viviendo con un matrimonio en donde uno se divorció y volvió a casarse”.

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