Ser o estar exiliado

Exilios

Olga Harmony

El exilio es un fenómeno que se da en todos los tiempos y en todas las latitudes. En México recibimos a los transterrados –como los llamaría José Gaos– españoles y posteriormente a los argentinos y chilenos que huían de la dictadura en sus respectivos países. Hoy en día tenemos un exilio más triste, el de mexicanos que huyen de sus hogares por culpa de los grupos delicuenciales, sin contar con aquellos que tratan de llegar a Estados Unidos impelidos por el sueño americano pero también, y más en realidad, por el hambre y la falta de trabajo, los migrantes de triste destino. Los exiliados más famosos en estos días lo son por haber revelado secretos del gobierno estadunidense, lo que muestra la otra cara del exilio y lo aleja del anonimato que se da en nuestras fronteras.

Sandra Félix, la directora que dio a conocer con obras de Elena Garro y que dirigió la exitosa Feliz siglo nuevo doctor Freud de Sabina Berman, además de otros montajes, fundó un taller en la Biblioteca José Vasconcelos en donde trabaja con los talleristas las posibilidades de la actoralidad. Es desde ese taller que nos llegan seis obras muy diferentes entre sí y de distintos autores, tres españoles, un argentino y dos mexicanos, que tratan el tema del exilio en las décadas de 1920 a 1980 en la variedad de posibilidades que puede tener. Producida por Víctor Maraña, con apoyo del Bufete de Administración y Consulta Empresarial y del Banco Banamex –la escenificación tiene escenografía e iluminación de Philippe Amand que en general, cuando el ambiente es cerrado, utiliza módulos pequeños dispuestos sobre rieles que son cambiados por tramoyas a la vista del espectador y cuenta con la musicalización de Erando González.

La Frontera, de la dramaturga española Laila Ripol narra la discusión entre un joven y el abuelo, o posiblemente el fantasma del abuelo muerto, que carga a sus espaldas acerca de lo importante que son las raíces, ejemplificando el viejo con la llave de su casa en España, antes de ser expulsados que los judíos guardaron por generaciones por la posibilidad de un regreso. Éste, el de los judíos, es un exilio que sólo se menciona de paso en la obrita cuya escenificación se hace en penumbra ante un video de volcanes.

La extraña obrita de Juan Mayorga El buen vecino, en el que se da un acoso porque sí, con amenazas de denuncia de un inmigrante indocumentado, pero con apariencias de amistoso interés que no es más que, como el acoso, la seguridad de la propia superioridad sobre el exiliado, se escenifica en el pequeño gabinete que acoge un bar representado por una pequeña mesa y dos asientos, más la lista de platillos y bebidas que pende de la pared.

Dos exiliados del dramaturgo español Antonio Álamo tiene dos ambientes, el del bar en donde la jamaiquina y el sudamericano se conocen, en el entendimiento de que la mujer se prostituye, y el parcial de una recámara en donde el hombre ve satisfechas sus inclinaciones masoquistas. El ambiente también es abierto, con dos rejas que son saltadas por dos hombres en la obra de la argentina Lucía Laragione El ganso de Djurgarden en el que dos exiliados que robaron un ganso son atrapados por un policía, exiliado también, que los deja escapar.

 

De la mexicana Alicia Zárate es Un día de lluvia en que se vuelve al sistema de módulos sobre rieles con una puerta cerrada y en que se muestra el exilio interior de un hombre que desea escapar de su rutina doméstica. Y del también mexicano David Olguín Desembarco y despedida, en que se ofrece un desdoblamiento del refugiado, ya de viejo en un hospital, ya en el recuerdo, de joven, en una banca en Estados Unidos en donde es asediado por un policía, probablemente chicano, que se burla de sus escasas posesiones y su bandera republicana, por lo que se tienen ambos ambientes.

Xavier Ximénez, Omar Ramírez, Alicia Zárate, Víctor Maraña y Gilberto Dávalos doblan papeles, la mujer como la jamaiquina y uno mudo de teporocha. Todos utilizan los diversos acentos con discreción y sin mayores alardes, lo que los hace más convincentes. En el programa de mano no se da crédito al diseño de vestuario que es bastante eficaz