Un museo en un islote

Ángeles González Gamio

Al circular por el Anillo Periférico, a la altura de la avenida Observatorio, se yergue un precioso templo barroco emplazado entre la vía principal y la lateral, en una especie de islote de asfalto.

Es el templo de San José, que perteneció al antiguo Convento de San Diego, construido en Tacubaya en 1686 por la orden de los Dieguinos, rama de los franciscanos.

A finales del siglo XVII se la entregó a los Dominicos, quienes la ocuparon hasta mediados del siglo XVIII. Destacaba el claustro con una iglesia, una capilla y una biblioteca, rodeados por una huerta; fue clausurado en 1827. El convento se destruyó y el templo sirvió como cantón militar de 1843 hasta 1859.

Entre los años de 1917 y 1982 fue utilizado como establecimiento fabril de los militares. A partir de esa fecha hasta 1997 lo ocupó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para guardar sus archivos históricos. Posteriormente, la Secretaría de la Defensa Nacional lo solicitó al Gobierno Federal para restaurarlo a fin de albergar el Museo Nacional de la Cartografía.

La necesidad del ser humano de orientarse lo llevó desde épocas remotas a crear mapas, planos y cartas, lo que dio origen a la cartografía. En este hermoso espacio la Secretaría de la Defensa Nacional, por conducto de la Dirección General de Archivo e Historia, expone los orígenes, evolución y futuro de esta ciencia. Inicia con reproducciones de códices prehispánicos, a continuación rinde homenaje a los precursores de la cartografía. Otra área muestra mapas de la Nueva España y de la ciudad de México. En 1877 se creó la Comisión Geográfica Exploradora con el propósito de formar la carta topográfica general del país y en este lugar podemos ver muchos de sus frutos. Hay una sección que muestra instrumentos fotogramétricos que sirvieron para realizar restituciones por medio de fotografías aéreas.

También tiene su lugar la Dirección de Geografía y Meteorología, cuyo antecedente es la Dirección de Estudios Geográficos que fundó el presidente Venustiano Carranza en 1914. El museo alude al trabajo de diversas instituciones relacionadas con la cartografía, como la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, que fue responsable de las vías de comunicación terrestres, marítimas y aéreas, correos, telégrafos y telefónicos. Otra dependencia relevante fue la Dirección General de Cartografía, que nació en 1939 como Comisión de Estadística Militar, que habría de convertirse algunos años después en el Servicio Geográfico del Ejército y finalmente en el Departamento Cartográfico, que tenía la función de formar una carta de la República mexicana. Por supuesto tiene presencia el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI); esta institución la creó el gobierno de la República en 1983 y tenía como antecedente a la Comisión de Estudios del Territorio Nacional, fundada en octubre de 1968. Su objetivo primordial es proporcionar el Servicio Público de Información Estadística y Geografía.

Otra institución que aporta información sobre la materia es el Consejo de Recursos Minerales, cuya función es desarrollar la cartografía minera. Su programa prioritario es llevar a cabo la elaboración de cartas geológicas, mineras, geoquímicas, geofísicas, magnéticas y temáticas.

Toda esta interesante y poco conocida información se expone de manera atractiva y amena en el marco del antiguo templo dieguino. El acceso es por la avenida Observatorio y tiene cierta complicación, pero la visita vale la pena; ojalá colocaran señalamientos para facilitarla.

Llegada la hora de comer les propongo ir a Casa Merlos, situado en la calle de Victoriano Zepeda 80, a unos pasos de avenida Observatorio. Como se puede esperar en un buen restaurante poblano, en estas fechas se lucen con los chiles en nogada. De postre, la variada dulcería regional.

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