Hoy en día es raro poder diferenciar entre un hippie, un hipster y un “adulto joven contemporáneo”. Los tres son grupos que comparten rasgos, que no tienen límites definidos y que en su afán de no pertenecer, forman una alternativa de sociedad a la cual paradójicamente se esfuerzan por pertenecer.
Hoy en día podemos encontrar este grupo de personas donde volteemos, ya no se limita a ciertas colonias de la ciudad de México como la Condesa o la Roma, los podemos encontrar en Coyoacán, en el Centro o hasta en la Del Valle. Las familias tradicionales desparecieron y esto es un punto favorable pero a la vez imprevisto, se trata de ir contra del statu quo para jugar nuevos roles, se trata ahora de aparentar pero de una manera contraria a lo establecido en sociedades tradicionalistas. No mostrar los bienes materiales lo más posible y hacer uso de objetos aparentemente de poco valor pero que para galerías, tiendas de ropa, tiendas de alimentos orgánicos y conocedores representan un costo y valor elevado. Ahora se trata de aparentar la mayor simpleza posible, pero eso sí, sin pasar desapercibido.
Este nuevo tipo de sociedad se identifica ya sea por viajar en bicicleta, trabajar desde casa, tomar bebidas exóticas o comprar alimentos y productos caracterizados por su cada vez mayor simplicidad y economía que irónicamente duplican o triplican el valor y precio de las cosas.
Es común ver a familias enteras viviendo este estilo de vida, que en realidad sí tendría una ventaja, los hijos de estos adultos contemporáneos, que aún no superan el rango de edad de los siete años, están desarrollando una mayor capacidad creativa y adquiriendo libertad para no juzgar ni ser juzgados además de una mayor tolerancia a la diversidad.
Este grupo de adultos incluye profesiones como músicos, diseñadores, fotógrafos, pintores, curadores, escritores y estilistas; entre más deleite, sencillez y tranquilidad encuentren en el trabajo, mayor estatus se adquiere. No estar dentro de una oficina corporativa 12 horas al día se vueve el mayor reto en este estilo de vida.
A menudo pueden hablar sobre temas sociales, algunos de ellos lo hacen con mucho conocimiento y otros simplemente por no desencajar, asumiento también que el tipo de problemas que enfrentan se referiría a asuntos internos e ideológicos, se podría decir de tipo existencial, ya que el grado de placer y necesidad externa pasa a segundo plano al satisfacerse diariamente con el tipo de actividades y objetos de los que se hace uso en la vida cotidiana.
Es parte de la escenografía actual de la Ciudad de México, ya no sería posible abstraerlos de la sintonía diaria, ni dividirlos en subgrupos ni etiquetas, todo forma parte de lo mismo, converge en armonía con lo cotidiano, se mezcla con el paisaje de lo urbano.
Después de todo, es un concepto que genera identidad.