En Madrid, el Thyssen-Bornemisza exhibe obras del italiano y de pintores en los que influyó Caravaggio: genio impenetrable

En Madrid, el Thyssen-Bornemisza exhibe obras del italiano y de pintores en los que influyó

Caravaggio: genio impenetrable

Joven cantante, 1622, óleo sobre lienzo de Dirck van Baburen, perteneciente al Frankfurt am Main, Städel Museum, figura en la exposición Caravaggio y los pintores del norte, montada en el Museo Thyssen-Bornemisza, en Madrid

Armando G. Tejeda

La Jornada

Madrid.

El primer texto que hace referencia al artista Michelangelo Merisi da Caravaggio data del siglo XVI y advierte que su personalidad severa y su vida en penumbra se deben en parte a que estaba convencido de que todas las cosas no son más que bagatelas, fruslerías, nimiedades…

Lo anterior explica su penetrante oscuridad que, cual manto hipnótico, contagió a algunos de los grandes genios del arte y lo convirtió a él mismo en figura crucial en la historia, como inquietante e impenetrable.

La exposición Caravaggio y los pintores del norte escudriña en las llagas dolientes de un artista que vivió ensimismado, absorto ante la naturaleza, a la que siempre aspiró copiar con la máxima perfección y respeto.

Caravaggio era un hombre solitario, cuya existencia, a pesar de vivir en pleno auge del siglo XVI en la bulliciosa Roma, era casi monacal y silenciosa y sólo era acompañado por un sirviente. Prácticamente no hablaba con alguien ni tenía relación con el resto de la sociedad. Vivía sometido a su propio torrente creativo, que lo llevó a pintar algunas de las piezas más inquietantes y admirables en la historia del arte, como su mítico David vencedor de Goliat.

Virtuoso del claroscuro

La muestra destaca la docena de obras que lo convirtieron en el máximo exponente de la técnica o lenguaje del claroscuro.

Figuran Los músicos, San Francisco en meditación y la última obra documentada del pintor, El martirio de santa Úrsula, 1610, una de las joyas de la exposición. Se dice que pudo terminarla una semana antes de morir y es una de las más oscuras, donde está muy presente la angustia ante la muerte. Detrás de santa Úrsula está Caravaggio, en un autorretrato, y se puede apreciar cómo dialoga con los ojos con otro de los personajes, el que está matando a la mujer.