Carlos Paul
La Jornada
Cuarenta y cinco imágenes en color captadas en el poblado de Tucheachi, en la Sierra Alta Tarahumara, en 2015 por el fotógrafo italiano Nicola Lorusso (Florencia, 1959) articulan la exposición El guardián de las palabras, montada en la galería del primer piso del Museo Nacional de Antropología.
Esa muestra tiene de protagonista al compositor, violinista, poeta, narrador, pintor y promotor cultural Erasmo Palma Fernández (1928-2016), autor de más de 600 canciones en lengua rarámuri y Premio Nacional de Ciencias y Artes 2002.
También se exhiben los espacios íntimos y cotidianos de ese poblado, uno de los más alejados en la Sierra Tarahumara, así como los paisajes nevados y brumosos de la zona.
Autodidacta y memoria histórica viviente
Erasmo Palma ‘‘era un hombre que amaba comunicar; un rarámuri extrovertido y curioso que absorbía plásticamente la realidad que lo rodeaba, contemplaba la naturaleza, de cada cosa filtraba su experiencia y la insertaba en su memoria sin apagar la chispa de la luz que habita en cada individuo desde su nacimiento. Su risa estallaba cuando te decía al final del relato: ‘soy un mentiroso’, como queriendo decir que al creerle no te arrepentirías”, apuntó Lorusso, quien desde 2001 reside y trabaja en la Ciudad de México.
‘‘Erasmo no tuvo una formación académica, el trabajo de la tierra lo forjaron mientras se ganaba la confianza de su gente tratando de resolver los conflictos de la comunidad. Como músico asistió a la escuela de la naturaleza, el resto es fruto de un empeño autodidacta. Se hizo solo.”
Las fotografías son resultado de dos breves estancias de Lorusso en la región, de una semana cada una; la primera en febrero y la segunda en abril de 2015.
En su momento, destacó el fotógrafo durante la inauguración de la muestra y presentación del catálogo de la misma, ‘‘frente a don Erasmo Palma tomé conciencia de estar ante una memoria histórica viviente. Dedicó su vida a escribir cuentos, memorias, poemas que a menudo convertía en canciones. La sencillez de su labor era espontánea y sin pretensiones, pero siempre atenta a transcribir el recuerdo que surgía del pasado o a no perder la observación del presente, de ahí el título de la exposición El guardián de las palabras”.
Lorusso explicó que con toda intención evitó ‘‘la representación folclórica que se ha construido sobre los rarámuris, vinculada a estereotipos destinados al mercado turístico e ideas exóticas que nunca me han interesado. Mi propósito es reflejar la sencillez de la cotidianidad”.
En la presentación del catálogo de la exposición (el cual incluye canciones y cuentos de don Erasmo), el curador de la sala Etnográfica del museo, Donaciano Gutiérrez, el escritor Fernando Zurita y el investigador Alejandro Castellanos reconocieron el trabajo de Lo-russo como un extraordinario estudio antropológico-visual que destaca el orgullo de la cultura rarámuri por sus raíces y tradiciones.
‘‘Son imágenes que reflejan el abandono al que por muchos años han sido sometidos. Es una llamada de atención sobre las condiciones precarias en las que se desenvuelven. Es una mirada profunda y crítica, no superficial ni complaciente. Las imágenes muestran también esa realidad, pero no de una manera cruda o descarnada, sino sutil. Por ello el trabajo de Lorusso es arte y denuncia”, explicó Zurita.
La exposición El guardián de las palabras, en el Museo Nacional de Antropología (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), concluye este jueves.