Magia, feminismo y mujeres en la ciencia coinciden en la FIL
Que quede asentado: la primera edición de MujerEs Ciencia en México tuvo como sede Guadalajara, y como escenario la Feria de Guadalajara
Afuera del Salón 3 de la Feria Internacional del Libro la gente se agrupaba a la espera de que se permitiera el ingreso. Tres adolescentes platicaban acerca de su futuro universitario: los tres consideraban una carrera dedicada a la ciencia —la física se mencionó en varias ocasiones— o a la ingeniería. Así que no sorprendió que entre el resto de los asistentes, que llenó el recinto, hubiera muchos jóvenes. ¿El tema que los congregó? MujerEs Ciencia, un esfuerzo creado en Colombia para convocar y difundir la labor de las mujeres científicas de diferentes países para que se reconozcan sus notables aportaciones en distintos campos.
Laura Niembro, directora de Contenidos de la FIL, dio la bienvenida al público reconociendo la importancia de que este programa se incluyera dentro de otro favorito, ¡La FIL también es Ciencia!, pues aunque la labor de las mujeres en este ramo siempre ha estado presente, muy pocas veces ha recibido la atención que merece. El comentario sirvió como preámbulo para presentar a Alejandra León-Castellá (matemática costarricense) y Brigitte Baptiste (bióloga colombiana), invitadas a participar en la mesa.
Johans Ríos, un ilusionista colombiano, fungió como moderador o, como él mismo señaló, “facilitador”, un guiño ante algunas de las reflexiones que comenzaron a aparecer en la charla con León-Castellá y Baptiste, quienes señalaron que cuando el público está frente a un panel en el que hay hombres y mujeres de ciencia, las preguntas dirigidas a expertos son para los primeros y las de facilitadoras —encargadas de los cuidados, la limpieza, por ejemplo— van para las segundas. Gracias a su actitud entusiasta, las actividades de interacción con el público mediante trucos de magia con cartas y las preguntas que lanzaba para que se respondieran por quien se atreviera a levantar la mano —y aguantar las bromas de Ríos a su costa, que todos disfrutaron— esta sesión se sintió como un auténtico trabajo de difusión, sin importar los intereses particulares de cada quien.
Eso sí, se aprovechó la oportunidad para conocer las experiencias de ambas ponentes en un campo de estudio que se considera particularmente acaparado por los hombres, un aspecto con el que no se sintieron tímidas en lo absoluto y no tuvieron problema para compartir de manera abierta. Por ejemplo, Baptiste mencionó que en la institución donde estudió, la Universidad Javeriana, existen varias carreras enfocadas en las ciencias exactas, como biología, nutrición, bacterología, y desde hace muchos años la institución se ha jactado por tener una abrumadora mayoría de mujeres entre sus filas. “Esto se explica porque todas las carreras que ahí se imparten están al servicio de una sola: medicina”, cuya mayoría de estudiantes es hombre. Según Baptiste, apenas hace cinco años se graduó la primera uróloga de la facultad.
Varias preguntas se lanzaron a las dos invitadas: ¿qué es feminismo?, ¿por qué incomoda tanto?, ¿ya existen espacios suficientes para las mujeres ejerzan su profesión con total libertad?, ¿cómo es ser una mujer feminista? Dichas preguntas promovieron la discusión con los asistentes, que aportaron sus propios puntos de vista sobre estas interrogantes que, aun cuando a veces cuesta responder con certeza o que al pensarlas nos damos cuenta de que queda mucho camino por delante —spoiler alert: tanto una como otra admitió que la batalla no ha terminado, aunque sí se ha ganado terreno en la ciencia— el sabor de boca no fue tan amargo como cuando se lanzan esas preguntas en un hilo de comentarios en redes sociales.