La Jornada
En una época de delirio cibernético, el acto teatral se torna único e irrepetible, expresó Mario Iván Martínez a propósito del espectáculo Una Navidad de osos buenos y malosos que presentará antes de Nochebuena, en El Cantoral.
El actor, productor, dramaturgo y cuentacuentos sostuvo: Nada puede sustituir a un padre que le otorga tiempo a su hijo, que se sienta con él a contarle historias cada noche. Durante años he cosechado experiencias y comentarios de los niños al final de las diversas funciones infantiles, donde convivo con ellos y les pregunto qué les gustó, los animó o aburrió del espectáculo.
Así, he comprobado que el momento único, irrepetible del acto teatral, fugaz por excelencia, es ver a un cuentacuentos frente a ti, compartiendo una historia, lo que no tiene parangón, aún en estos tiempos.
En este espectáculo familiar navideño, Mario Iván Martínez es el cuentacuentos que invita a conocer a Paddington, la mascota preferida de los niños en Reino Unido. En una primera parte nos sumergimos en la vida y travesuras de este osito pícaro y goloso que, por azares del destino, es adoptado por una familia inglesa.
El primer concierto del osito Paddington, obra para narrador y piano, cuenta con la participación de Alberto Cruzprieto, con música de Herbert Chappell. Es propicio hacer esta propuesta en El Cantoral porque la historia culmina cuando llevan a la mascota a un concierto de Navidad a la sala real; entonces el espacio se vuelve adecuado para presentar esta primera ficción.
Después del intermedio aparece en mameluco el osito mexicano Osías, que “comparte el origen de las tradiciones y símbolos navideños. Éste, de la mano del cuenta-cuentos, a través de fábulas, historias y villancicos, revela el origen de Santa Claus, los Reyes Magos, las posadas, el arbolito de Navidad o por qué la piñata tiene siete picos; además, se escuchan dos villancicos poco conocidos de Francisco Gabilondo Soler Cri Cri: Ojitos de cascabel y Los reyes magos”.
El símbolo del oso
La figura del oso, explicó Martínez, es primordial porque representa al niño, a esa necesidad de conocimiento. Abrazo las diversas tradiciones que en estos tiempos de extranjerización apabullante vale la pena recordar sus orígenes, como el caso de Santa Claus, quien fue un obispo y un hombre generoso que ayudaba a las familias sin dote.
Sobre sus propuestas escénicas, el actor agregó: Me he alejado de lo predecible, de lo chabacano, de lo oportunista que suele ser la oferta infantil; es decir, ya salió la última película extranjera de esta época y se cocinan espectáculos al vapor para aprovecharse del bolsillo del padre, con un sello de calidad un tanto cuestionable.
Puntualizó: No pretendo descubrir el hilo negro, pero a mi parecer no están peleadas la necesidad de que el niño la pase bien, en el sentido lúdico, con ayudar a su formación cultural y artística.
Mario Iván Martínez retomará a inicios de 2020 otros de sus proyectos como: Vincent, girasoles contra el mundo, donde encarna a Van Gogh, que a partir del 17 de febrero se presentará en el Nuevo Teatro Libanés; además, estará a la venta su nuevo disco, volumen 23, del audiolibro Tres elefantes se columpiaban y continuará con Descubriendo a Cri Cri.
También prepara una obra alrededor del cuento El flautista de Hamelín, de los Hermanos Grimm, en la que participará Horacio Franco, con música de Eduardo Gamboa y la Orquesta Sinfónica Nacional. Se estrenará en el Palacio de Bellas Artes, en abril de 2021.
En tanto, en el jolgorio escénico Una Navidad de osos buenos y malosos, Mario Iván Martínez llevará a soñar despiertos a los pequeños con dos únicas funciones presentadas por Anglo Arts, a las 13 y 17 horas, el 22 de diciembre en El Cantoral, ubicado en Puente de Xoco sin número Puerta A Xoco, en Benito Juárez. Más informes en: www.marioivanmartinez.com .