La Jornada Semanal
Alonso Arreola
Son tiempos de Carnaval en Cádiz
Aprende a escuchá;
si no vibran tus entrañas,
ni tú siente a Cai, ni tú sientes ná”.
Comparsa Encajebolillos
Fiesta originalísima que sucede en estos días de febrero, la del Carnaval de Cai (Cádiz) ha resistido por centurias el paso de reyes, presidentes, gobernadores, regidores y hasta dictadores de conservadurismo extremo manteniendo el espíritu y voz de un pueblo ocurrente, talentoso como pocos. En ella coinciden numerosas agrupaciones que a lo largo de once días suenan en calles y el Gran Teatro Falla (así nombrado por su hijo predilecto, Manuel de Falla). Esto atrae un voluminoso turismo interesado en la diversión de fiestas, cabalgatas, disfraces, comida y alcohol inagotables, pero sobre todo música tradicional de altos vuelos con coplas de enorme factura literaria.
Dedicada a los más diversos temas, la lírica de sus canciones impulsa la parodia política; el cariño por la ciudad y sus personajes notables; el espíritu del propio carnaval y, claro, la lucha contra las vicisitudes que enfrenta el pueblo llano (desempleo, injusticias, modificación forzada de su cultura…). Porque antes que nada el Carnaval de Cádiz es una celebración popular que sobrevivió a restricciones religiosas, bandos prohibitivos, menosprecio de las clases ricas e incluso a Franco, quien lo vedara durante cuarenta años.
Festejo emblemático de Andalucía, mezcla de la Italia carnavalesca, los cantos moros y el calendario cristiano, desde su restauración en el año ’77 se abrió camino, aunque un carácter local le resta atención en las demás provincias españolas, todas con sus propias celebraciones. Ello se entiende al escuchar su acento, referentes e intimidad “puertas adentro”, lo que no detiene una fama internacional en aumento gracias al compromiso de autoridades, comités, jurados y asociaciones que concurren para que persistan tradiciones, sí, pero también evolucione con el ingenio natural proveniente de bares, cafés y tertulias donde nace su contenido.
Dicho esto, el Patronato del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (coac) y de las Fiestas del Carnaval de Cádiz, establece que las modalidades en que las agrupaciones pueden participar son: Coros, Chirigotas, Comparsas y Cuartetos, cada una con diferencias en cuanto a número de integrantes, instrumentación, guión y distribución de voces. Asimismo, determina fechas de ensayos y fases a transitar: clasificatoria, cuartos de final, semifinales y final, esta última con un máximo de cuatro conjuntos por modalidad. Sin embargo al inicio –hay que decirlo para que nuestra lectora, lector, no imagine una competición deportiva– participan todos los inscritos, en los cuartos de final un máximo de cincuenta y cuatro y en las semifinales la mitad. Al final, un mes entero.
Sobre las actuaciones, casi todas comparten estructura aunque con variaciones decisivas. Hay la presentación y luego, dependiendo la modalidad: tangos, pasosdobles, cuplés, estribillos, parodias, popurrís y temas libres. Los dos últimos suelen ser más divertidos, pues ocupan piezas de moda para cambiar letras y se toman mayores riesgos que coincidan con los llamados “tipos”: la suma de disfraces, vestuario y maquillaje que, llevada a un extremo impensable, combina hasta en mínimos detalles con escenografías elaboradas pacientemente a lo largo de un año.
¿Qué más hace tan especial al carnaval? Para empezar, Cádiz misma. Lo que digamos sobre la belleza de su casco antiguo, malecón y Caleta será insuficiente. En sus callejuelas empedradas perviven antiguos negocios y los gritos de los viejos que juegan dominó alejan a las grandes empresas. Allí las costumbres son sagradas, el café poderosísimo y los mariscos tratados como joyas salidas del mar. Otra cosa paralela a esta vida abierta es, ya lo decíamos al principio, su corazón latente: el Gran Teatro Falla. En sus tablas ocurre el concurso oficial que puede verse a través de Onda Cádiz, televisora oficial con canal de Youtube. Acérquesele y mire la mejor cultura gaditana; sea paciente si al principio la estridencia confunde sus esquemas. Busque la belleza sumergida. Es mucha. En ella sobrevive una verdad perdida en otras partes de la Tierra. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.