La Jornada Semanal
La universalidad de William Shakespeare se evidencia en la posibilidad de regionalizarlo en la época y condiciones menos esperadas; en este caso, el enorme autor británico es visto desde la perspectiva de Vishal Bhardwaj, un notable director cinematográfico nacido en India en 1965.
A Alfredo Michel, traductor y promotor cultural
La filmografía de Vishal Bhardwaj no sólo cambia de país las obras, sino que enriquece el planteamiento con subtramas y deja a un lado el texto original para dar una voz distinta a los personajes. Añádase el tino de encontrar locaciones espectaculares, aprovecharlas para acentuar la trama, y tendremos una obra claramente referenciada, pero con méritos propios y un significado único, propio de la región, del contexto social, y además contemporánea. En el arte profundo, lo local logra ser universal. En el Otelo, de Vishal (Omkara, 2006) encontramos otros mensajes. No sólo están los celos de Yago (Ishwar) por la felicidad de Otelo, también está el mensaje machista, aderezado con la mirada clasista en una sociedad de castas. La mujer de Otelo es repudiada por su padre cuando escapa con él, y le advierte que Otelo habrá de dañarla, pues las mujeres no merecen nada más. Otelo es despreciado por el color de su piel, pero también por ser un híbrido de castas, frente a la culta familia adinerada de la mujer que terminará por ser asesinada por el rabioso Omkara. Claro, también lo odian por haberla raptado el día de su boda. Además, Yago actúa con el enojo de no haber sido reconocido laboralmente, cuando él debía ser escogido para un cargo en la organización a la que pertenece Yago, pero se opta por un tercero; Vishal añade ese rencor. Hay que abusar de los amigos, los enemigos no se dejan.
Si Omkara es magnífica en su planteamiento, el Macbeth (Maqbool, 2003) de Bhardwaj es de alcances mayores. Situada en la India contemporánea, no hay lucha por el trono. Maqbool pertenece a la delincuencia y su ascenso criminal estará marcado por la sangre. Si la figura del rey en Macbeth tenía la grandeza de la divinidad pregonada por la realeza, el destronado criminal en la escala de la delincuencia india es salvaje con todo y su trato amable. Las brujas de Shakespeare son trasladadas al campo policíaco. Los dos policías saben del futuro cuando hay sangre humana de por medio. Si las brujas originales eran el llamado de lo intemporal frente a la transitoriedad de las pugnas humanas por el poder, aquí es el orden estatal encarnado en estos policías corruptos lo que se contrapone a la inestabilidad del hombre por sobrevivir. Se establece la inamovilidad de la búsqueda de un orden social que permita la virtud, pero se reconoce que los policías terminan por corromperse ante el contacto permanente con esos criminales a los que buscan controlar, pero con los que terminan cohabitando en una hermandad indisoluble. Entre otras subtramas de Maqbool destaca la línea criminal. Padre e hijo están en la pandilla de Maqbool y el segundo es enviado a matar. El padre le reclama: “¿Acaso te da pena matar enfrente de tu padre?” Una frase viste a ambos personajes para evidenciar que si en Macbeth hay un linaje a buscar, aquí lo es para efectos criminales: suponemos que el padre ha educado a su hijo para destacar en el mundo de la sangre.
Se trata de películas manejadas con una cámara oscura, gozosa de filmar en las noches, con la necesaria difuminación de los personajes para evidenciar no sólo las zonas oscuras de su alma, sino que son criaturas adaptadas para vivir fuera de la luz y el bien. Fotografía oscura y densa para dar mayor peso a las escenas diurnas. La extrapolación del corazón con una mirada de cámara.
El director adapta el guion y se ocupa de la banda sonora. En Bollywood no se pueden eludir los bailes, pero aquí son catalizadores de las emociones y la historia. En Omkara, es gracias a un baile donde Otelo cae en la mentira de Yago, al ver a una bailarina con el regalo que el futuro asesino le hiciera a su esposa y que una amante de Yago robara días antes del domicilio de los enamorados.
Mención aparte merecen las actrices. La belleza de Tabu y Masumeh Makhija en Maqbool o la presencia de Konkona Sen Sharma, Bipasha Basu o la principal Kareena Kapoor en Omkara podrían distraer a más de uno.
Vishal evidencia que, con todo y sus méritos literarios, los textos de Shakespeare son sólo libretos teatrales que están pensados para su representación. La contemplación de la obra escrita o su veneración gratuita impedirían su actualización para formar obras magníficas como éstas del director, quien con su Hamlet (“La tragedia de Haider”, 2014) muestra que Shakespeare puede ser motivo de protesta política. India se torna épica bajo la mirada de Bhardwaj y sus criminales son arquetipos de las pasiones humanas que transitan las montañas, las ciudades abigarradas y los ríos, todos convertidos en símbolos de la vida, pues la majestuosidad de estos seres deformes se irradia.