Perla Szuchmacher y el teatro infantil y juvenil

Estela Leñero Franco

Proceso

A 10 años de la muerte de la directora y dramaturga nacionalizada mexicana y de origen argentino, Perla Szuchmacher (1946-2010), su labor en el teatro para jóvenes audiencias la sigue manteniendo viva. Sus obras continúan en los escenarios, y su nombre y su trabajo aparecen en carteleras, conversaciones, encuentros y múltiples reflexiones.

Llegó a México tras el golpe militar de 1976 en Argentina para proteger su vida y la de su familia. Micaela Gramajo, su hija, realizó en 2016 el espectáculo “Te mataré derrota”, donde muestra, espléndidamente, de manera libre y personal, este exilio y esta llegada a un país desconocido y en las peores condiciones.

Desde el principio supo que lo suyo era el teatro para niños. Como actriz trabajó en Argentina en Los caprichos del invierno, La vuelta a la manzana y Pajaritos en la cabeza. Y en México, en 1990, fundó, junto con el también argentino Larry Silbermann, el Grupo 55, en el que llevaron a escena espectáculos para niños y jóvenes durante 10 años. Su visión era de avanzada y no se preocuparon por dorarle la píldora a los infantes ni porque tuvieran que educarlos en cada obra que hacían.

Perla Szchumacher estaba convencida de que a través del juego se cocinaban las obras, y que la puesta en escena revelaba verdades con las que los niños tenían que lidiar.

Precisamente con esa idea escribió varias piezas, entre las que se encuentran Malas palabras (Premio FILIJ 2001) –sobre los secretos de familia difíciles de manejar, como es el caso de la adopción–; o dirigió Adiós querido Cuco, de Berta Hiriart, para hablar del dolor por la muerte de un perro muy querido y las formas de enfrentarlo.

Perla y Larry, en Grupo 55, empezaron dirigiendo creaciones de otros autores para después escribir las suyas. Así surgió su primer texto, en colabo­ración con Alegría Martínez, ¡Vieja el último!, que presentaron en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón en 1994 y que se convirtió en una obra referencial pues abordaba de manera directa y divertida cuestiones de género.

Mostraba el machismo gestado desde la infancia y permitía el cambio de comportamiento; la frase degradante para las mujeres de “vieja el último” la convirtieron en “moco el último”.

Perla Szchumacher siempre luchó por dignificar el teatro infantil que en sus inicios era tan menospreciado, empezando por el cobro menor de las entradas y los pagos a los creadores. Su trabajo, junto con el de otros tantos, dio frutos, y el teatro para niños y jóvenes se fue fortaleciendo e incluyendo en programaciones de teatros, muestras y festivales.

Ella formó parte del Consejo Académico del Programa de Teatro Escolar y también de la dirección artística de Muestras estatales y nacionales de teatro. Su misión consistía principalmente, como señaló en una entrevista, en abrirle la puerta a los jóvenes creadores y priorizarlos frente a los “dinosaurios”, como ella les llamaba.

Haydeé Boetto, Aracelia Guerrero, Berta Hiriart, Maribel Carrasco y Micaela Gramajo, entre muchas otras mujeres, colaboraron juntas en diversos proyectos cuyo hilo conductor fue la perspectiva libre y lúdica hacia los niños.

En 2011 se constituyó la cooperativa Proyecto Perla, que en 2019 participó en el Festival Cultural Zacatecas con Pato, muerte y tulipán, y desde 2018 lleva su nombre el Premio Bellas Artes Obra de Teatro para niñas, niños y jóvenes (INBA-Gobierno de Coahuila), cuya convocatoria acaba de salir.

Las obras e ideas de Perla­ Szchumacher quedan entre nosotros.

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