Norma Avila Jiménez
La Jornada Semanal
Durante una carrera de obstáculos, buena parte del público se tensa al pensar que alguno de los atletas puede tropezar y dejar en el piso su sueño olímpico. Algo similar podría suceder en la feroz carrera internacional entre aproximadamente ciento cuarenta grupos de científicos por producir la vacuna contra el virus sars-CoV-2, causante de Covid-19. Desde que expertos de China publicaron en enero de este año la secuencia genética del virus, los grupos multidisciplinarios trabajan frenéticamente. México también participa.
Una quimera mexicana
En la mitología griega, una quimera es un monstruo fabuloso con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. En el universo de la bioinformática, una quimera recombinante es el tipo de vacuna desarrollada a partir de fragmentos del virus sars-CoV-2. Es sobre la que trabajan en la Universidad Autónoma de Querétaro (uaq).
La doctora Teresa García Gasca, rectora e investigadora de esa universidad, participa con un equipo de especialistas en su elaboración, puntualiza que el proyecto retoma una plataforma para estructurar vacunas veterinarias liderada por el doctor Juan Joel Mosqueda, investigador de la Facultad de Ciencias Naturales de la uaq.
El virus tiene espículas, la proteína s, que es la llave de entrada a la célula humana. Como todas las proteínas, la s está hecha de aminoácidos, pequeñas unidades de carbono, nitrógeno, oxígeno e hidrógeno. Cuando esos aminoácidos se unen entre sí y son pocos, se les llama péptidos. “Seleccionamos seis péptidos, principalmente los relacionados con la llave de acceso, los unimos y formamos una proteína quimérica, así denominada porque está hecha de pedacitos que de forma natural no existirían.”
Esos péptidos son sintéticos, hechos en el laboratorio: conociendo la secuencia genética es posible generarlos, subraya la doctora García Gasca. Después de procesos basados en sistemas bioinformáticos, a partir de esos fragmentos los expertos forman nucleótidos, pequeñas unidades del código genético, y los insertan en una bacteria. Cuando se desarrolle la bacteria, explica, procesará esos nucleótidos hasta producir ácido ribonucleico (arn), material genético del sars-CoV-2. Como una fábrica, la bacteria generará la proteína recombinante quimérica de arn millones de veces. “Esa es la vacuna y es la que inyectaremos a ratones en la Fase Preclínica para observar si crean anticuerpos, de tal suerte que cuando entre el virus, el organismo reconozca a los péptidos de la espícula y la bloqueen; no le permitirá abrir la puerta de las células humanas para infectarlas.”
“Es una carrera de obstáculos; hay que pasar correctamente el primero para alcanzar el siguiente.” Necesitan corroborar que la vacuna no provoque efectos peores a la enfermedad misma: “No podemos poner en riesgo a la población.” Las Fases 1, 2 y 3 implican su aplicación en humanos, cuyo número irá aumentando. La investigadora de la uaq explica que en esas etapas ajustan las dosis, vía de administración, etcétera. Además de la uaq , en el proyecto participan el Instituto Politécnico Nacional, la Facultad de Medicina de la unam y el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán.
La nave y el pasajero incómodo
En La Jornada Semanal del pasado 12 de julio, en el artículo “Murciélagos y vacunas: instrucciones para engañar al sars CoV-2”, se anuncia que un grupo de especialistas del Instituto de Biotecnología de la unam (ibt) liderado por la doctora Laura Palomares, trabaja en una vacuna recombinante para generar inmunidad contra ese virus. ¿Cómo funciona?
“La partícula viral que vemos en las imágenes publicadas en los medios es la nave y el pasajero, es el material genético. Con base en la citada secuencia publicada por los chinos, se sintetizan fragmentos del sars-CoV-2 por medio de ingeniería genética para desarrollar la vacuna”, explica la investigadora.
El estudio previo de los coronavirus sars-CoV y mers-CoV, que dieron lugar a epidemias, el primero de 2002 a 2004 y el segundo de 2012 a 2015, “nos permitieron saber que la proteína s o Spike es la que utiliza el sars-CoV-2 para unirse a la célula humana. Escogimos ese fragmento y lo colocamos en otro virus. Aprovechamos uno con el que ya hemos trabajado, como un transportador, para pegarle el fragmento del otro virus en su superficie”.
La nave y su pasajero incómodo son colocados en sistemas denominados de expresión “y la proteína se produce por células provenientes del gusano cogollero del maíz”. Éstas manufacturan fragmentos de la proteína s que darán lugar a la vacuna recombinante capaz de generar anticuerpos para bloquear el acceso del sars-CoV-2 cuando intente penetrar en la célula humana.
Actualmente están en la etapa de evaluación en animales, ratones y hámsters, y si no hay efectos adversos, pasarán a las pruebas con humanos. La seguridad es primero.