Juchitán, Oax.
En la víspera de su cumpleaños (1 de noviembre), a los 94 años de edad, falleció tras complicaciones por Covid-19, el obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes, quién era conocido como “El obispo de los pobres” por su solidaridad y su labor altruista a favor de las comunidades originarias de Oaxaca.
El padre Joaquín Galván, encargado de salud sacerdotal de la Diócesis de Tehuantepec confirmó la noticia y resaltó: “Oficialmente comunicamos el fallecimiento del padre Obispo, Arturo Lona Reyes, conocido como “el obispo de los pobres”. Ha vuelto a la casa del padre celestial, bajo la intercesión de María Nuestra Madre”.
Arturo Lona Reyes, ingresó desde hace dos semanas tras una complicación en su columna al Hospital Medica Azul en Lagunas Oaxaca, sin embargo, tras días de estar internado, se le practicó la prueba de Covid-19 y dio positivo, por lo que su diagnostico fue grave, debido a que también padecía de diabetes.
Tras su muerte, en las redes sociales amigos y conocidos, entre ellos la Diócesis de Tehuantepec, la poeta zapoteca Irma Pineda, así como defensores comunitarios de la región del Istmo de Tehuantepec al igual que el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat dieron sus condolencias y admiración hacia el líder religioso, a quién le reconocen su labor durante 49 años a favor de los pueblos indígenas.
El líder religioso nació el 1 de noviembre de 1925 en el estado de Aguascalientes, y en el año de 1952 tomó los hábitos del sacerdocio, veinte años años después, el 15 de agosto de 1972 asumió el cargo de obispo en la Catedral de Asunción de María de Santo Domingo Tehuantepec y desde entonces su lucha ha sido en la predicación, al empleo con la creación de cooperativas de producción y su mayor logro educativo, “La Universidad Indígena” en la zona mixe de la región del Istmo.
Arturo Lona Reyes, se convirtió en obispo emérito en el año 2000, y desde la vida pastoral ha brindado asesoría y acompañamiento a los pueblos indígenas, en especial a los que viven en resistencia con la llegada de megaproyectos mineros y eólicos al Istmo y también a la tala inmoderada que viven los zoques de Chimalapas.
También fundó 15 bachilleratos maristas y también una universidad de la orden los jesuitas hace 13 años con la cual seis generaciones de jóvenes indígenas de la zona norte del Istmo han logrado seguir estudiando.
Creó dos cooperativas de producción, una de café orgánico que exporta al continente Europeo y otra de ajonjolí, la cual ha mejorado la calidad de vida, pues los integrantes son socios y todos reciben utilidades en partes iguales.