Bernardo Esquinca dedica un cuentario a las deidades, espejo que nos devuelve lo divino
Reyes Martínez Torrijos
La Jornada
El cuentario El libro de los dioses tiene como eje la idea de los dioses antiguos y su permanencia en la escéptica actualidad urbana y busca respuestas sobre lo divino y qué significa para los humanos. Finalmente, esa indagación es un espejo, dice el escritor Bernardo Esquinca en torno a su título más reciente, que se presenta hoy.
El texto reúne relatos sobre “dioses antiguos conocidos, como Lilitu, el gran dios Pan y los sumerios Anunna, y otros que invento, como los durmientes, seres que están en las profundidades del océano esperando volver, o el demiurgo extraño de La hora del mago, una especie de duende maligno que manda sillas para bebé a los hogares y que tiene una música muy hipnótica que obliga a las personas a hacer cosas”, explica Esquinca a La Jornada.
El libro publicado por Almadía también incluye “algunos dioses inventados por otros escritores, como Cynothoglys, creada por Tomás Ligotti, autor muy presente en el ejemplar, que aparece en el relato El hombre de la paradoja”.
Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972) destaca que “en el relato Lilitu se dice esta frase, en la que creo firmemente: ‘Los humanos no pueden vivir sin dioses de la misma manera en que los dioses no pueden vivir sin humanos’. Necesitamos este espejo que nos devuelve lo divino, lo sagrado y, además, para no sentirnos tan desamparados. Eso nos acompaña desde que éramos homínidos y estábamos en cuevas”.
Trata de un comercio representado en todas las mitologías y la literatura en torno a los dioses. Entre personas y dioses hay todo el tiempo transacciones, y ambas partes buscan sacar un beneficio. Me interesaba explorar la relación en la que ambos se necesitan.
En torno al cuento La hora meridiana de Pan, menciona: “estuvo años en mi cabeza, pero no me había sentido listo para escribirlo. Me vino de una lectura de James Hillman, de Pan y la pesadilla. Él desliza esta idea de que podría existir una secta ecologista satánica por adorar al dios Pan, protector de la naturaleza. Esa idea me voló la cabeza”.
Este libro “era el momento justo para abordar este tema: hay unos ecologistas tan preocupados con lo que está pasando que son capaces de llevar su activismo al terrorismo con tal de despertar conciencias. El dios Pan, a diferencia del diablo que se inventó para implantar una moral, representa el instinto dentro de cada uno de nosotros.
Fue uno de los cuentos que más disfruté escribir, aunque se tardó en acomodar en mi cabeza unos 10 años. Tengo especial satisfacción por él. Me gusta su elaboración, su proceso, lo que plasma, los misterios a los que va arrastrando al lector; el tema de los sueños es una cosa recurrente en mi narrativa y el sexoso torcido que suele aparecer. Muchas de mis obsesiones están presentes, pero quiero pensar que está en una óptica distinta.
Sobre la forma en que desarrolla su creación, Bernardo Esquinca explica: Me gustan los finales abiertos, los misterios no resueltos. Siempre he creído que un misterio resuelto cancela la imaginación y uno abierto permite que la mente siga imaginando. Como lector me parece mucho más estimulante quedarse girando alrededor de ese tema.
En el caso de su relato Los durmientes, dice, me interesaba hablar de estas deidades que están en el fondo del mar y van a regresar; no mostrar qué dice el mensaje que mandan, el motivo que cruza todo el relato. El lector se convierte en el investigador, que es el protagonista del relato. A veces soy un poco malvado con mis lectores.
Procesos creativos
En torno a varios de sus personajes ligados a la literatura, el también creador de la saga Casasola menciona: A muchos escritores nos gusta reflexionar no sólo sobre la escritura misma y los procesos de creación, sino de la figura de un escritor, por ejemplo Stephen King, pues este ámbito es muy misterioso. Nos llama la atención de dónde viene la inspiración, de qué se trata, por qué se nos ocurren ideas, por qué entre las que se nos ocurren escribimos unas y otras no.
En su obra también hay personajes “que tienen que ver con lo que observo en los demás o con cosas que quisiera entender. Elegir ciertos personaje tiene que ver con que es muy distinto a nosotros, pero queremos ponernos en esos zapatos; la literatura nos permite hacer ese ejercicio.
“El sueño de la esposa del pescador es una reflexión sobre el miedo a la paternidad. El protagonista me era muy afín porque en el tiempo en que escribí este relato yo acababa de convertirme en papá y estaba lleno de miedos e incertidumbres.”
El libro de los dioses se presenta hoy a las 13 horas con los comentarios de Mariana Enríquez y el autor a través de las cuentas de Facebook de Almadía y de la librería Casa Tomada, así como del canal de YouTube de la editorial.