«Sangre Helada» y el fuerte de Perote

Pasaje oscuro

En Sangre helada, lo paranormal se teje con la historia del campo de concentración creado durante la Segunda Guerra Mundial por el gobierno de México en la fortaleza militar de Perote, en Veracruz, a donde fue llevada buena parte de la población alemana. Uno de los pasajes más oscuros que tiene México es el campo de concentración de alemanes, en Veracruz, y de japoneses, que estaba en Morelos, porque habla del racismo y de la discriminación que ejercemos los mexicanos hacia los otros. Se dio la persecución china a mediados de siglo en los años 40 con los alemanes y japoneses. Hoy día con los centroamericanos, en la manera como los tratamos cuando están buscando una mejor vida, eso es horrible en México. Esta novela fue para hablar de eso.

Empleamos el horror como metáfora para hablar de nuestros errores: Haghenbeck

Para el autor de Sangre helada, en AL hay un auge de esa literatura, porque es la mejor manera de acercarnos a la realidad actual // En su nueva novela fusiona fenómenos paranormales, al dios Xipe Totec y un suceso infame y poco conocido de la historia mexicana

Ericka Montaño Garfias

La Jornada

Latinoamérica vive un auge en la literatura del horror porque ofrece la ventaja de hablar de los errores y horrores del ser humano a través de metáforas, apunta el escritor Francisco Haghenbeck, autor de Sangre helada, donde combina un episodio poco conocido de la historia de México con el renacimiento de un dios prehispánico.

Ese episodio es el campo de concentración para alemanes que el gobierno mexicano estableció en Veracruz. El dios prehispánico es Xipe Totec, el señor desollado.

En este libro, publicado por Océano, quería regresar al género del horror o el género que le llaman ahora fantástico o fantasía urbano-oscura, que me gusta mucho, y uno en los que me siento más a gusto, dice en entrevista vía telefónica.

Quería regresar porque siento que viene un auge de éste género en Latinoamérica, porque nos sirve para hablar de cosas, de los horrores humanos, a través de los terrores paranormales, algo que hizo fantásticamente Mariana Enríquez en el libro que ganó el Premio Herralde; pero hay un sinnúmero de escritores colombianos, peruanos, que están haciendo lo mismo y por ahí va la cosa: podemos voltear a ver nuestros errores del pasado a través del espejo del horror como una metáfora.

El horror ha sido un género que ha permitido entender los miedos de la sociedad. Tenemos a Frankenstein, que era el miedo a la ciencia, o Drácula, el terror a lo extranjero. Son ese tipo de libros los que nos llegan más y se vuelven más universales. Creo que no nos gusta que nos lo digan de frente; entonces, ocupamos el horror como metáfora y creo que funciona muy bien, de maravilla. Las obras que estaba leyendo de Latinoamérica me han abierto los ojos y creo que es la mejor manera de acercarnos a la situación actual.

En este momento parece que a lo que le tenemos horror es a la ciencia, añade el autor de Trago amargo y Deidades menores. “Parece que desconfiamos de todo y que estamos regresando a la época colonial donde los santitos hacen el trabajo, no la ciencia.

Es un poco porque por primera vez no sabemos qué va a pasar en el futuro. Siempre hemos sabido más o menos qué va a suceder, pero ahora no, ni siquiera sabemos cuándo nos volveremos a ver, y eso nos pone nerviosos, muy, muy nerviosos. Es pensar que el humano no tiene controlado el mundo.

Pasaje oscuro

En Sangre helada, lo paranormal se teje con la historia del campo de concentración creado durante la Segunda Guerra Mundial por el gobierno de México en la fortaleza militar de Perote, en Veracruz, a donde fue llevada buena parte de la población alemana. Uno de los pasajes más oscuros que tiene México es el campo de concentración de alemanes, en Veracruz, y de japoneses, que estaba en Morelos, porque habla del racismo y de la discriminación que ejercemos los mexicanos hacia los otros. Se dio la persecución china a mediados de siglo en los años 40 con los alemanes y japoneses. Hoy día con los centroamericanos, en la manera como los tratamos cuando están buscando una mejor vida, eso es horrible en México. Esta novela fue para hablar de eso.

Se conoce poco acerca de ese campo de concentración. “Lo que nos han enseñado es que la Segunda Guerra Mundial parece que a México no le afectó, que es algo lejano y que no pasó nada, que aquí todos estábamos bien contentos viendo películas de Pedro Infante. No es cierto.

“Hay cosas que sucedían, entre ellas ese campo de concentración, la xenofobia, y es la primera vez que nos hincamos ante Estados Unidos, porque antes no había una relación cercana con ese país, era más hacia Francia u otras naciones. Fue después de la Segunda Guerra Mundial que vendimos totalmente el país a Estados Unidos, y somos felices desde entonces.

Estados Unidos envió a Walt Disney a México para que firmara un acuerdo con los aliados para que Mexico proveyera de materia prima y lo logró. Disney estuvo días aquí e hizo que México vendiera todos sus contratos para Estados Unidos, y hoy, casi 75 años después, seguimos sufriendo las consecuencias.

En esta novela, Haghenbeck juega con la presencia del dios Xipe Totec “como metáfora, porque a final de cuentas estoy hablando de ese miedo al extranjero, de que pensaban: ‘van venir los nazis o los japoneses a invadirnos’. A lo mejor teníamos el horror dentro”.

Sangre helada se presenta hoy a las 18:30 horas en la Feria del Libro del Instituto Veracruzano de la Cultura, en una transmisión vía Facebook Live en https://www.facebook.com/IVECFerias/

 

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