Pandemia larga y catastrófica
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La Jornada
Editorial
En momentos en que buena parte del mundo enfrenta un rebrote en contagios y defunciones provocadas por el Covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS)echó un nuevo balde de agua fría sobre la opinión pública internacional, al señalar que el reciente estreno de la vacuna para prevenir esa enfermedad y el comienzo de las inoculaciones masivas no van a traducirse en la generación de una inmunidad de rebaño en el curso de este 2021.
Aunque elogió el “increíble avance” logrado por los científicos que desarrollaron con una premura sin precedente más de media docena de vacunas seguras y eficaces, Soumya Swaminathan, directora de científicos de la OMS, afirmó durante una rueda de prensa realizada ayer en Ginebra que “no vamos a alcanzar ningún nivel de inmunidad de la población” en el año que acaba de empezar, pues tomará tiempo producir y aplicar el número de dosis requerido para frenar la propagación del virus.
“No es únicamente cuestión de millones, pues aquí estamos hablando de miles de millones”, dijo la funcionaria.
Lo anterior significa que será necesario mantener, al menos por 12 meses más, el distanciamiento social, la utilización de mascarillas, así como el resto de medidas de higiene estipuladas para prevenir las infecciones de coronavirus.
Atrás quedan, pues, las expectativas de un retorno a la vida laboral y cotidiana como se conocía hasta antes del surgimiento de la pandemia.
La humanidad, y la sociedad mexicana en particular, deben asumir que el trabajo, el comercio, la educación, la política, la cultura, los deportes, los actos religiosos, las relaciones sociales y familiares, los viajes y el ocio –en suma, el conjunto de la vida en sociedad– han quedado trastocados por un periodo mucho más largo que el que se pensó al comienzo de la pandemia.
Las inoculaciones que ya están siendo aplicadas y las que están por lograr la aprobación de las autoridades sanitarias de diversas naciones resultan indispensables para lograr una reducción drástica de los contagios; sin embargo, ello no ocurrirá en los próximos meses.
Esta desalentadora perspectiva –que tiene como correlatos la intensificación de las infecciones, la saturación de hospitales en diversos países y el elevado número de fallecimientos por coronavirus– obliga a todos los países a reformular sobre la marcha su quehacer en prácticamente todos los ámbitos.
El más preocupante, sin duda, es el de la economía, de por sí devastada por casi un año de cierre de actividades no esenciales, y en el que se abrigaba la esperanza de una rápida vuelta a la normalidad una vez que empezara la inoculación masiva con las nuevas vacunas.
Pero el anuncio formulado ayer por la OMS hace evidente que hay giros que no podrán funcionar como lo habían venido haciendo hasta los primeros meses del año pasado y deberán, en cambio, prescindir en la medida de lo posibles de contactos presenciales.
El desafío, en suma, es de escala civilizatoria. Ante esta pandemia de ciclo largo y devastador, las sociedades deben reinventarse.