En el chopo
Javier hernández Chelico
La Jornada
Amable y siempre con una sonrisa en el saludo, Arturo Castelazo se dedicó a hacer amigos en el medio que ejerció desde muy chavo, el periodismo musical. Reportero y rocanrolero de coraza, Arturo asistía igual a una conferencia de prensa en pomadoso salón en un hotel de cinco estrellas, que a una modesta oficina para la presentación de un disco de alguna banda subterránea.
Empezó a destacar en el periodismo cuando propuso al señor Arnulfo Flores la publicación de una revista con un nombre muy provocativo e irreverente, Conecte. Esta palabra tenía un significado especial en el lenguaje de la onda de aquellos años: conecte –necte– era quien rolaba, entre la chaviza, el joint, el toque, el café y echaba aguas para que Javier no apañara al personal.
Como es sabido, la revista circuló y, después de unos años de dirigirla, Arturo decidió trabajar por su cuenta y publicó Enchufe, Rockmanía y Toca Rock, además en algunos libros. Todo, alrededor de lo que era su pasión: el rock.
A la par, llevó a cabo actividades alternas, pues fue promotor de conciertos y junto con sus hermanos entregaba la Medalla Phonos a lo mejor del rock mexicano.
No podemos olvidar una de sus últimas acciones en la que demostró su bonhomía: participó en un proyecto en apoyo a Kiko Rodríguez, el cantante de Bandido; un dato más: sus revistas aún circulan en algunos puestos del Tianguis del Chopo donde Toca Rock tuvo su propio puesto. Sólo resta desearle a Castelazo mucha luz en el camino que emprendió el pasado martes 16 de febrero.
Amor-odio rocanrolero
La división entre las diferentes corrientes rocanroleras sólo desaparece cuando se cuestiona la valía de alguna agrupación. No importan el trabajo y el camino transitado. Ver el documental Panorama –actualmente, en Netflix– nos hizo reflexionar sobre lo anterior: las primeras escenas son grabadas por una cámara digital en el Tianguis del Chopo el sábado 23 de marzo de 2002. Ahí se puede ver cuando León Larregui anuncia “En cinco minutos empezamos”, mientras Sergio Acosta se pasea nervioso en el escenario del foro Radio Chopo, instalado a ras de piso. Las imágenes son el testimonio de la presentación de Zoé aquel mediodía en terrenos choperos. Doce años después, el 8 de noviembre de 2014, la misma banda se presentó en el Foro Sol ante miles de seguidores. Otro caso es Maná, agrupación tapatía, cuyos cimientos están en el grupo Sombrero Verde. En sus inicios, Fher y compañía llegaron a viajar en tren por falta de varo y 15 años después ya eran grandes vendedores de discos y hacían giras internacionales. A la lista se puede agregar a Caifanes, quienes han sido una banda controversial desde sus inicios; primero, por la imagen de sus integrantes, después porque el éxito lo alcanzaron con La negra Tomasa y posteriormente, por la propiedad del nombre, circunstancia que hizo desaparecer a Caifanes un buen de años. Claro, por ahí hay más agrupaciones en esta relación amor-odio entre grupos y seguidores del rock mexicano. Salú.