La Basílica de Nuestra Señora de la Soledad se localiza en la ciudad de Oaxaca de Juárez, al sureste de México. Fue construida entre 1682 y 1690, y es un santuario dedicado a la Virgen de la Soledad, patrona de la ciudad de Oaxaca. La construcción es de estilo barroco, y es característica su escasa altura, como una estrategia constructiva para prolongar la vida útil del templo, en una región donde los terremotos habían destruido para la fecha de su edificación varios edificios importantes. La Basílica de la Soledad forma parte del Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en el año 1987.
La Basílica de La Soledad posee una planta de cruz latina y tiene un diseño antisísmico, puesto que para cuando inició su construcción, algunos edificios de Oaxaca habían quedado arruinados por varios temblores que padeció la ciudad. El material esencial del edificio es la cantera verde, una piedra muy común en algunas partes de Oaxaca. En contraste, la magnificente portada fue realizada en cantera amarilla, y está ligeramente salida hacia el atrio del templo en comparación con los campanarios. Esta portada tiene un diseño de biombo, y consta de tres cuerpos y Frontón; Al centro del primer cuerpo de la fachada encontramos el vano de acceso(un arco de medio punto con clave), las en juntas del vano con ciertos elementos fitomorfos y flanqueado por dos columnas de fuste estriado y capitel dórico, así como cuatro hornacinas con arcos poligonales y peana;donde encontramos la representación de San Pedro, San Pablo, San Agustín y Santa Rosa de Lima, esculturas flanqueadas por sendas columnas de fuste estriado y capiteles dóricos, resaltan así mismo en el primer cuerpo el uso de triglifos y metopas. En el segundo cuerpo de la portada del edificio, sobre la entrada principal, hay un relieve que representa a la Virgen María, arrodillada y llorosa, al pie de la Santa Cruz, un cráneo humano y pequeñas ramas de arbustos, representando la vida después de la muerte y al fondo un relieve del pueblo de Jerusalén. Se distinguen así dos pequeños ángeles a los costados, el primero de ellos que recuerda a la Verónica, por el manto con el rostro de Cristo en él, otro parece aludir al arcángel San Miguel. Así como cuatro hornacinas de arco conopial y peanas; la representación en estos de Santa Ana, San Joaquín, San Juan Evangelista y Santa Lucia, enmarcados por columnas tritostilas y capitel jónico. Al centro del tercer cuerpo tenemos la puerta del coro (arco poligonal) a los costados la representación de la anunciación de la Virgen María, con el arcángel Gabriel de un lado y a la virgen hincada del otro, dos hornacinas con elementos de concha, representado en su interior por esculturas a San Sebastián y Santa Isabel, a los costados en dos pequeños relieves; la representación de San Nicolás Bari y San Nicolás Tolentino. En el último cuerpo, un relieve alusivo a la Asunción de María.
Virgen María, arrodillada y llorosa, al pie de la Santa Cruz.
En el interior encontramos muestras de la pintura barroca europea de la época; el éxtasis de San Agustín, María Magdalena, Santa Teresa, Santa Catalina mártir, San Jerónimo y Santa Úrsula.
Dos bóvedas de cañón cubren el edificio. En la unión de las bóvedas del transepto con la de la nave principal se levanta una cúpula ochavada, cuya superficie exterior está recubierta por azulejos. Su festividad es el 18 de diciembre.