El saber medicinal indígena se pierde al extinguirse las lenguas

El saber medicinal indígena se pierde al extinguirse las lenguas

ESTUDIOS SOBRE BOTÁNICA

Entre el  73% y el  91% de los conocimientos sobre las plantas medicinales de América del Norte y la Amazonia son lingüísticamente únicos, es decir, solo se conocen en una lengua.

Rodrigo Camara, conocimiento indígena medicinal

Indígena Cofán cosecha la fibra de la palmera ‘Astrocaryum chambira’, en el rio Aguarico, en la  Amazonia ecuatoriana

Rodrigo Cámara-Leret

La mitad de todos los conocimientos sobre las plantas medicinales que poseen los pueblos indígenas están amenazados de desaparición por los procesos de extinción que sufren las lenguas vernáculas. Son las estimaciones de Rodrigo Cámara-Leret y Jordi Bascompte, del departamento de Biología Evolutiva de la Universidad de Zurich, que han publicado eun interesante estudio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Su trabajo ha analizado 3.597 especies medicinales y 12.495 servicios medicinales asociados pertenecientes a 236 lenguas indígenas en América del Norte, noroeste de Amazonia y Nueva Guinea. Este análisis parte de la constatación de que el lenguaje es uno de los rasgos que ha permitido a la humanidad transmitir el conocimiento sobre la biodiversidad de la naturaleza, utilizarla como farmacia y describir las plantas que le sirven para curar o matar.

Sin embargo, la mayoría de estas lenguas no se registran por escrito; y muchas no se transmitirán a la próxima generación. Los lingüistas estiman que el 30% de todas las lenguas (más de 7.400) desaparecerán a finales del siglo XXI.

«Encontramos que más del 75% de todo el conocimiento medicinal es lingüistícamente único y por tanto no se comparte entre idiomas en cada región», dice.

Concretamente, el trabajo de estos botánicos concluye que el 73%, el 84% y el 91% respectivamente de los servicios de plantas medicinales de América del Norte, Nueva Guinea y Amazona son lingüísticamente únicos, es decir, solo se conocen en una lengua.

Rodrigo Camara, conocimiento indígena medicinal

Un hombre Yucuna mira las tierras indígenas que habita en la Amazonía, donde se predice que muchas lenguas se extinguirán a fines del siglo XXI

Rodrigo Cámara-Leret

Por eso, exploraron cuánto conocimiento lingüísticamente único puede desaparecer a medida que las lenguas o las plantas se extinguen.

Así descubrieron que las lenguas amenazadas sustentan más del 86% de todo el conocimiento único en América del Norte y la Amazonia. Por su parte, en Nueva Guinea, el 31% de todo el conocimiento único se da en lenguas amenazadas, aunque estudios más recientes apuntan que en esta isla la proporción de lenguas amenazadas puede ser mayor.

Por el contrario, menos del 5% de las especies de plantas medicinales estaban amenazadas como especie.

Rodrigo Camara, conocimiento indígena medicinal

Un hombre del grupo indígena Cofán; su lengua se llama A’ingae y es una lengua «aislada» que no tiene un parentesco genealógico con ninguna otra lengua viva

Rodrigo Cámara-Leret

Para evaluar esto, consultaron el catálogo Glottolog de las lenguas del mundo para obtener información sobre las amenazas lingüísticas y la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN para obtener información sobre la amenaza de las especies de plantas medicinales.

 “Existe una gran cantidad de conocimiento lingüístico único asociado a idiomas individualmente, y este conocimiento está más asociado a lenguas amenazadas que a plantas amenazadas”, dice Rodrigo Cámara, quien apunta otra reflexión. “Casi todos los esfuerzos de conservación se centran en el componente biológico, pero no se debe relegar el conocimiento que han adquirido estas sociedades indígenas», dice.

Conservar una lengua lleva implícito pues, mantener un acervo cultural que incluye el saber medicinal.

 “Dado que hay tanto conocimiento restringido en cada lengua y éstas están amenazadas, se requiere repensar cómo afrontamos la conservación”, añade Cámara-Leret.

Rodrigo Camara, conocimiento indígena medicinal

Indígena Macuna en su canoa, en el río Apaporis, en la Amazonia colombiana.

Rodrigo Cámara-Leret

El botánico explica diversos ejemplos de plantas para usos medicinales; se refiere por ejemplo al látex que los pueblos indígenas  de la Amazonia (entre Ecuador y Colombia) extraen de la planta Euphorbia hirta (de la misma familia que el caucho), para tratar desinfecciones fúngicas.

También en esta región, hay muchas plantas que se utilizan como tóxicos, puesto que tienen unos compuestos que inhiben la respiración de los animales, como los curare, que se empleaban antes para ponerlos en las puntas de los dardos  para cazar de manera silenciosa, por ser mucho más eficaces que los rifles, pues no espantan a las manadas de monos. Estas sustancias se usan también como ictiotóxicos para pescar en pequeñas lagunitas o ríos. El veneno obtenido de las plantas interfiere la respiración de los peces.

También se refiere al uso de otra sustancia alucinógena, utilizada por los indígenas macú en la cabecera del río Negro (entre Colombia y Brasil) en ceremonias rituales.

¿Qué porcentaje de conocimiento de estos servicios medicinales están amenazados con la desaparición de lenguas que también puede extinguirse?

Contesta Bascompte: «No hemos hecho el cálculo, pero podemos hacer ese ejercicio mental. Uno podría inferir que hasta el 50% del conocimiento medicinal; y, quizás más todavía porque probablemente esa una estima conservadora; se parte de la base de que hasta que no se extingue una lengua, ese conocimiento perdura; pero aun cuando permanezca el lenguaje, se pierde el aprendizaje por parte de los niños de ese valor de la naturaleza. O sea, la mitad del conocimiento puede haberse perdido…», reflexiona el botánico en voz alta.

Este estudio es un ejemplo de cómo la pérdida de diversidad “biocultural” (biológica y cultural) destruye las muchas formas en las que la especie humana ha aprendido a vivir en el planeta

Victoria Reyes García

Antropóloga, profesora de Investigación ICREA en el Institut de Ciència y Tecnologia Ambientals de la UAB

“El trabajo de Cámara-Leret y Bascompte muestra que la diversidad biológica y la diversidad cultural están íntimamente relacionadas”, señala Victoria Reyes García, antropóloga profesora de Investigación ICREA en el Institut de Ciència y Tecnologia Ambientals. La pérdida de diversidad cultural (de lenguas, saber medicinal y otros conocimientos tradicionales) lleva aparejada un pérdida de diversidad biológica (por ejemplo, se dejan de cultivar especies, o manejar ecosistemas).

Y, en sentido inverso, “la pérdida de diversidad biológica conlleva pérdida de diversidad cultural (no se puede usar una planta medicinal que se ha extinguido)”. En este sentido, “los resultados de este estudio son solo un ejemplo de como la pérdida de diversidad “biocultural” (biológica y cultural) destruye las muchas formas en las que la especie humana ha aprendido a vivir en el planeta”.

Más allá del conocimiento medicinal, como explica este artículo, “la pérdida de la diversidad biocultural reduce la capacidad de la especie humana a adaptarse, incluyendo algo que tiene una importancia crítica en el momento en que nos encontramos: la capacidad de encontrar soluciones a los problemas ambientales actuales”, concluye Reyes.

«Conocimientos únicos»

«Los hallazgos de este estudio indican que cada lengua indígena aporta conocimientos únicos sobre los servicios medicinales que brinda la biodiversidad», dicen estos investigadores. Desafortunadamente, el estudio indica que la pérdida del lenguaje será aún «más crítica para la extinción del conocimiento médico que la pérdida de biodiversidad».
El estudio es muy oportuno, ya que las Naciones Unidas han declarado 2022-2032 como el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas para crear conciencia mundial sobre la situación crítica de muchas lenguas indígenas. Los próximos pasos «se requerirá movilizar recursos para la preservación, revitalización y promoción de estas lenguas amenazados», señalan Cámara y Bascompte. Además, el lanzamiento de esfuerzos participativos comunitarios a gran escala será crucial para documentar el conocimiento médico en peligro antes de que desaparezca.