Fallece Javier Martínez Osornio, un sanador de cuerpos y almas
Vicario Episcopal de la Diócesis de Querétaro
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Javier Martínez Osorio ingresó al Seminario Conciliar desde pequeño. Obtuvo diversos cargos en la Diócesis de Querétaro
Carlos Uriegas
A la edad de 79 años y con 53 años de labor sacerdotal, murió monseñor Javier Martínez Osornio, un personaje entrañable para sus fieles, conocido por su alegría permanente, pero también por su firmeza y claridad para hablar, pero sobre todo por ser sanador de personas en sus dolores físicos y espirituales.
Raíl Juárez Rangel, cuñado del monseñor, lo recuerda con mucho cariño y destaca cómo con su labor de 53 años se ganó el cariño y el respeto de sus feligreses.
Hijo de José Guadalupe Martínez Martínez, y Natividad Osornio, nació el 29 de noviembre 1941 en el Barrio de la Cruz, en la calle de 5 de mayo. Fue el tercero de 11 hermanos, seis mujeres y cinco hombres y compañero de pasos hacia el reino de Dios junto a su hermano, monseñor José Guadalupe, quien es el vicario de la Catedral de Querétaro.
“Desde muy niño quiso ser sacerdote, desde que iba en cuarto de primaria y entró con su hermano José Guadalupe, quien también se hizo sacerdote, al Seminario Menor en la calle Vergara, donde estudió cuatro años”, comparte don Raúl Juárez.
Visiblemente emocionado, Raúl Juárez comentó que al casarse con su hermana Martha Martínez Osornio se tomaron confianza, a grado tal de considerarlo un hermano más y parte importante de su familia, a la que monseñor acompañaba año con año a vacacionar a alguna playa de México.
“Siempre nos acompañaba en las vacaciones. Le gustaba mucho ir a Mazatlán y a Ixtapa, por 40 años nos acompañó en las vacaciones”.
Con una altura de 1.83 metros se aficionó y practicó basquetbol a buen nivel, siendo este deporte, y la pobre amortiguación de los tenis “Super faro” una de las razones para que se lastimara y tuviera que ser operado de la cadera.
Ya en el seminario se hizo devoto guadalupano, y ya ordenado sacerdote, estuvo por varios años en la Sierra, en Pinal de Amoles hasta llegar a la catedral.
“De la Sierra se fue a Tequisquiapan, luego al Seminario conciliar y luego a la iglesia de Cristo Rey donde lo recuerdan con mucho cariño; también estuvo en Pentecostés, en la Catedral. Hay gente que decía que era un santo, ya que cuando oficiaba la misa se alcanzaba a ver una aureola sobre su cabeza, además de que mucha gente lo buscaba ya que sanaba a las personas”, comentó su cuñado Raúl, quien compartió una frase que decía mucho monseñor Javier Martínez Osornio: “Dios es el que hace las cosas, a mí sólo me toca asistir a los enfermos y orar por ellos”.
“Su labor de ayuda social fue destacada ya que fue fundador de Caritas en Querétaro y siempre estuvo dispuesto a ayudar en lo que pudiera a sus semejantes y en sus homilías destacaba el amor a Dios y a la familia, con su voz clara, exigente y justa”.
Su alegría siempre presente y sus palabras de aliento serán recordadas en el mundo terrenal, en el cual no ocultó su afición a las Chivas del Guadalajara y a degustar una sabrosa carne asada procedente del norte del país.
Don Moseñor Javier Martínez Osorio será velado toda la noche en la catedral queretana, para posteriormente ser cremado y el miércoles a las 17:00 se tiene programada una misa para posteriormente colocarlas en un nicho junto a sus padres.